Un impresionante registro de las transformaciones a lo largo del río Claro
El río Claro, en la región del Maule, tiene una extensión de 42 km de largo cruzando varias comunas a su paso. Aquí nuestros colaboradores Claudio Baltanares y Felipe Figueroa, nos muestran a través de fotos, cómo a lo largo de su recorrido, este río experimenta drásticos cambios en su naturaleza y entorno.
Para esta entrega quisimos presentar la dualidad presente en la naturaleza del río Claro, uno de los principales afluentes del río Maule, e importante lugar de encuentro de la ciudad de Talca.
Nos dispusimos explorar este río en el total de su recorrido, con el fin de hacer visible el gran cambio presente en la naturaleza de los escenarios existentes en su geografía. Para ello, planificamos una travesía desde la cordillera de los Andes hasta el río Maule, en donde entrega sus aguas.
El primer punto en nuestro recorrido es el paso Malacara, en el sector alto del Parque Inglés, Reserva Nacional Radal Siete Tazas. Este paso se dice que fue descubierto por los nativos de la zona conocidos como Chiquillanes, y luego fue usado por arrieros para mover sus animales desde y hacia la cordillera; esculpido por la acción de los volcanes vecinos, es un excelente escenario para apreciar la acción de la lava y cenizas en la construcción de paisaje.
Descansando en este maravilloso lugar, con el torrentoso ruido del Claro a nuestras espaldas, nuestro descanso de pronto se vio interrumpido por la aparición de una pareja de patos cortacorrientes (Merganetta armata armata), que para nuestra sorpresa fueron interrumpidos por otro macho, claramente en actitud de cortejo hacia la hembra. En Chile esta especie no tiene estado de conservación oficial.
Nos movimos bajando hacia el Parque Inglés. En esta zona el río se encajona entre paredes de roca de origen volcánico. Estas verdaderas murallas pueden alcanzar alturas de hasta 25 metros, y en variadas ocasiones contienen grandes pozones de agua cristalina.
Dejamos aquellos cajones para encontrarnos con el salto de agua más imponente del recorrido, el Velo de la Novia, con 50 metros de altura. En este lugar existe un punto de descanso acompañado de un mirador, perfecto para apreciar la gran magnitud de esta cascada.
Nuestro siguiente punto crítico de la ruta se encuentra con la ruta 5 sur, en este lugar el río ya exhibe una coloración diferente, más oscura, posiblemente debido a la acción humana. Cabe mencionar que este lugar también albergaba hasta el terremoto del 27 de febrero de 2010 un monumento histórico, que en ese momento era el puente en uso más antiguo de Chile.
Llegamos a la ciudad de Talca, en donde se evidencia el carácter precario del mantenimiento e higiene de este río. Si bien existe una zona en donde el río se mantiene medianamente bien cuidado (zona de embarcaciones y paseo aluvial), a lo largo de su cauce es común encontrarse con escenarios como micro basurales e incluso vertederos de escombros en directa relación con el río.
Esto se transforma en un problema ya que en invierno el caudal del río aumenta y arrastra todo a su paso, ensuciando finalmente el océano.
Nuestra travesía finaliza al llegar al punto de confluencia en donde el Claro ofrenda sus aguas al Maule, este sector es conocido como Linares de Perales y según se dice, hasta aquí entraban navegando los faluchos maulinos. Recordemos que desde finales del siglo XVIII hasta bien adentrado el siglo XX, por el río Maule surcaban sus aguas embarcaciones de carácter liviano y estos faluchos servían para exportar la producción local (madera, trigo, cereales y vino) hasta regiones tan distantes como California (Maino, 1996).
El río Claro en sus 52 km de extensión pasa de albergar lugares de un alto valor tanto ambiental como turístico, a encontrarse en un estado de preocupante a falta de cuidado. Al visualizar en una sola mirada la multiplicidad de escenarios existentes y poner en perspectiva estos cambios en el paisaje, cae en cuenta la naturaleza cambiante de este elemento geográfico.
No cabe la menor duda que un río es un elemento natural que construye paisaje. Los ríos además de ser fuentes de agua, son corredores biológicos encargados de transportar una serie de elementos hacia el océano Pacífico, tanto bióticos como abióticos.
Si entendiéramos los ríos como entes orgánicos, y que como todo ser orgánico poseen un estado de salud determinado, el cuidado de este individuo se transforma en una necesidad vital para mantener saludable una comunidad, una ciudad o un territorio. Comenzar por otorgarle presencia y visualizarlo como ente orgánico podría ser una buena forma de combatir la precaria situación de cuidado ambiental en se mantienen los ríos en nuestro país.
Referencias
MAINO, V. (1996). La Navegación del Maule. Una vía de conexión con el exterior. 1794-1898. Universidad de Talca, Talca.