Iníciate como naturalista urbano con las aves del Parquemet, las grandes maestras para aprender sobre la biodiversidad de la ciudad
Si solo identificas a las palomas, y deseas aprender sobre la naturaleza en la ciudad, esta iniciación es para ti. Las aves son grandes maestras para los futuros naturalistas urbanos, en especial en el Parque Metropolitano, uno de sus principales refugios en Santiago, donde encontrarás especies comunes, poco frecuentes e inclusive de la montaña. Chincoles, águilas, picaflores, loicas, o los fío-fío que llegarán pronto de la Amazonía, son algunos de ellos. En su honor, el Parquemet lanzó una guía de aves, fondos de pantalla y dibujos coloreables. Además, te contamos lo que debes saber sobre la avifauna de este pulmón verde, que reabrió sus puertas, y las recomendaciones para que pajarees como un profesional, incluso desde tu casa. Recuerda: no es necesario viajar a un remoto parque nacional para aprender sobre biodiversidad.
No cabe duda de que, en estos tiempos de confinamiento, los habitantes de la selva de cemento hemos aprendido a valorar aún más el indispensable contacto con la naturaleza, la cual es fundamental para nuestra salud física y mental. Aunque nos quejemos del paraíso de concreto llamado Santiago, no olvidemos que aquí resisten bastiones verdes como el cerro isla Tupahue – “centinela” en quechua -, más conocido en la actualidad como Cerro San Cristóbal.
Luego de cinco meses de haber cerrado por la pandemia, el Parque Metropolitano de Santiago (Parquemet) – conformado por Tupahue y otros cerros – reabrió sus puertas el 19 de agosto con todas las medidas sanitarias correspondientes, y por primera vez en sus 100 años, admitiendo solo el ingreso de peatones. Ha sido en este periodo de menor bullicio y tránsito humano en el que notaron una mayor pujanza en una de sus más insignes moradoras, las aves.
Es por ello que, en este periodo de transición, el parque urbano más grande de Latinoamérica se ha convertido en un sitio aún más privilegiado – de lo que ya era – para conocer a las aves que viven en la capital junto a nosotros. Chincoles, raras, chunchos, águilas, viuditas, loicas e incluso los fío fío que vienen viajando desde la Amazonía, son algunos de los tantos vecinos que puedes conocer, para caer en cuenta que, cuando hablamos de pájaros, vamos más allá de las regordetas palomas de la plaza que se disputan migas de pan.
“Gracias a la disminución de la contaminación acústica, al no permitir el ingreso de vehículos y la disminución de visitantes, especialmente al restringir el ingreso de ciclistas, han permitido crear un ambiente de calma y tranquilidad dentro de Parquemet que hace posible tener una experiencia de mayor contacto con la naturaleza. Ahora es posible avistar una mayor cantidad de aves que se posan tranquilamente en los árboles que adornan esta cadena de seis cerros que conforman nuestro Parque Metropolitano de Santiago”, nos cuenta Martín Andrade, director del Parquemet.
De hecho, recientemente el Parquemet lanzó una guía de campo de aves para teléfono móvil titulada “Pajaronea como profesional”, la cual entrega información básica e ilustraciones sobre algunas de las aves nativas y exóticas que habitan en este pulmón verde, y que también es posible ver en el resto de la ciudad. Además, puedes descargar fondos de pantalla para celular y dibujos para colorear inspirados en estas criaturas.
Dicho todo esto, ha llegado el momento de iniciarte en el misterioso y plumífero mundo del Parquemet.
El refugio santiaguino de las aves
Hace unas décadas, el Parque Metropolitano no lucía tan verde como lo vemos ahora. Más bien se parecía a otros cerros como el Renca o Chena, producto de la erosión. Pese a ello, actualmente proporciona distintos tipos de hábitats para varias especies de plumíferos. Además, al estar conectado con los Andes, facilita el acceso de aves que frecuentan las altas cumbres.
Así lo explica Ariel Cabrera Foix, egresado de Biología Ambiental y miembro de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre (ROC), quien detalla que “actualmente la flora del lugar es una combinación de especies exóticas y nativas, donde podemos encontrar una gran diversidad de aves para un lugar ubicado en pleno centro de la ciudad, debido a los distintos ambientes que presenta a lo largo de su extensión. Además, al estar conectado a la cordillera, a diferencia de otros cerros isla, sirve para que especies propias de la montaña puedan adentrarse en la ciudad. La expansión de los límites urbanos ha reemplazado ambientes de bosques y matorral precordillerano y en las laderas de cerros, y amenazado los últimos bosques de Santiago, como El Panul”.
Cabrera guía salidas de iniciación de la ROC para quienes deseen aprender a avistar aves en distintos parques urbanos de la capital, entre ellos el Cerro San Cristóbal, en el Parquemet, un lugar privilegiado donde es posible encontrar entre 50 y 62 especies, aproximadamente, según los datos de catastros del equipo del Parquemet y de plataformas de ciencia ciudadana como eBird.
Al respecto, Cabrera detalla que “gracias a la plataforma eBird, es posible ver que en el Parque Metropolitano se han reportado poco más de 60 especies (62), lo cual lo convierte en el segundo parque con mayor diversidad de aves dentro del radio urbano de Santiago, superado sólo por el Parque Bicentenario de Vitacura con 74 especies, el cual igual está pegado al Cerro San Cristóbal. En cambio, otros parques y cerros urbanos que podemos visitar se encuentran más aislados y poseen menos especies: Parque Bicentenario de Cerrillos (42), Parque O’Higgins (39), Parque Quinta Normal (38), Cerro Santa Lucía (35) y Cerro Blanco (35)”.
Una de las bondades del Parquemet es que proporciona una amplia variedad de hábitats y “estructuras” para las variopintas especies de aves, por ejemplo, árboles, enredaderas, arbustos y plantas de menor tamaño. Esto contrasta con numerosas áreas verdes en Santiago con poca diversidad de ambientes debido a la marcada intervención humana, como aquellas donde solo hay pasto a nivel del suelo y árboles altos en la parte superior, sin vegetación intermedia.
“El Parque Metropolitano a lo largo de su extensión tiene distintos ambientes que las aves pueden usar, lo que favorece una mayor diversidad, partiendo por la división de ladera norte y sur; siendo la primera más árida y similar a como son los demás cerros y la segunda con mayor cantidad de árboles. El Jardín Mapulemu y el Anfiteatro Pablo Neruda son zonas con una buena diversidad de especies. Como mencioné, estar conectado a otros cerros hacia el norte aporta también a la diversidad, ya que especies propias de cerros y montaña puedan aparecer, como el canastero (endémico), turca (endémica), tortolita cordillerana, ¡incluso el año pasado me sorprendió un cóndor en la cima donde está la virgen! Es un fantástico lugar para visitar donde se pueden ver muchas especies de aves, sin tener que viajar tan lejos y ver especies que son poco comunes en la ciudad”, asegura Cabrera.
Nuestras vecinas
No importa si eres grande o chico: nunca es tarde para pajarear y aprender sobre la naturaleza presente en las ciudades, más aún a través de nuestras aliadas aladas.
¿Por qué vale la pena?
Porque el avistamiento de aves ofrece una valiosa oportunidad para la educación científica y ambiental. No solo aprenderás sobre ellas, sino también sobre sus ecosistemas e interacciones con otras especies, como por ejemplo los insectos. Conocer a nuestros vecinos es una indiscutible necesidad, así como un paso clave para la buena coexistencia entre humanos y biodiversidad urbana.
Por ello, puedes empezar por descargar en tu teléfono móvil la guía “Pajaronea como profesional” del Parquemet, donde conocerás de forma muy sencilla a algunas de las especies más fáciles de ver, tanto en sus dependencias como en el resto de la capital, por ejemplo, el chincol, el chercán, el zorzal y el tordo, entre otros.
La guía del Parquemet incluye dibujos que muestran el dimorfismo sexual presente en algunas aves, es decir, las diferencias en la fisonomía entre machos y hembras de una misma especie, como por ejemplo, en la coloración del plumaje. “Estamos realizando ilustraciones científicas de cada una de estas especies y en algunos casos ilustramos el macho y la hembra de algunas especies, para educar también de las diferencias que se muestran, en colores y tamaños. La idea es compartir estas aves con nuestros visitantes y que puedan aprender a distinguir y a cuidar nuestra fauna nativa”, indica Andrade.
Como detallaremos más adelante, también es necesario prestar atención a los sonidos, ya que hay especies que son más fáciles de escuchar que de ver, como es el caso del carpinterito, el rayadito o el picaflor chico que llega a la ciudad durante el invierno.
Quizás puedas presenciar a la tenca, la curiosa vecina que imita las vocalizaciones de otros plumíferos como los chercanes, loicas, zorzales y tordos.
Asimismo, en este parque urbano es posible registrar especies más comunes de los cerros, como la codorniz (introducida), el aguilucho y la torcaza.
Un aspecto importante es que se acerca la primavera, época ideal para la observación ya que aumenta la actividad de la avifauna, en el sentido de que se mostrarán y vocalizarán más.
“Especialmente ahora que comenzará la primavera es cuando aún quedan algunos picaflores chicos en la ciudad y nos visita la viudita antes de volver al sur. En los próximos días llegarán los fío-fío, que regresan desde la Amazonía para reproducirse en nuestro país”, añade el egresado en Biología Ambiental.
Incluso, tendrás la oportunidad de admirar a especies mucho menos frecuentes de ver en otros sectores de la urbe, como más rapaces y aves endémicas de Chile, es decir, que solo existen en nuestro país.
Al respecto, Cabrera puntualiza que “en el Parque Metropolitano, comparado con los alrededores, es más fácil registrar águilas, que, aunque hay registros en pleno centro, en el cerro es más probable verlas. La codorniz prefiere estos ambientes con matorrales, por lo que sería muy raro verla en una plaza, aunque esté cerca del cerro. El canastero chileno es una especie endémica, cuyo canto particular ayuda a ubicarlo entre la vegetación, es un ave que no verás en ningún parque o plaza de Santiago, y el cerro San Cristóbal permite que se adentre a la ciudad, pero sin salir de él. Otras especies endémicas que se han avistado en el cerro son la turca, la perdiz chilena e incluso tapaculo, aunque son raras de registrar”.
Sin duda, un espacio idóneo para conocer a las vecinas en su gloria y majestad, aunque en periodo de confinamiento, también puedes pajarear desde tu casa.
Prepárate para pajarear como profesional
Si quieres llevar a tu pajarero interior al siguiente nivel, puedes descargar fondos de pantalla para tu celular de las aves que viven en Parquemet, así como bajar e imprimir las ilustraciones de queltehue, tenca, fío-fío y zorzal para colorear en solitario o en familia.
Si tienes binoculares, ¡enhorabuena! Ya cuentas con una excelente aliada para tu jornada, ya sea si pajareas desde tu patio o ventana en caso de encontrarte en cuarentena, o en salidas controladas si el contexto mejora y se cumplen todas las medidas sanitarias de forma estricta. Asimismo, existen varios libros sobre aves chilenas que puedes buscar en lugares como Libro Verde.
De todas formas, si bien existen accesorios y materiales útiles para pajarear de forma óptima, el integrante de la ROC destaca que lo primero es saber usar nuestros sentidos.
“Algo que hemos aprendido y puesto en práctica en las salidas de iniciación que hacemos, es que uno podría pensar que para observar aves es imperativo tener binoculares, o comprar una guía de campo, ojalá contar con una cámara con gran alcance, pero lo primero y más importante son nuestros propios sentidos: nuestros ojos y oídos”, asegura.
La idea es aguzar el oído y aislarnos del ruido de la ciudad, con el fin de detectar al ave que canta desde un árbol y las particulares vocalizaciones de cada especie. Mientras tanto, si dejas de lado al santiaguino ensimismado, y observas con atención el entorno y sus habitantes, podrás aprender a leer las distintas conductas de estos animales, como la búsqueda de insectos o semillas, pugnas territoriales, entre tantos otros elementos que enseñan los hábitos de estas criaturas.
Cabe destacar que en ocasiones no verás al pájaro, pero sí lo podrás escuchar, como puede sucederte con el carpinterito o el rayadito. Para aprender las vocalizaciones de cada especie, entrena el oído con plataformas como Xeno-Canto, una iniciativa de ciencia ciudadana en la que voluntarios graban y suben audios de cantos y llamadas de aves de todo el mundo, incluidas las chilenas. Para ello, lo mejor es ingresar su nombre científico en el buscador, para evitar confundirlas con otras especies denominadas popularmente de forma similar.
En cuanto al horario más conveniente para el avistamiento de aves, se recomienda el amanecer hasta las 11 de la mañana, aproximadamente, y el atardecer. Dicho de otro modo, cuando despiertan e inician su rutina, y cuando se aprestan a descansar.
Andrade puntualiza que “durante la mañana y la tarde son los mejores momentos del día para avistar aves, no se recomienda el uso de ropa muy colorida para evitar espantarlas, siempre se debe mantener una distancia prudente, y nunca alimentarlas”.
Recuerda ser silencioso y evitar movimientos bruscos. Si ves un ave y quieres avisar a tu acompañante, apúntala y habla despacio para no asustarla.
También puedes crear tu propio diario de campo con tus observaciones, dibujos y elementos pegados. “Algo que es muy recomendable para cualquiera que quiera comenzar a observar aves es tener una libreta de notas, donde puedan escribir lo que van viendo, o tomar apuntes de algún ave, algún detalle o quizá hacer un pequeño boceto”, sostiene Cabrera.
Andrade coincide, y agrega que “se puede aprovechar la instancia para anotar los comportamientos y características, sus cantos y colores. Es una actividad entretenida que se puede realizar junto a los niños para educarlos en el respeto a nuestro medio ambiente”.
Ahora, si quieres aumentar tu arsenal pajarístico, existen herramientas sencillas y gratuitas para la identificación de aves, disponibles para iOS y Android, como Merlín, que ayuda a identificar al ave que fotografiaste, además de eBird, una base de datos global de estos animales utilizada por cientos de miles de personas de todo el mundo, y que también está disponible en 27 idiomas para dispositivos móviles.
Por supuesto, no hay que olvidar las imprescindibles medidas sanitarias y de seguridad debido al contexto actual. Si debes permanecer confinado y no puedes acceder a áreas verdes abiertas de forma rápida y segura, aprende con guías digitales o impresas. Si tu comuna no está bajo cuarentena, cumples con los requisitos del Parquemet y te encuentras cerca de este espacio, puedes visitar algunas de sus dependencias en el horario establecido y siguiendo las reglas, que son supervisadas y controladas por los funcionarios del recinto.
El director del Parquemet recalca que “todo aquel que venga a disfrutar de nuestro Parque, debe tener en cuenta que hemos implementado algunas medidas como el uso de mascarilla en todo momento y para todas las personas, además se pide a nuestros visitantes que mantengan el distanciamiento físico de acuerdo a las instrucciones entregadas por la autoridad sanitaria. También, hemos restringido el acceso de ciclistas y skaters con la finalidad de evitar accidentes y así sobrecargar nuestro sistema de salud. Para aquellos que se desplacen de sus hogares en bicicleta, tenemos estacionamientos dispuestos en los accesos”.
Las precauciones también deben considerarse en el uso de dispositivos para la observación de aves, como bien recuerda Cabrera. “Más allá de las medidas sanitarias locales que impulsan las autoridades, para quienes vayan a pajarear donde sea, tratar de no compartir binoculares para evitar un posible contagio, lo mismo los celulares o guías. Considero que, si bien es más seguro salir a un parque o el cerro en términos del riesgo de contagio y distanciamiento social, en comparación a caminar por la calle o ir de compras, hay que recordar que la seguridad está primero, especialmente hoy”, destaca, e invita a seguir el sitio web de la ROC para conocer las futuras actividades (cuando se retomen) y material disponible para un buen pajareo.
En cuanto a las aves del Parquemet, la idea es que – ya sea de forma remota o presencial – inspiren a las y los santiaguinos a conocer, valorar, y coexistir con la naturaleza de buena forma, como bien nos ha recordado esta pandemia que tanto nos ha sacudido y afectado.
“La idea con esta etapa piloto denominada ‘Juntos nos cuidamos’ es volver a entregar felicidad y salud a tantas familias que lo necesitan más que nunca, después de cinco meses de haber cerrado nuestras puertas por motivo de la pandemia. Estamos muy contentos ya que gracias a esta reapertura nuestra red de parques se ha transformado en un espacio de alegría y de esperanza”, subraya Andrade.