Ellas mueven montañas: el ímpetu de las free riders chilenas
Conversamos con tres esquiadoras profesionales de distintas edades, embajadoras de The North Face y exponentes del Free Ride en Chile. Nos contaron sobre las exigencias de esta disciplina libre que va en alza en nuestro país y nos explicaron cómo se preparan para enfrentarse a los riesgos de la alta montaña. Además, hablaron sobre la participación cada vez más activa de las mujeres en el esquí nacional.
Antes de escribir este reportaje me preguntaba: “¿Por qué hay algunas mujeres que deciden poner en riesgo sus vidas al practicar un deporte que las lleva a descender esquiando fuera de pista, por nieves vírgenes y con peligrosos obstáculos en el camino?”. Pero escuchando estos tres testimonios, entendí que al superar estos miedos, todas ellas se han transformado en mucho más que en grandes exponentes del esquí nacional; en mujeres admirables, llenas de valentía y paz interior.
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El estilo “Fuera de Pista” o “Free Ride”, consiste en esquiar por rutas no marcadas en montañas de gran altura y con nieve polvo. Es el mismo esquiador el que elige su camino con total libertad, enfrentándose a los peligros de la naturaleza y sin posibilidad de echar pie atrás. Para poder realizarlo, los esquiadores deben ser profesionales, estudiar conscientemente cada recorrido y prepararse tanto física como mentalmente durante un largo período de tiempo.
Podríamos afirmar que es uno de los deportes más exigentes y que definitivamente va en alza en Chile. Esto, gracias a nuestras condiciones geográficas, climáticas y a los admirables exponentes nacionales que han dado que hablar en el mundo entero y que, si bien son más hombres que mujeres, las últimas han aumentado considerablemente, dejando muy bien el nombre de nuestro país a nivel internacional.
Soledad Díaz, Saga Goñi y Dominique Ohaco, todas embajadoras de The North Face y rostros de la campaña #SheMovesMountains, son tres de ellas. De diferentes edades, se encuentran en niveles y etapas distintas, pero con admirables resultados. Son ejemplo de disciplina, perseverancia y autoexigencia, y han logrado complementar sus vidas con este deporte que requiere de mucho tiempo y concentración.
La voz de la experiencia
Soledad Díaz (32) cuenta que se crió junto a sus cuatro hermanos en Farellones. Es su lugar favorito y solo baja a la ciudad en ocasiones especiales. “Trato de evitarlo, porque inmediatamente siento que me contamino con el aire y el ruido de Santiago”, asegura.
Y es que pese a que está a sólo minutos de la ciudad, su vida no tiene nada que ver con eso. Todos los días se despierta con las cortinas abiertas y ve los glaciares de La Paloma y El Plomo desde su ventana. Cuando hay nieve, sale esquiando desde su casa. “Me fascina esta vida, el paisaje y la altitud. Me encanta saber que de los 4 mil metros para arriba hay un campo libre, inexplorado y salvaje”, explica. Fue así como creció y así mismo como comenzó su pasión por el esquí.
Pero pese a que la mayor parte del tiempo ha vivido allí, sus padres (profesores de esquí), formaron una familia nómade. Todos los años se iban moviendo de lugar en lugar según temporadas de esquí. “En invierno nos veníamos para acá y el resto del tiempo estábamos en el sur. Cuando todos estaban de vacaciones, mis papás trabajaban y cuando todos trabajaban, mis papás estaban de vacaciones. Tuvimos que adaptarnos a diferentes colegios acá y allá y aprendimos a llevar un ritmo diferente y una forma de vida distinta”, cuenta.
Evidentemente Soledad aprendió a esquiar desde muy chica y a medida que fue creciendo fue ayudante de Mini Escuela, luego hizo el curso de instructora y de entrenadora, y actualmente es titulada de profesora de esquí al igual que sus padres. Además ha hecho diversos cursos, como el de guía de Heliesquí en Alaska y otros de Avalancha y Primeros Auxilios en Áreas Silvestres. Estos últimos, con el fin de ayudar a los demás, pero también para sentirse segura en la montaña.
Mientras estudiaba le propusieron competir en Free Ride en Europa y pese a que la disciplina aún no llegaba a Chile, no lo dudó. “Me fue súper bien y me di cuenta de que tenía un nivel mejor del que pensaba, igualando a varias europeas, incluso escandinavas, que son las más reconocidas en esta disciplina”, explica. Entonces no paró.
Hace 2 años dejó las competencias internaciones de lado y ahora compite en Chile en el ya reconocido Chilean Free Ride Championship de The North Face. “Es increíble competir en la cordillera madre, la que te vio nacer. Es una línea bastante compleja, muy larga y con muchos obstáculos. Es fascinante”, asegura.
Pero además cuenta que la CFC es una verdadera reunión, donde se encuentran los mejores exponentes del esquí nacional e internacional. “Es el momento para compartir, intercambiar conocimiento y seguir creciendo, se pasa muy bien”, dice.
Este año Soledad volverá a competir en el CFC, pero además será jueza por segunda vez consecutiva del FCL, Circuito Nacional de Free Ride Chile a realizarse en diferentes lugares de nuestro país y siendo parte del Free Ride Sudamérica.
“Después de 10 años en competencia, me encanta participar de jueza, es un punto de vista con un ojo muy crítico. Soy una jueza muy exigente y me gusta ver mucha fluidez en los competidores”, explica.
¿Cómo te preparas como competidora?
Principalmente entrenando el corazón, los pulmones y la mente. En este deporte se sufren caídas bastantes peligrosas y el nivel de exigencia es muy alto, la preparación pre temporada es fundamental. A mí me gusta randonear, es un ejercicio cardio que hace crecer el corazón y a gran altura, se transforma en un excelente ejercicio pulmonar. Además, cuando vas a ritmo contaste entrenas la mente. Esto te ayuda a tener mejor visualización del recorrido para saber elegir por dónde descender.
También elongo mucho para que mi cuerpo esté elástico y medito todos los días. Esto último para mí es el 50% del entrenamiento. Meditar es fundamental para tener claridad y tener la intuición a flor de piel. Puedes tener GPS y aplicaciones que te pueden ayudar a encontrar el camino, pero la intuición te puede salvar la vida en el Free Ride.
¿Qué es lo que más te gusta del Free Ride?
Es mi vida; un estilo de vida libre regido por el corazón, sin planes ni planificaciones. La sociedad te dice que necesitas hacer esto y esto otro, tener un trabajo estable, un seguro de vida, casarte y tener hijos. El Free Ride me enseñó que cada uno elige su camino. Mis papás fueron contra la corriente y han tenido una vida muy exitosa y criaron cinco niños así, sin problemas. Gracias a esto hemos vivido en los lugares más lindos de Chile. Recomiendo que si alguien quiere vivir este estilo de vida, se vaya a vivir a la montaña y trabaje en lo que sea, así se empieza.
¿Y la mayor dificultad?
La constancia, dedicar la vida a descubrir y a descubrirte, encontrar la calma dentro de tu ser y tener la humildad para enfrentarte a la montaña para salir vivo cada día de ella. Cuando lo logras, algo cambia en ti.
¿Tus proyecciones a corto plazo?
Seguir explorando y llevar al esquí chileno donde tiene que estar. Ampliar los conocimientos y motivar a más gente a vivir la montaña, sobre todo a las mujeres. No veo ninguna gota de machismo en este deporte, pero siento que faltan más mujeres que se atrevan. Necesitamos más de ese toque femenino, creativo y acogedor.
La promesa del Free Ride chileno
Así le dicen a Saga Goñi (16), que el año pasado logró posicionarse con un excelente segundo lugar en su categoría en el CFC. Oriunda de Viña del Mar, cuenta que aprendió a esquiar casi al mismo tiempo que a caminar. “Mis papás me llevaron por primera vez a La Parva cuando tenía 2 años. Ahí me enseñaron a esquiar y nunca más paré”, asegura. Y es que el apoyo de sus papás ha sido fundamental y para muchos inexplicable. La dejaban faltar al colegio para permanecer temporadas completas en Chillán. “Siempre me han apoyado y esa es la razón por la que he podido hacerlo y crecer en esto que es mi mayor pasión. Me encanta estar en la montaña, descubrir rutas, sentirme libre”, dice.
Se acuerda de sí misma los primeros días como “un puntito esquiando”. “Sólo quería dar más y más vueltas. Siempre me gustó la sensación de flotar y no es fácil sentirla en otro lado”, explica.
A medida que fue creciendo comenzaron las competencias. Empezó a competir pasando palos y a los 9 años entró al circuito “Bichos” (Esquí “Cross Jr.)”. Un tiempo después se fue a esquiar con su papá a Estado Unidos y a los 11 años viajaron nuevamente, pero esta vez decidieron competir en Free Ride. Los resultados fueron muy buenos y dice que sólo quería seguir compitiendo. “Me encanta el CFC, porque es mucho más que una competencia. Ahí te encuentras con todos los esquiadores, conoces a mucha gente y vas formando una familia de montaña. Es un ambiente muy bacán”, asegura.
Saga dice que para esta temporada ya comenzó a faltar al colegio. La idea es esquiar lo mayor posible, empezar a ver nuevas líneas, compartir con gente con más experiencia para seguir creciendo y superar sus propias metas. Su secreto es prepararse físicamente, pero también disfrutar la competencia al máximo y pasarlo bien.
Este año competirá además en el Chilean Free Ride. “Me encanta esa competencia, es increíble, se da un ambiente muy entretenido, donde hay esquiadores de todo el mundo. Además es muy importante”, explica.
Saga pretende competir en todos los campeonatos de Free Ride que se hagan en Santiago y el sur de Chile y en verano quiere viajar a Estados Unidos a seguir compitiendo. «Mi sueño es llegar a un Free Ride World Tour y a las Olimpiadas», asegura.
¿Qué ha sido lo más difícil de esta disciplina para ti?
Que requiere de mucho tiempo, porque la temporada en Chile es muy corta y hay que dedicarse más. Acá estás todo el día entrenando, desde las 8 AM hasta las 5 PM y obviamente es agotador.
Y bueno, lo otro que es difícil es atreverse. A veces da nervio, porque es un riesgo y eso te hace quedarte estancado.
¿Qué consejos les darías a las niñas que quieren dedicarse a esto?
Que si les gusta no lo vean como algo lejano, algo que no pudieran hacer. Todos pueden, la montaña está ahí mismo y hay que aprovecharla. Eso sí, hay que tener un buen equipo tanto de personas como de seguridad. Hay que estudiar y estar informado para no arriesgarse a peligros innecesarios. El Free Ride es una cultura, no te puedes meter sin saber nada. Hay que tomar clases y partir de a poco.
¿Crees que falta espacio para las mujeres?
No, creo que el espacio está, la cosa es atreverse. Pero cada vez hay más mujeres participando y eso es buenísimo. Lo que sí creo que se podría equiparar, es mejorar los cupos en las competencias. Siempre hay más para hombres que para mujeres y por otra parte, la mayoría de las veces los premios son mejores para los hombres. Pienso que eso debería ser más equitativo, fomentar el deporte de forma igualitaria.
Abanderada Olímpica
Dominique Ohaco es otro de los nombres femeninos más escuchados del Free Ride en Chile. Con 22 años ha logrado triunfos importantes en el país y el mundo.
Nació en Santiago y ha vivido toda su vida aquí. Actualmente está terminando sus estudios de Diseño de Ambiente en la Universidad del Desarrollo y compatibiliza la carrera perfectamente con el esquí. “Este deporte implica faltar a clases, pero he logrado hacer las dos cosas. Prácticamente estoy todo el tiempo esquiando o estudiando”, dice.
Al igual que Soledad y Saga, aprendió a esquiar a muy corta edad. Le enseñó su mamá. “Desde que tengo memoria, subimos a la nieve con mi familia. Todos esquían, desde mis abuelos”, dice.
A los 13 años, siguiendo a su hermano, se metió a competir en Free Style, lo encontraba entretenido y la perseverancia la llevó a llegar a obtener importantes resultados. “Soy competidora de Free Style más que de Free Ride, pero me meto a las competencias de esta última disciplina cada vez que puedo y también me encanta”, cuenta.
Su primera competencia de Free Ride fue el CFC de The North Face aquí en Chile, nunca antes había participado. “Me pareció interesante el nivel de exigencia. Es otra forma completamente distinta de esquiar. Es mucho más difícil de lo que uno cree, porque es complicado ubicarse en un espacio donde todo es blanco y donde te puedes encontrar con rocas”, explica. Asegura que lo más difícil es saber donde ir sin perder la confianza en sí misma y manteniendo un ritmo rápido y constante.
Ahora se prepara para un nuevo CFC con duros entrenamientos físicos para evitar lesiones y esquiando de forma libre en distintos lugares. Además en julio viajará a competir al “Air + Style”, en Sydney Australia, y luego a la Copa del Mundo en Nueva Zelanda.
CFC 2018
Mientras tanto la zona de Santa Tere ya se prepara para recibir a los mejores exponentes nacionales e internacionales para un nuevo The North Face Chilean Free Ride Championship en su versión 2018. Las postulaciones están abiertas hasta el 13 de julio y para ser parte del campeonato, se debe llenar un formulario en línea publicado en este link.
La competencia se llevará a cabo entre el 15 de julio y el 19 de agosto, donde se buscarán las mejores condiciones climáticas para desarrollar este evento de alto nivel competitivo.