Buceo en Isla Chañaral: 20 metros de viaje submarino retratado en acuarela
Quién iba a imaginar que en este planeta existía un mundo paralelo. Bajo la línea del horizonte, existen bosques y selvas marinas habitados por criaturas que ni se imaginan. Una luz distinta, otra paleta de colores. Un ritmo diferente al de la superficie de la tierra. Los cardúmenes se mueven organizadamente al son de la marea… interrumpiendo de súbito y cambiando el compás, como si cada pez hubiese tenido la misma inquietud a la vez. Entre los huiros se asoman los residentes del mar. Nos miran. Se esconden. Pasan nadando por nuestro lado como que no somos importantes, y la verdad es así. En ese mundo subacuático, nosotros somos el extranjero.
Bucear es atravesar un umbral. En la vastedad del océano nos sumergimos sin ego, resguardando la respiración en acto de máxima humildad. No hay presencia humana, sin embargo; en la infinitud del paisaje submarino, no estaremos nunca tan conectados con nuestra propia persona.
Navegamos mar adentro en dirección a la Isla Chañaral. En este lugar del mapa, 3 islas (Chañaral, Damas y Choros) componen la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, administrada por CONAF desde el año ‘95 para proteger la nidificación del Pingüino de Humboldt. El perímetro de 1 milla náutica (1852 m) bordeando cada isla es lo que se conoce como Reserva Marina Isla Chañaral, administrada esta vez por SERNAPESCA, y cuyo objeto de conservación es el ecosistema marino.
Armados de un traje de neopreno, botellas de aire y mascarillas, nosotros -”los de arriba”- nos zambullimos a explorar su biodiversidad marina, que invita e hipnotiza cual canto de sirena. La isla cuenta con 23 puntos de buceo que, por el hecho de estar protegidos, nos desplegarán abundancia y riqueza de especies; en otras palabras, cantidad y variedad de flora y fauna marina.
Ahí abajo, los bosques de macro algas se presentarán como la estructura primordial de ecosistema, hospedando peces -como castañetas, rollizos, bilagay, pejeperros (entre otros), esponjas, actinias coloniales, estrellas y soles, nudibranquios, crustáceos, y mamíferos marinos de mayor envergadura, como lobos de mar fino y común, chungungos, y las reinas de las profundidades: las ballenas.
¿Con ganas ya de sumergirte?
Caleta Chañaral de Aceituno, el punto de zarpe hacia Isla Chañaral cuenta con 3 centros de Buceo con quienes puedes bucear, aprender y certificarte. Mi experiencia fue con Amniota Divecenter, donde realicé algunas de mis primeras inmersiones y el curso de introducción.
¿Cómo elegir tu centro de buceo? Donde sea que lo hagas, la palabra clave es confianza. Revisa que el equipamiento técnico (botellas, trajes, máscaras, botes) esté en impecable estado y establece una relación cómoda y agradable con los instructores que van a guiarte.
Bucear es una actividad que va a abrirte los ojos y los sentidos a otra dimensión de la naturaleza, pero por supuesto conlleva riesgos si no se toman las precauciones necesarias.
¿Es necesario realizar un curso para bucear? No. Tu primera experiencia se llamará Bautismo. Irás de la mano con un instructor que te sumergirá en un paseo submarino sin que tengas que preocuparte de nada más que sostener la respiración y maravillarte de las bellezas del océano profundo.
¿Es difícil? Para nada. El principal desafío es mantener la calma, una respiración constante y manejar la comunicación básica para entenderte con tus compañeros bajo el agua a través de señas.
¿Cómo sigue? Seguro que te atrapa y te quedas con ganas de más. Puedes “bautizarte” todas las veces que quieras, pero para ir más profundo y soltar la mano del instructor, deberás aprender las bases del buceo y obtener una licencia.
El primer curso se llama OPEN WATER y te enseñará a desenvolverte en el agua: regular tu flotabilidad, manejar del equipo y los ejercicios básicos de auto rescate. Esta es la primera certificación a la que puedes optar, y la licencia te permitirá bucear en todo el mundo de manera autónoma.
Aunque existen varias opciones de certificadoras (como PADI o CMAS) , mi decisión fue RAID, ya que su programa prioriza el trabajo de la flotabilidad desde el primer curso, y Amniota Divecenter trabaja complementariamente la sensación de confianza bajo el agua.
¿Sabías que bucear podría generarte un poco de angustia o incluso pánico bajo el agua? Como no es nuestro medio, la mente puede traicionarnos con sensaciones de ahogo o claustrofobia; me pasó en uno de mis bautizos. Como me fascina el mar y es además uno de mis objetos de estudio, era importante para mí no quedar marcada por esa experiencia; y me sentí muy acogida en una escuela cuyos valores estaban fundados en respetar los tiempos de aprendizaje de cada persona y desarrollar por sobre todo la afectividad para con el océano.
¿Cómo describir las impresiones que me dejó aquel paseo bajo las aguas? Las palabras no alcanzan a contar tales maravillas cuando incluso el pincel es incapaz de reflejar los efectos particulares del agua ¿Cómo reproducirlos con la pluma?” , 20,000 Leguas de viaje submarino, Julio Verne
Como ilustradora naturalista, intento rendirle honores ilustrando a los residentes de esas islas, mientras espero con ansias el próximo destino que seguramente elegiré no solo en base al paisaje terrestre, si no también al submarino.
Fotos submarinas @urayaku
Texto & Ilustraciones, Antonia Reyes @antoniapajarito / antoniareyes.com
Amniota Divecenter
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