En 2022, la Organización Meteorológica Mundial declaró que “hay un 93% de probabilidades de que al menos uno de los años comprendidos entre 2022 y 2026, se convierta en el más cálido jamás registrado”. Esta profecía se cumplió, ya que el año 2024 fue – según la misma organización – el año más caluroso de la historia.

Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago

En Chile el panorama es igual. Según la Dirección Meteorológica de Chile, la temperatura en el país aumenta 0.15° C por década, esto es 1,5° más desde 1960. Los datos más recientes acompañan el relato: 2023 fue el año más cálido del período 1961-2023; llevamos 13 años consecutivos cálidos y 17 años de sequía; y siete de los 10 años más cálidos se concentran en la última década.

Estos cambios tan drásticos afectan directamente a las personas y su forma de vivir. Una investigación de 2024 realizada por Yasna Palmeiro, investigadora asociada del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica, determinó que durante las olas de calor de 2017 a 2019 se estimaron más de 800 muertes por calor extremo, siendo las personas mayores de 65 años el grupo etario más afectado.

Ola de calor (Referencial). Créditos: Publimetro
Ola de calor (Referencial). Créditos: Publimetro

En el mismo sentido, el calor extremo afecta negativamente la flora, fauna y las cuencas del país: el suelo se ha erosionado, la vegetación se seca más rápido, lo que produce incendios, y los ríos traen menos agua.

¿Hay algo que podamos hacer para revertir esto?

Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago

Una de las técnicas más innovadoras y que se están utilizando a nivel mundial es el método Miyawaki, que consiste en una alta densidad de especies vegetales, que compiten entre ellas para crecer más rápido.

Una de las primeras instituciones en implementar esta técnica fue la municipalidad de María Pinto en el complejo deportivo del Campo San Pedro, en la región Metropolitana, que nació el año 2020 gracias a un trabajo colaborativo entre la municipalidad, CONAF y la ONG Symbiotica.

Esta primera instancia sirvió de inspiración para idear el programa Bosques de Bolsillo, del Gobierno de Santiago, programa que creará, junto a la ciudadanía, 33 nuevos refugios verdes en la Región Metropolitana, ayudando a bajar la temperatura de la ciudad, aportando a la biodiversidad y generando espacios de encuentro para toda la comunidad.

“La Región Metropolitana consta de cuatro dolores, la inseguridad, la fragmentación social, la inequidad y el cambio climático. En ese sentido y para hacernos cargo de uno de los dolores, como Gobierno de Santiago creamos Bosques de Bolsillo, nuevos refugios climáticos en 33 distintas comunas de Santiago, y que se enmarca en nuestro Plan de Arbolado Urbano, que añadirá 500 mil nuevas especies vegetales a la región”, afirma el Gobernador de Santiago Claudio Orrego, impulsor de esta iniciativa.

Uno de los componentes más interesantes de este programa es que se construirán junto a la comunidad y actores del mundo público y privado. Esto ya se pudo evidenciar en las plantaciones de los Bosques de Bolsillo de Cerrillos y de Pudahuel, que reunieron a más de 1.000 personas.

Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago

¿Qué características tienen los Bosques de Bolsillo?

“Una de las características más relevantes de estos Bosques de Bolsillo es que cuentan, en su mayoría, con especies nativas de bajo consumo hídrico, esto mitiga otra arista del cambio climático, que es la crisis hídrica que vive Chile”, declara Mauricio Fabry, jefe de la División de Planificación y Desarrollo Regional del Gobierno de Santiago y ex jefe del Depto de Medio Ambiente de la institución.

Entre estas especies podemos encontrar el Espino (Acacia caven), Algarrobo (Neltuma chilensis), Chañar (Geoffroea decorticans), Pimiento (Schinus molle) o el Quebracho (Senna candolleana).

Respecto a la velocidad, Fabry explica: “Son forestaciones realizadas con la técnica Miyawaki, de rápido crecimiento, crecen hasta tres veces más rápido que una plantación tradicional. Además, enfrían más, bajando hasta en 3 grados la temperatura de un lugar si se compara con otros espacios públicos, así mismo captan más material particulado, es decir mitigan la contaminación atmosférica y acústica, mejorando la salud de las personas y su bienestar. Con este programa buscamos adaptarnos de mejor manera al cambio climático, bajando la temperatura y reteniendo más agua”.

¿Cómo impactará el nuevo arbolado a la RM?

El profesor asociado del Depto. de Ingeniería Industrial y de Sistemas y Ph.D. en Ingeniería y Políticas Públicas de Carnegie Mellon University, Luis Cifuentes, prevé una gran mejoría gracias al nuevo arbolado urbano del programa del Gobierno de Santiago: “Las áreas verdes bajan la temperatura del entorno, y con eso reducen el impacto del calor en la salud de las personas. Los Bosques de Bolsillo son una alternativa rápida para transformar sitios eriazos en áreas verdes.  Esa es su gran ventaja.”

Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago

Finalmente, el profesor releva la importancia que tiene la ciudadanía en el cuidado de estos 33 nuevos Bosques de Bolsillo: “En este caso es simple y muy importante: cuidar la vegetación.  No solo proporciona agrado visual. Ayuda a bajar la temperatura ambiente y a reducir la contaminación”, concluye.

Durante este año se plantarán nuevos Bosques de Bolsillo, comenzando por San José y Vitacura, el pasado sábado 26 de abril.

Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
Bosques urbanos. Créditos: ©Gobierno de Santiago
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