Proteger el 30% de las zonas terrestres podría salvar al 50% de especies en peligro de extinción
Una investigación multinacional indica la relevancia de establecer áreas protegidas en lugares estratégicos para minimizar el impacto de la crisis climática sobre la biodiversidad. Para ello, conservar al menos un 30% de la zona terrestre podría reducir considerablemente el riesgo de extinción de un sinnúmero de especies. El científico chileno Pablo Marquet, quien analizó para el estudio sitios que van desde México hasta Chile, detalló que en nuestro país es fundamental resguardar los humedales costeros y generar áreas protegidas que sirvan de corredores biológicos a la altura de Iquique y Arica, al igual que en Valdivia.
Frente al cambio climático y otro tipo de amenazas, ¿es posible generar nuevos planes para mantener la biodiversidad en el planeta? Un nuevo estudio multinacional asegura que es posible si protegemos al menos el 30% de las zonas terrestres de América del Sur, África y Sudeste de Asia, lo cual permitiría salvar al 50% de las especies que se extinguirían producto del cambio en el clima y otros motores de transformación global de aquí al 2050.
Dicho proyecto, que busca crear estrategias de conservación para minimizar este riesgo, se realizó con bases de datos que detallan la distribución y tamaño poblacional de 289 mil especies de flora y fauna, modelando esta información por medio de modelos matemáticos.
El estudio, integrado por investigadores de naciones como Nueva Zelanda, Dinamarca, Sudáfrica, China, Inglaterra, Estados Unidos y Chile, fue publicado en la revista científica Ecography.
En este trabajo se destaca la importancia de establecer áreas protegidas en lugares escogidos estratégicamente, a fin de hacer evidente la necesidad de proteger aquellas áreas importantes para que las especies se puedan mover en respuesta al cambio climático. Todo esto, considerando que dicho fenómeno está alterando las condiciones ecológicas en todo el planeta, tanto en la tierra como en océanos, contribuyendo a que las especies modifiquen su hábitat en respuesta a estas nuevas condiciones.
“En esta investigación la pregunta se orienta a conocer, desde una mirada holística, qué áreas y dónde debiéramos conservar, para minimizar el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad. Yo estuve a cargo de estudiar la zona del Neotrópico, que va de México a Chile, para lo cual trabajamos simulando el paso de 45 mil especies por Sudamérica”, explica Pablo Marquet, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y académico de la Universidad Católica, quien participó en la investigación.
Además de minimizar las extinciones, el mantenimiento de los sistemas naturales proporciona otra gran cantidad de beneficios en todas las escalas, según detalla el estudio. Un sistema bien administrado de áreas conservadas puede entregar servicios ecosistémicos vitales, como la purificación y retención de agua, el control de la erosión, la reducción de las inundaciones, el mantenimiento de las corrientes de los ríos y las oportunidades para el ecoturismo.
Áreas prioritarias en Chile
Los objetivos de esta investigación también se enmarcan en las propuestas del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) acordado por 195 naciones y que busca contribuir al «mantenimiento y recuperación de poblaciones viables de especies» para la conservación de la biodiversidad.
En este contexto, el estudio aporta predicciones sobre qué áreas son las más prioritarias. Para el caso de Chile, Marquet señala que durante casi cuatro años, se trabajó modelando más de 2 mil especies de plantas y vertebrados, analizando cuantiosos datos y determinando las zonas más importantes a proteger. “En el estudio se muestran mapas con áreas que son prioritarias para la adaptación de las especies en nuestro país. Así, identificamos que estas áreas corresponden a las zonas de humedales costeros y a un par de corredores biológicos en el norte y en la zona de Valdivia”, asegura.
Los corredores biológicos son zonas que proporcionan conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitats naturales, asegurando el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos evolutivos. En ese marco, un área importante que destaca el científico, es la que conecta a la costa con la Cordillera de los Andes.
“La zona norte y centro sur también son relevantes, desde Iquique y Arica, donde se debieran conectar las zonas altas con las bajas y la costa. Estas áreas no están muy protegidas en Chile y es necesario que podamos conservarlas. Un ejemplo de ello, es lo que ocurre con el incremento del desarrollo inmobiliario costero o los procesos de gentrificación. Con esto, se están destruyendo hábitats de muchas especies y eso es nefasto”, comenta el académico de la Universidad Católica.
Beneficios de la protección
“Tratar de proteger la mayor cantidad de hábitat posible, es clave para la respuesta de la biodiversidad frente al cambio del clima. Pero lo importante es saber dónde hacerlo, analizando lo prioritario, para que las especies se adapten”, comenta el experto.
Las áreas protegidas que contienen bosques, por ejemplo, también generan un suministro importante de agua potable a más de un tercio de las 100 ciudades más grandes del mundo. Asimismo, conservar las áreas naturales tiene un rol importante en la mitigación del cambio climático, representando el 20% del CO2 secuestrado por todos los ecosistemas terrestres.
La investigación es relevante de cara a la próxima COP sobre Biodiversidad a realizarse este año, pues sugiere que es necesario aumentar los objetivos de conservación internacionales a un 30% de la superficie del planeta en los ecosistemas terrestres, asegura Pablo Marquet, y también, frente a las políticas públicas en medioambiente, impulsadas en nuestro país, como la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), que aún está en tramitación.