Ilustración naturalista en Chile: la mirada de la artista Patricia Domínguez
La ilustración de la naturaleza cada día tiene más adeptos en Chile. Le preguntamos a Patricia Domínguez, una de las principales expositoras de este rubro en el país, sobre este creciente interés. Conoce su opinión en la siguiente entrevista para Ladera Sur.
Patricia Domínguez además de ahondar en las artes visuales con propuestas experimentales, se ha formado como ilustradora científica en el extranjero. Quisimos conocer sobre estas dos líneas de trabajo, su inspiración y visión sobre la situación de la ilustración naturalista en Chile. ¡No te pierdas su entrevista!
¿Cómo nace tu interés en la ilustración naturalista?
Nace del trabajo los naturalistas que vinieron a Sudamérica en el siglo XIX y por uno de mis abuelos, que es un arqueólogo aficionado y amante de la historia de Chile. Desde chica lo he visto coleccionar, clasificar y exhibir todo tipo de especímenes en su propio gabinete de curiosidades, que incluye desde huesos hasta basura encontrada en el desierto. En su casa siempre han existido libros de arqueología, estudios precolombinos, mapas e ilustraciones científicas. El mismo hizo una serie de reproducciones de todos los dibujos que hizo Gay cuando ilustró el territorio Chileno, eso sí, las hizo en trupán y con betún de zapatos. Son geniales. Crecí en ese espacio en donde las ilustraciones y mapas eran la herramienta para entender el mundo.
Mi papá también es amante de la naturaleza y cuando chicos siempre nos llevaba a caminar a los cerros alrededor de Santiago, nos enseñaba los nombres de los árboles, recolectábamos semillas para plantar después en la casa, olíamos las plantas, nos hablaba de conservación. Uno aprecia lo que se conoce.
Cuéntanos sobre tus estudios
Estudié arte en la Universidad Católica y el 2010 me fui a Nueva York a profundizar y abrir mi trabajo. Allá estudié un Master en Artes en Hunter College con una Beca Chile. Es un máster enfocado en la producción y teoría de arte contemporáneo. Tuva la oportunidad de poder dedicarme dos años a estar en mi taller y estudiar con profesores increíbles que me ayudaron a abrir y empujar mi trabajo. También estudié por dos años un Certificado en Ilustración Botánica y de Ciencias Naturales con un Fondart de Pasantías donde tuve la oportunidad de aprender de algunos de los mejores ilustradores científicos actuales como Katie Lee, quién me introdujo en el mundo de la ilustración de aves. Después, intenté tomar clases con el ilustrador Frank Ippolito del American Museum of Natural History porque me interesaba su técnica, pero era muy caro. Decidimos hacer un trueque. Estuve un año de artista en visita en el Departamento de Paleontología, ayudándolo en sus ilustraciones mientras que al mismo tiempo él me enseñaba su técnica que es super interesante, porque combina ilustración manual con digital. El resultado es rarísimo, ya que se codea con el 3D pero no lo es. Él ha creado su propio estilo. También estando en Nueva York tuve tomé un curso corto con la ilustradora botánica Asuka Hishiki que fue increíble porque me afinó la mano, y bueno, más que nada el ojo, a un nivel más allá de lo que me habían enseñado en el Jardín Botánico. Sus ilustraciones son realmente buenas. Les recomiendo mirarlas.
Cuéntanos sobre los trabajos que has tenido como ilustradora naturalista
Mis trabajos preferidos han sido las ilustraciones de plantas en acuarela para el libro Homeostasis de Felipe Monsalve. Es un libro de entrevistas en donde Felipe me pidió hacer ilustraciones de plantas medicinales para combatir ciertos males contemporáneos. Me pidió también que me inspirara en el trabajo del ilustrador Charles Mackintosh, quien en ese tiempo no conocía y quien se terminó convirtiendo en mi referente preferido. Tiene un estilo lineal, libre y de estética art noveau. También, en el mismo estilo, hice ilustraciones en acuarela de las especies vegetales del Parque Bicentenario para un libro que publicó la Municipalidad de Vitacura.
El proyecto más desafiante que he realizado es una mandíbula de conejo prehistórico que hicimos con Frank Ippolito para una publicación científica en el American Museum of Natural History. Trabajamos con cámara lúcida, dibujo a mano y Photoshop. Nos demoramos 4 meses en hacerlo, trabajando 3 días a la semana. Fue como transformar un espécimen de 2 cm aprox en un paisaje lleno de cerros y valles, los que tenían que hacerse entendibles a los científicos que estudiaran ese espécimen desde la distancia.
El último proyecto que hice es una serie de ilustraciones de cetáceos prehistóricos para la exposición “Cetáceos, de la tierra al mar” del Museo Nacional de Historia Natural. Las hice en colaboración con mi hermana Constanza, que hace ilustraciones de Ciencias Naturales. La exposición sigue hasta fines de julio en el Museo!
Este 19 de julio se inaugura «Los ojos serán lo último en pixelarse» en la galería Patricia Ready. Es un trabajo diferente a las ilustraciones botánicas y de ciencias naturales. ¿Tienen algo en común estas dos áreas de tu trabajo?
Si, los dos vienen del mismo punto de partida, que es un profundo interés por las relaciones que se establecen entre seres vivos, por cómo nos definimos unos a otros, sobre quién está en control de quién o qué y sobre las complejas relaciones entre amor, dominio, emoción y obligación que establecemos entre lo vivo. Por lo vivo me refiero, en un acto conscientemente animista, a un conjunto planetario que incluye a todos los actores vivos con subjetividad y individualidad: plantas, animales, bacterias, rocas, humanos, minerales, planetas, así como fenómenos patógenos, desastres naturales, el clima, la erosión y los virus virtuales. Para mí, todo lo vivo tiene espíritu, especialmente las plantas.
Mi trabajo de ilustración científica parte de un interés de conservar, entender y apreciar el mundo natural. Cuando uno dibuja una especie, nunca más se le olvida, es una manera visual de aprender sobre su morfología, aspectos biológicos, comportamiento, hábitat. Es un trabajo que intenta ser lo más objetivo posible, mientras que en cambio mi trabajo de artes visuales parte desde la ficción y de un interés en la relación de las culturas contemporáneas con ese mismo mundo natural; por cómo lo definimos, cómo lo representamos, qué ritos y tradiciones le asignamos al universo y principalmente en reflexionar en la relación visual que establecemos actualmente con especies no humanas, en donde uno está sentado mirando el computador o el celular, viendo fotografías planas y pixeladas, de seres vivos que tienen temperatura, escala, olor. Nos relacionamos con ellos desde la distancia y esas distancias o cercanías son las que me intrigan.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
En agosto voy a exponer en Bolivia en un exposición curada por Rodolfo Andaur en Galería Nube. Estoy preparando un video sobre cómo se definió y dividió el territorio cultural en el norte de Chile por los naturalistas y sus ilustraciones y mapas, dándole una segunda revisión a esas ilustraciones. En noviembre voy a exponer mi video “Los ojos serán lo último en pixelarse” en la Bienal de la Imagen en Movimiento en Buenos Aires. Para el próximo año, estoy empezando a preparar un nuevo proyecto en video para mi exposición individual en Sala CCU para el 2017, que mezcla constelaciones familiares con familias de plantas. Veremos qué sale de eso!
En proyectos de ilustración, estoy armando un proyecto que se llama Studio Vegetalista en donde realizo ilustraciones “cosmológicas” (plantas, animales, minerales, planetas) y clases de ilustración botánica y de ciencias naturales. Estamos empezando a trabajar con Felipe Monsalve en su segundo libro que le sigue a Homeostasis, esta vez las ilustraciones serán de aves sagradas.
¿Cómo ves la situación de la ilustración botánica y de ciencias naturales en Chile?
Hubo una tradición fuerte con los naturalistas europeos que vinieron a Chile, como Gay, Domeyko, Philippi, después Marianne North. Sus trabajos de ilustración son una maravilla y en esos momentos contribuyeron a definir el territorio Chileno e identificar las diferentes especies que habitaban acá. Pero vinieron y se fueron. Ninguno de ellos se quedó para hacer escuela en Chile. Aunque la ilustración naturalista fue utilizada en principio para colonizar y definir territorios, hoy en día cumple una función diferente, que es de conservación y apreciación de lo vivo.
En ese sentido, es interesante lo que está pasado ya que en Chile hay un vibrante interés en la ilustración científica, especialmente la botánica. Este renovado interés lo veo como consecuencia de varios factores.
Primero, el nivel de extracción de nuestro medio ambiente ha llevado a muchas personas a despertar y luchar por su protección. Hay un interés por conservar, proteger las especies autóctonas y el paisaje natural y cultural. La técnica de la ilustración botánica es un “arma” perfecta para esto, al mismo tiempo de ser una herramienta maravillosa para conocer, aprender, salir a terreno, relacionarse con lo que se está ilustrando, y difundir el valor de nuestra flora y fauna.
Segundo, en los últimos años, los talleres de ilustración científica en Chile se han hecho un poco más accesibles ya que ha aumentado las personas que enseñan, aunque todavía somos contados con una mano.
La primera “escuela” de ilustración científica fue el 74, cuando se formó Expediciones Chile, en donde Francisco Olivares y Eduardo Perez de Arce armaron un grupo de ilustradores para hacer las ilustraciones de sus publicaciones que difundían la flora y fauna chilena. En ese grupo estaba Pancho Ramos, quien ha ilustrado además varios libros de Adriana Hoffman, y quien se ha mantenido activo haciendo escuela de ilustración botánica en los últimos años. Pancho ha sido profesor de varios de los nuevos ilustradores botánicos chilenos. También está Andrés Jullian, quien ilustró libros de Adriana Hoffman.
Más reciente, está la relación estrecha entre el Royal Botanic Garden Edinburgh y Chile. Martin Gardner del RBGE acaba de lanzar el libro “Plantas de los bosques de Chile” junto a Josefina Hepp y Paulina Hechenleitner después de 8 años de trabajo. Al no encontrar ilustradores locales para trabajar en las ilustraciones del libro, terminó trabajando con dos ilustradoras de Turquía. El RBGE estuvo organizando cursos cortos de ilustración botánica en la UC, hasta que Geraldine Mackinnon fue a estudiar al jardín mismo, y ahora ella se hace cargo del Diplomado de ilustración botánica en el Instituto de Geografía de la UC, que es un proyecto a largo plazo. Esta relación ha sido un semillero para que personas puedan aprender la técnica y se puedan profesionalizar.
Cada vez son más los ilustradores de nuestra comunidad que han podido formarse en escuelas formales de Jardines Botánicos. Josefina Valenzuela que hizo un certificado de ilustración botánica en el Kew Botanical Garden de Londres, Constanza Obach estudió ilustración botánica en el RBGE, Andrea Lira también ilustración botánica en el New York Botanical Garden, y yo botánica y de ciencias naturales en el New York Botanical Garden y en el American Museum of Natural History.
La comunidad de ilustradores científicos en Chile va tomando forma de a poco. Somos casi todos parte de un grupo de Facebook que se llama Ilustradores Naturalistas Latinoamericanos creado por Geraldine. Somos ya 509 miembros y usamos esa plataforma para compartir datos, clases, mostrarnos ilustraciones y referentes. En general en Chile se puede ver un interés fuerte en lo botánico en relación a la cantidad de ilustraciones de ciencias naturales producidas en el resto de Latinoamérica. Muchas de los ilustradores chilenos venimos del mundo del arte, porque lo que podemos hacer ilustraciones objetivas y científicas, pero también más sueltas y artísticas.
Creo que entre todos estamos, dando forma a una comunidad más activa y profesional en Chile. Este es el primer paso, hacer rigurosa la educación local al mismo tiempo que ojalá ilustradores puedan conseguir fondos para formarse en diferentes Jardines Botánicos a través del Fondart o idealmente algún día crear una beca para mandar a ilustradores a pasantías, para con el tiempo poder formar una comunidad profesional de ilustradores científicos y empezar a identificar cuál es el estilo de ilustración Chilena: qué imágenes hacen sentido actualmente, qué estilo y temas surgen desde este lado del continente y cómo podemos tener una identidad propia en relación a las bases europeas de esta técnica.
Cabe notar que la mayoría de las personas dedicadas a la ilustración científica y los participantes de los talleres son mujeres. Me hace pensar que la ilustración botánica hoy en día propone una aproximación más “femenina” al medio ambiente, no es que tenga que ser realizada sólo por mujeres, pero si, que ésta requiere una aproximación en donde se observa y analiza con delicadeza y calma, en vez de extraer, cortar y utilizar. Yo le digo “meditación científica” en vez de ilustración científica, ya que realizar las ilustraciones se parece más que nada a una meditación. Creo que por acá va el aporte que podemos hacer a nivel país, acercar a las personas al mundo natural y dar a conocer nuestra flora y fauna a través de las ilustraciones realizadas en conjunto con botánicos, científicos y personas dedicadas a la conservación.
Este renacer del interés sería ideal de materializar en una agrupación más formal de ilustradores científicos chilenos para darle aún más fuerza, proyecto en el cual estamos empezando a trabajar con Geraldine Mackinnon y Andrea Ugarte. Hacer una organización que haga escuela, que agrupe a todos los que formamos este rubro en Chile para que puedan ser encontrados por botánicos y científicos que necesiten encargar publicaciones, y para organizar charlas, conseguir becas y traer ilustradores a enseñar a Chile. Está en pañales todavía, pero va a pasar. Me ilusiona mucho este proyecto.
Taller de ilustración botánica y de ciencias naturales
Patricia Domínguez dictará este año dos talleres de ilustración científica: uno sobre ilustración botánica y otro de ciencias naturales (aves y mamíferos), ambos con las técnicas naturalistas en grafito y acuarela aprendidas por la artista en el Certificado de ilustración Botánica y de Ciencias Naturales del New York Botanical Garden, en el Departamento de Paleontología del American Museum of Natural History de Nueva York y en sus estudios junto a artistas naturalistas como Asuka Hishiki, Katie Lee y Frank Ippolito.
Los cursos se realizarán el taller de la artista (Nuñoa, Metro Bilbao) durante agosto y septiembre 2016. Son 7 sesiones de 6 a 9 pm, con 10 cupos cada uno. El taller de ilustración de ciencias naturales se llevará a cabo los lunes, mientras que el de ilustración botánica se dictará los jueves.
Para más información sobre cada taller, escribir a: studio.vegetalista@gmail.com
Exposiciones
Si quieres conocer más sobre la obra de Patricia Domínguez, te recomendamos visitar:
«Los ojos serán lo último en pixelarse»: rastrea y actualiza la imagen latinoamericana del conquistador español y su caballo hasta su origen en España, tratando de manera simbólica las relaciones de dominación y liberación en relación al moldeamiento cultural entre España y Chile, y proponiendo una reflexión actual sobre la precarización, domesticación y reducción de lo vivo en procesos de digitalización y tecnocratización que lo afectan.
Dónde: Galería Patricia Ready (Espoz #3125, Vitacura. Santiago – Chile)
Cuándo: 19 (inauguración) al 24 de julio
Cuánto: entrada gratuita
«Cetáceos, de la tierra al mar»: exhibición que muestra un recorrido por las características antiguas y actuales de estos grandes mamíferos, así como también a su evolución desde pequeños animales terrestres similares a un roedor, a las grandes ballenas que en el día de hoy surcan nuestros mares.
Dónde: Salón Central del Museo Nacional de Historia Natural. Quinta Normal, Santiago- Chile.
Cuándo: hasta el 31 de julio a las 16:30 hrs.
Cuánto: entrada gratuita