En Santiago nos encontramos a 570 metros sobre el nivel del mar. Si vamos por el fin de semana a Farellones, llegamos a los 2.458 metros y si decidimos viajar a Cuzco podemos llegar a los 3.399. Pero, ¿te imaginas vivir a más de 4.000 metros del altura?

Esa es la realidad del árbol nativo queñoa, el que se desarrolla y distribuye en un rango de altitud entre los 3.900 y 4.700 msnm, y en casos aislados puede llegar a los 5.200 msnm, como sucede en el Parque Nacional Sajama de Bolivia.

Su nombre científico es Polylepis tarapacana (Phil.) y pertenece a la familia Rosaceae o de las rosáceas. Este árbol siempreverde habita principalmente cerros, y se encuentra a lo largo de la cordillera de los Andes en el altiplano de Perú, Bolivia y Chile, donde se da específicamente en las regiones de Tarapacá y Antofagasta.

Gerhard Hüdepohl @atacamaphoto
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Asimismo, si la capacidad que tiene el Polylepis de distribuirse en grandes alturas es ya bastante impresionante, más lo son las extremas condiciones climáticas en las que se desarrolla, encontrándose en los climas más fríos, así como en los áridos volcanes del Altiplano.

Este árbol nativo puede crecer hasta los 7 metros de altura, pero también puede desarrollarse como arbusto. Tiene el tronco torcido y la corteza rojiza fibrosa. Sus hojas son perennes, sus flores son solitarias o de par y su fruto es en semilla.

Pese a que la llamada queñoa de altura es poco conocida debido a la inaccesibilidad del territorio montañoso donde crece, en algunos sectores su población ha sido intensamente explotada para utilizar la leña como combustible, como fuente de carbón para las minas e incluso como planta medicinal.

Gerhard Hüdepohl @atacamaphoto

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