Chile es un territorio marcado por contrastes geográficos de norte a sur, con diversos ecosistemas y especies únicas en el planeta. Es por este motivo que la observación de aves se ha convertido en una actividad de suma importancia, ya que entrega datos valiosos sobre el comportamiento de las especies y el medio ambiente en el que habitan. Es en este marco que una salida a un humedal puede transformarse en una actividad llena de sorpresas y en este caso no fue la excepción.

El sábado 23 de junio decidimos ir junto a mi amigo Pablo Galdames Alarcón a la desembocadura del río Maipo, ubicado entre las rocas de Santo Domingo y Llolleo, Región de Valparaiso. Era una jornada bastante productiva ya que logramos observar 62 especies de aves como el siete colores, chorlo ártico, chorlo semipalmado, entre otros. Mientras nos encontrábamos fotografiando en las cercanías de la desembocadura, hizo su aparición una bandada de aproximadamente 30 chorlos chilenos, quienes aterrizaron cerca de nuestra ubicación.
©Pablo Galdames
©Pablo Galdames
Comenzamos a fotografiarlos y a los pocos segundos nuestra sorpresa fue mayúscula al notar a un infiltrado en la bandada. Debemos reconocer que en ese momento no sabíamos a ciencia cierta qué especie era, sólo sabíamos que estábamos en presencia de un ave que habitualmente no se ve en Chile por lo que debíamos aprovechar de registrar de la mejor manera posible tan raro avistamiento.
©Pablo Martínez
©Pablo Martínez
La bandada de chorlos comenzó a caminar por la arena, entre vegetación baja y algas que habían sido arrastradas por las olas y a los pocos minutos decidieron descansar regalándonos breves pero preciosos minutos para poder fotografiar al enigmático individuo que los acompañaba y que se comportaba como uno más del grupo. Pronto la bandada decidió emprender vuelo a una zona cercana con algas secas y botellas plásticas (la triste realidad de nuestras costas) para finalmente volar hacia la zona de vegetación del humedal, momento en que los perderíamos de vista.
©Pablo Galdames
©Pablo Galdames
De regreso en nuestros hogares y luego de consultar diversas fuentes logramos confirmar que se trataba de un playero zarapito (Calidris ferruginea), ave limícola que habita en la tundra siberiana y que durante el invierno migra al sudeste asiático y África, habitando de preferencia en zonas costeras lugar donde busca pequeños invertebrados para alimentarse.
©Pablo Galdames
©Pablo Galdames
Nuestra sorpresa aumentó al enterarnos que sólo existía 1 registro anterior en Chile y que fue realizado en noviembre del 2013 por Ronny Peredo en la desembocadura del río Lluta, Arica. Sin duda este tipo de avistamientos demuestra la importancia de preservar los humedales a lo largo de nuestro país, no sólo por ser importantes reservas de agua dulce, sino que también por la gran cantidad de especies residentes y migratorias que dependen de estos frágiles ecosistemas.
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