Tiburón ballena con una visibilidad inusual en la bahía de La Paz. Normalmente, la gran productividad en la zona provoca aguas más turbias.
Créditos: Frida Lara / Mongabay
Tiburón ballena con una visibilidad inusual en la bahía de La Paz. Normalmente, la gran productividad en la zona provoca aguas más turbias. Créditos: Frida Lara / Mongabay

En diciembre de 2020, durante la pandemia de Covid-19, más de una decena de megacruceros se estacionó en la bahía de La Paz, Baja California Sur, debido al cierre del turismo. Esto provocó la contaminación del ecosistema y el desplazamiento de especies como el tiburón ballena (Rhincodon typus), que no volvió a ser visto en la zona durante 2021. Un nuevo convenio portuario con una empresa turística podría repetir la situación.

Organizaciones ambientalistas plantean al gobierno de ese estado ubicado en el noroeste de México que este convenio, firmado originalmente en 2021 entre la paraestatal Administración Portuaria Integral de Baja California Sur (API BCS) y la empresa privada Aquamayan Adventure, sea cancelado. Este acuerdo cede una parte del puerto de Pichilingue y permite la llegada de megacruceros a la bahía de La Paz.

Cruceros fondeados en la bahía de La Paz, donde además denuncian  contaminación del mar y el aire por la presencia de una termoeléctrica, los automóviles de la ciudad y las chimeneas de estos megacruceros.
Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
Cruceros fondeados en la bahía de La Paz, donde además denuncian contaminación del mar y el aire por la presencia de una termoeléctrica, los automóviles de la ciudad y las chimeneas de estos megacruceros. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

El convenio que había sido desestimado en su momento por incumplimientos a la normatividad ambiental, se retomó y modificó a finales de 2024, y ahora autoriza a la empresa privada el uso de 33 500 metros cuadrados del puerto donde construirá un complejo turístico y comercial que incluirá zonas gastronómicas, espacios comerciales y recreativos, e incluso una planta desalinizadora. El objetivo es atraer al menos a 150 000 pasajeros de megacruceros anualmente. Esta cifra cuadruplica los cruceristas recibidos en 2023 y equivale al 60 % de la población fija de la ciudad de La Paz.

“Sorpresivamente nos encontramos con este convenio firmado entre el estado y la empresa, y vemos que el Gobierno está impulsando el proyecto, literalmente lanzando a La Paz a este muy depredador modelo de turismo extractivo, basado en los megacruceros”, dice Carlos Mancilla, director de BCSicletos, organización ambientalista que promueve la campaña “¡Viva la bahía de La Paz!” y una colecta virtual de firmas para entregar al gobernador Víctor Castro Cosío.

La exigencia es la prohibición de este y cualquier otro proyecto que implique la llegada de megacruceros a la zona. De acuerdo con BCSicletos, estos proyectos amenazan gravemente al ecosistema y a la sociedad, debido a que estas grandes embarcaciones turísticas generan enormes cantidades de residuos y contaminación, a la par de que demandan energía, agua y espacio en una zona de alta sensibilidad y vulnerabilidad ambiental.

“Crisis ilustrada” fue una campaña en la que artistas locales se expresaron contra los megacruceros. Sus calcomanías y posters se colocaron en las zonas más concurridas de La Paz, principalmente, a lo largo del malecón y en negocios aliados. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
“Crisis ilustrada” fue una campaña en la que artistas locales se expresaron contra los megacruceros. Sus calcomanías y posters se colocaron en las zonas más concurridas de La Paz, principalmente, a lo largo del malecón y en negocios aliados. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

“Este tema generó una movilización social muy grande en 2021 y la comunidad manifestaba que la bahía de La Paz no es un estacionamiento para megacruceros”, agrega Mancilla. “Ahora, lamentablemente, las autoridades, en conjunción con el sector privado, están queriendo no solo que sea un estacionamiento, sino que también sucedan todas las dinámicas asociadas a ello”, sostiene.

Los impactos negativos son extensos y están bien documentados, asegura Mancilla. Van desde los ambientales, al poner en riesgo a especies marinas y ecosistemas sensibles; los sociales, generando grandes cantidades de basura y al requerir infraestructura que la bahía no puede soportar y con la que la ciudad no cuenta; los económicos, pues afectarían a las personas que dependen de la pesca ribereña y del ecoturismo; así como los urbanos, al impulsar la gentrificación y las desigualdades urbanas, encareciendo la vida y el acceso a los servicios básicos para las y los residentes locales, afirma Mancilla.

Como resultado de una convocatoria a artistas, se creó un mural colaborativo en el centro de la ciudad de La Paz, mostrando al icónico tiburón ballena y un crucero roto por la mitad. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
Como resultado de una convocatoria a artistas, se creó un mural colaborativo en el centro de la ciudad de La Paz, mostrando al icónico tiburón ballena y un crucero roto por la mitad. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

Un ecosistema clave para el tiburón ballena

La bahía de La Paz es un sitio de impresionante biodiversidad marina. Es poseedor de ecosistemas que van desde arrecifes de coral hasta hábitats de aguas frías, todos de alta productividad. Esta región es clave para la migración, invernación y reproducción de al menos 160 especies de aves acuáticas. También alberga el 32 % de las especies de cetáceos del mundo —delfines, ballenas y cachalotes— y es un importante refugio para el tiburón ballena, que tiene una predilección por su aguas cálidas, pues le brindan protección y alimento entre otoño y primavera.

Con sus 12 metros promedio de longitud, esta especie se considera el pez más grande del mundo y está incluida en el Apéndice II de la Lista de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES), la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en la categoría de amenazada en la Norma Oficial Mexicana.

De acuerdo con el informe “Irrupción en el paraíso: megacruceros fondeados en la Bahía de La Paz, B.C.S., México” —publicado en 2021 por el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) e investigadores aliados que analizaron esa situación— se estima una población de entre 125 y 129 ejemplares de tiburón ballena por temporada en esa zona y sugiere una población total de 1700 individuos en todo el Golfo de California.

Tiburón ballena nadando entre un banco de sardinas. Créditos: Frida Lara / Mongabay
Tiburón ballena nadando entre un banco de sardinas. Créditos: Frida Lara / Mongabay

Según los autores, en el pasado era común avistarlos a menos de diez minutos de navegación desde el malecón de la bahía de La Paz, lo que motivó décadas de investigación y la eventual creación del Área de Refugio del Tiburón Ballena, decretada el 29 de noviembre de 2018 para proteger su hábitat.

Sin embargo, tras la llegada de megacruceros en diciembre de 2020, los avistamientos se redujeron drásticamente. Para abril de 2021, los tiburones ballena ya no estaban en sus sitios habituales, lo que obligaba a navegar más de una hora para encontrarlos. Los expertos señalan una combinación de posibles factores: el ruido de los motores y turbinas funcionando las 24 horas en las enormes embarcaciones, la contaminación lumínica y la contaminación del agua que pudo afectar al plancton del que se alimenta la especie.

“La capacidad de resiliencia de la zona se ve reducida porque no hay un oleaje muy fuerte debido a las dunas que la protegen, por lo tanto, los contaminantes se quedan mucho tiempo”, describe Carlos Mancilla. “Un megacrucero requiere en promedio 110 00 litros diarios de combustible —utilizan combustóleo o gas natural licuado que viene de procesos agresivos de fracking para la naturaleza—, por lo que las emisiones de gases tóxicos significan casi la misma cantidad que entre 10 000 y 30 000 automóviles”, dice el activista.

Todo esto acortó la temporada de avistamiento, que usualmente cerraba en mayo, y que además de los impactos ecológicos, provocó pérdidas económicas significativas para las familias locales que dependen de esta actividad.

Nadadora junto a un tiburón ballena, en la Bahía de La Paz. Créditos: Frida Lara / Mongabay
Nadadora junto a un tiburón ballena, en la Bahía de La Paz. Créditos: Frida Lara / Mongabay

“El tiburón ballena llega aquí, es uno de sus sitios icónicos a nivel mundial y se trata de una de las agregaciones más especiales porque está muy cerca de una ciudad”, explica Frida Lara, especialista en especies marinas y coordinadora científica de Orcgas. “Para ejemplificar, en el caso de Galápagos —que tiene otra agregación muy conocida— tienes que viajar en un barco que cuesta 10 000 dólares para poder ver un tiburón ballena”, dice Lara.

La experta agrega que la probabilidad de colisiones es una de las amenazas más importantes para especies como esta. Un estudio publicado en julio de 2024 lo confirmó: junto al Mar Arábigo y sus aguas adyacentes, así como el sudeste y este de Asia, tanto el Golfo de México, como el Golfo de California, enfrentan el mayor riesgo de colisión entre el tiburón ballena y las grandes embarcaciones.

“Impactar la bahía de La Paz significa efectos contrarios para el tiburón ballena, la manta gigante y las ballenas”, sostiene Lara. “Si ya está comprobado, con mucha información científica, que este sitio es un hábitat crítico para estas especies, ¿por qué se determina que es viable aceptar un proyecto de estas características?”, cuestiona la especialista.

Y los esfuerzos de investigación continúan. Este 2025, un equipo de científicos liderado por el biólogo Fabián Missael Rodríguez busca monitorear los impactos del turismo en el tiburón ballena en la misma región, mediante el uso de drones, para lo que lanzaron una campaña de donativos para financiar el proyecto que busca cubrir vacíos de información y mejorar las acciones de conservación basadas en evidencia científica.

La presencia de megacruceros en la bahía de La Paz podría traer serios impactos para la biodiversidad marina.
Créditos: Jorge Urbán R. / PRIMMA-UABCS / Mongabay
La presencia de megacruceros en la bahía de La Paz podría traer serios impactos para la biodiversidad marina. Créditos: Jorge Urbán R. / PRIMMA-UABCS / Mongabay

Falta de transparencia

El puerto de Pichilingue ahora está rodeado por un muro. Jorge del Ángel, biólogo y presidente del Colectivo de Académicos Sudcalifornianos, describe que antes podían verse los avances de las obras, pero ahora todo eso ha quedado oculto.

“Normalmente, cuando tú pasabas hacia las playas, podías ir viendo si había modificaciones o alteraciones en el puerto de Pichilingue. Esto ya no lo puedes observar. Eso hace que sea más difícil todavía convencer a la gente de que están actuando de manera irregular”, afirma el especialista.

Actualmente, afirma Jorge del Ángel, la ciudad de La Paz y su bahía están enfrentando un “bombardeo” de proyectos que van de la mano, sobre todo, de la industria inmobiliaria. Aunque la sociedad cada vez se organiza mejor, las problemáticas son tantas que resulta sumamente desgastante prestar atención a todas.

Uno de los dibujos e ilustraciones de la ciudadanía que representan las problemáticas del turismo masivo, el desplazamiento, la gentrificación y otros procesos que aumentan con la llegada de megacruceros e inmobiliarias. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
Uno de los dibujos e ilustraciones de la ciudadanía que representan las problemáticas del turismo masivo, el desplazamiento, la gentrificación y otros procesos que aumentan con la llegada de megacruceros e inmobiliarias. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

“Los cruceros son uno de los problemas, pero ahorita no es siquiera el más preocupante para la gente, porque ha habido un bombardeo de proyectos y estamos constantemente defendiéndonos contra uno u otro. Además, muchos de estos proyectos cuentan con la complicidad —creo que esa es la palabra— de las autoridades locales y resulta todavía peor”, asegura el biólogo.

Mongabay Latam buscó a la Administración Portuaria Integral de Baja California Sur para conocer su versión, sin embargo, no obtuvo respuesta. Por su parte, la empresa Aquamayan Adventure no cuenta con canales públicos de comunicación.

“Lo que estamos buscando son dos cosas: la primera, es transparencia”, sostiene Jorge del Ángel. “Es decir, es necesario que todos entendamos —tanto gobernantes como ciudadanía—, cuál es el proceso de verificación del cumplimiento de todas las normas internacionales a las que se supone que están sujetas estas embarcaciones”.

Mediante la campaña “¡Viva la Bahía!” se realizó una manifestación pacífica en contra de los megacruceros y las inmobiliarias.
Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
Mediante la campaña “¡Viva la Bahía!” se realizó una manifestación pacífica en contra de los megacruceros y las inmobiliarias. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

Segundo, agrega el especialista, es establecer líneas base a través de la investigación. Para ello, desde el Colectivo de Académicos Sudcalifornianos se está trabajando un proyecto enfocado en la detección de hidrocarburos a través de la ciencia ciudadana. “Es decir, que operadores turísticos locales, pescadores, organizaciones y gente que tiene contacto con el mar, participen”, explica el investigador. “La idea es que, de manera regular, se puedan tomar muestras de agua y podamos monitorear los niveles de contaminantes. Necesitamos esta información básica para poder decir qué tan grave es el problema”.

Según el especialista, el caso actual de turistificación masiva en la bahía de La Paz, es apenas uno de los que se avecinan para el Golfo de California. “Nosotros, básicamente, somos la punta de lanza; están probando con nosotros para ver cómo les va”, concluye. “Por supuesto que tenemos que dar la batalla porque, de otra manera, nos arriesgamos a que implementen este mismo modelo en el resto de los puertos del Golfo, que también son zonas muy vulnerables”.

Los estudiantes decidieron crear un mural dentro de su plantel a raíz del conflicto por los megacruceros. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay
Los estudiantes decidieron crear un mural dentro de su plantel a raíz del conflicto por los megacruceros. Créditos: Cortesía BCSicletos / Mongabay

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