En el mundo existen 14 especies de ballenas (misticetos), dentro de las cuales siempre destacan algunas sobre otras, como es el caso de la gran ballena azul, el animal más grande que jamás haya existido, o la ballena jorobada, la más acrobática de todas que nos emociona con sus espectaculares saltos que pueden durar horas. Qué decir de la ballena sei, la más rápida de todas, alcanzando cerca de 50 km por hora. Puede que por eso la ballena fin pase muchas veces desapercibida para la mayoría de la gente e investigadores, pese a que tenemos mucho que aprender sobre ella.

Ballena fin 3 – Fernando Cornejo
Ballenas fin cerca de Reserva nacional Pingüino de Humboldt © Fernando Cornejo

Primero hay que presentarles a la especie, la cual posee varios nombres comunes, algunos de los cuales se inspiran en el gran tamaño de su aleta dorsal que supera la de otras especies de ballenas. Muchos la denominan como “ballena fin”, “ballena de aleta” o “rorcual albiblanco”, debiéndose este último nombre a su asimetría de colores en la mandíbula, en donde el lado derecho es blanco (incluyendo las barbas) y su lado izquierdo es más oscuro.

Su nombre científico es “Balaenoptera physalus”, nombre acuñado por Frederick Martens en 1675 (los Fredericks siempre involucrados con esta especie), en donde “physalus” proviene del griego que significa “soplar” o “silbido”, lo que probablemente se debe al ruido que realizan cuando salen a respirar a la superficie, sonando como un silbato fuerte.

Estas ballenas pueden llegar a medir hasta 26 metros, siendo la segunda ballena más grande del mundo, después de la emblemática ballena azul. Las hembras son más grandes, y las del hemisferio sur son más grandes que las del hemisferio norte, donde las hembras no sobrepasan los 22 metros de largo.

Ballena fin 2 – Fernando Cornejo
© Fernando Cornejo

Por mucho tiempo se creyó que las fin eran genéticamente más cercanas a las ballenas azules, dada su morfología, ecología y que existen registros de muchos híbridos entre estas especies. Sin embargo, estudios moleculares recientes encontraron que la fin está más relacionada con la ballena jorobada, a pesar de las claras diferencias morfológicas y conductuales entre ambas especies.

Por otro lado, la ballena fin es la segunda ballena más rápida, alcanzando 30 km por hora, siguiendo a la ballena sei. En muy pocas ocasiones se ha visto a la ballena fin realizar saltos, siendo este tipo de conductas más comunes en la ballena jorobada, aunque no se sabe cuál sería su función.

Una conducta particular de la ballena fin es su forma de alimentarse. Por lo general se alimentan de un solo lado, exponiendo la zona más oscura como se ve en la imagen. Esta conducta de laterización se ha observado también en delfines nariz de botellas, en donde prefieren el lado derecho al buscar alimento enterrado en la arena. Esto podría estar relacionado, de alguna forma, con su asimetría de colores, observado en su mandíbula, es por esto que podríamos decir que las ballenas fin son diestras a la hora de alimentarse.

Ballena fin comiendo Toro etal2016
Ballena fin comiendo © Frederick Toro

En Chile esta especie fue fuertemente cazada, declinando la población a cerca del 40% de la población original. Para la ballena fin no se conocen zonas de reproducción (en invierno) pero durante el verano, en época de alimentación, migran a aguas cercanas a la Antártica.

Esta última afirmación es la que se creyó por décadas, sin embargo, los últimos años se han descrito zonas de alta concentración de ballenas fin en las costas del norte de Chile. Una de estas zonas corresponde a las aguas aledañas a las islas de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, en donde, entre noviembre y abril, llegan diferentes individuos de ballena fin a alimentarse dada la alta presencia de krill (principal alimento de la ballena) en la zona.

La presencia de esta ballena en la reserva ha sido fuente económica para los lugareños. El turismo de cetáceos (whale watching) es un nicho económico muy importante, el cual viene en aumento tanto en esta zona como en todo Chile.

Además, se ha observado que los individuos vuelven todos los años. Esto se sabe gracias a la técnica de foto-identificación de la aleta dorsal, la cual presenta formas y cicatrices únicas por individuo, esto ayuda a los investigadores a poder individualizar a cada individuo y hacer seguimientos a largo plazo. Actualmente, investigadores de la ONG Panthalassa, Eutropia y Ceaza se encuentra realizando diferentes investigaciones para esta especie en la zona.

Ballena fin 1 – Maickol Barrera
© Maickol Barrera

La segunda zona con alta presencia de ballenas fin es la Península de Mejillones, donde se han observado ballenas fin tanto en verano como invierno, incluso, viendo a madres con crías, teniendo muchos registros de la especie entre los meses de julio y octubre, lo que lo hace un sitio muy interesante para estudiar a este cetáceo, como posible zona de crianza la cual no ha sido descrita anteriormente. Por este motivo, el Centro de Investigación de Fauna Marina y Avistamientos de Cetáceos (Cifamac) realiza salidas de avistamiento y de investigación en este lugar.

Pese a ello, ambas zonas no han tenido tanto protagonismo ni énfasis en su conservación como si ha ocurrido en otras áreas con alta concentración de ballenas jorobadas en el Parque Marino Francisco Coloane, o el Golfo de Corcovado para ballenas azules, aunque creemos sin duda que el esfuerzo de conservación debe aumentar para ambos lugares dado el alto impacto humano que observamos, con los potenciales efectos hacia estos mamíferos.

La ballena fin es cada vez mas observada en las costas de Chile, con un aumento en los últimos tres años en la zona centro-norte de Chile. Sin embargo,  aún no se puede concluir si esto se debe a una recuperación poblacional de la especie, cambios en la distribución o si existe un aumento en el esfuerzo de observación por parte de los investigadores, por lo que es necesario realizar más estudios sobre este cetáceo y unificar esfuerzos entre los investigadores para no llevar a errores de duplicación de información.

La ballena fin es la segunda en muchos aspectos si la comparamos con otras ballenas, aunque sí encabeza una triste categoría: es la especie de cetáceo que más muere y presenta lesiones por choques de embarcaciones.

Esto es especialmente relevante para las zonas de alta concentración de ballenas en nuestro pais, donde existe un alto trafico de embarcaciones, lo que aumentaría con los proyectos portuarios que se instalarían en las cercanías de estos lugares.

Ballena fin herida por embarcación – Frederick Toro
Ballena fin herida por embarcación © Frederick Toro

Por todo esto, es esencial que la gente conozca a esta especie, que se sepa dónde pueden ir a observarla, la importancia ecológica de tenerla en nuestras costas y que, dadas sus caracteristicas biológicas, no ha recibido tanto interés por parte de los investigadores, pero que con solo la  presencia de este gigante animal, ya nos entrega mucho sin siquiera saberlo ni pedir nada a cambio.

La ballena fin es una de las seis candidatas a Embajadora de la Fauna 2020, en el marco del Día de la Fauna Chilena. Y tú, ¿la eliges como tu candidata?

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