-
Un acercamiento a las ardillas de Latinoamérica, que suman nueva especie
22 de febrero, 2025 -
Ya se trabaja en el lugar: Incendio de Argentina cruza la frontera en Cochamó y hacen llamado a prevenir nuevos focos
18 de febrero, 2025 -
Refugios Climáticos: las reservas costeras de Buenos Aires que combaten las olas de calor
18 de febrero, 2025

Dinelly Soto, divulgadora científica de los hongos: «soy una adulta que sigue asombrándose como niña con lo maravilloso que nos rodea»
Dinelly Soto, periodista y divulgadora científica, nació y creció en Valdivia, donde su conexión con la naturaleza, el bosque y los hongos marcó el inicio de su camino. Desde muy joven, cultivó una profunda admiración por el entorno natural que la rodeaba, lo que la llevó a estudiar periodismo con el propósito de acercar la naturaleza y la ciencia a las comunidades rurales. Hoy, a través de su proyecto “Dine Cortinaria” (en Instagram), comparte su fascinación por los hongos y promueve la ciencia ciudadana, involucrando a la comunidad en la recolección de datos y el cuidado del medio ambiente. Para Dinelly, el conocimiento es una herramienta para transformar realidades y asegurar la conservación de los ecosistemas.
Dinelly Soto nació en Valdivia y creció en Corral, un pequeño pueblo costero ubicado en la Región de Los Ríos. Allí, el paisaje natural fue su escuela y la conexión con la tierra, su base. Fue en este rincón escondido del sur de Chile, donde comenzaría su historia y pasión por los hongos.
Por lo mismo, desde muy pequeña Dinelly desarrolló un vínculo profundo con la naturaleza. En su familia, los frutos silvestres, incluidos los hongos, eran parte fundamental de su vida cotidiana, y fue precisamente esta cercanía con el entorno la que más tarde marcaría el rumbo de su trabajo.



«Mi niñez influyó profundamente en el amor que le tengo al bosque. Desde pequeña escribía cuentos, hacía historias en torno a los árboles, a lo importante que eran para mí, hacía casitas, conocía las plantas, cuáles podía tocar y cuáles no, y eso es lo que soy de adulta ahora también. Soy una adulta que se quedó en la niñez, que sigue asombrándose todos los días con lo maravilloso que nos rodea. Fue una infancia rodeada de bosque, de comida orgánica toda proveniente de la siembra. Todo lo que producíamos lo comíamos en la casa, y conocíamos muy bien el territorio y lo que tenía que ver con él, como las lluvias, y cuidados necesarios», comenta.
«Mis primeros recuerdos del bosque son con mi familia, yendo a recolectar murta, por ejemplo, en Semana Santa. Siempre fue una tradición familiar ir a recolectar frutos del bosque y después consumirlos. Recolectar moras, chupones y otras cosas que eran las que más me gustaban. También, cuando íbamos a buscar leña, porque nos calefaccionábamos de esa forma, ahí podía sumergirme en otro mundo, uno mágico y lleno de flores, hojitas, y animales. Nos contaban historias de los pumas que habitaban en esos lugares. Fue una infancia de verdad muy mágica», agrega.

Su fascinación por los hongos, sin embargo, no fue algo que ella decidió conscientemente, sino que siente que fue el propio Reino Fungi el que la “eligió”. Este encuentro fortuito fue, en sus palabras, una especie de simbiosis mutua, la cual ha guiado su vida hasta el día de hoy, transformándose en su mayor pasión.
«Yo mientras más conozco de los hongos, más les agradezco, más los amo, más me siento conectada a ellos. Más allá del uso comestible, alucinógeno, medicinal que tienen. Siento que son el todo, que son el eslabón entre todo lo que existe, que son fundamentales. Desde la ciencia son organismos increíbles, las formas que han adoptado desde la evolución, por ejemplo, Laternea pusilla es un hongo que no tiene láminas para dispersar su esporas, sin embargo, tiene un mecanismo de olor fétido para atraer a insectos y que dispersen su esporas. Algunos tipos de hongos secuestrados, que están bajo el suelo, que también desarrollan estas técnicas de olores distintos o de parecerse a algunas frutas para poder dispersar su esporas», señala.



Periodismo al servicio de la ciencia
Aunque su amor por la naturaleza fue innegable desde muy pequeña, cuando llegó el momento decisivo, Dinelly no eligió seguir una carrera científica. En lugar de ello, optó por estudiar periodismo en la Universidad Austral de Chile, buscando una manera de fusionar su pasión por la ciencia con el deseo de hacerla accesible para todos, especialmente para las comunidades rurales de Chile. Su decisión de formarse como periodista estuvo marcada por la firme convicción de que el conocimiento científico debía dejar de ser un bien exclusivo y llegar a todas las personas, independientemente de su ubicación o estatus social.
«Siempre quise estudiar periodismo, porque me gusta comunicar. Me gusta mucho la ciencia y me costó decidirme en ese tiempo por algo. Siento que hay personas bacanes haciendo ciencia, muy capaces, pero que nos falta dar a conocer los resultados. Me ha tocado trabajar en distintos centros de investigación, donde se hace ciencia de muy alta calidad, con profesionales excelentes, sin embargo, no veo una vinculación con el medio. Si bien ahora se está intentando, en muchos lugares se siente, por parte de la comunidad y yo también me siento así, que vienen a tomar datos, pero no se devuelve nada. Todo lo que se lleva de acá no vuelve para nosotros conocer más de nuestros territorios», explica Dinelly.



«Conocer nuestros territorios es clave para poder defenderlos ante proyectos extractivistas, ante cosas que no estén bien hechas. No hablo de negarnos al desarrollo, por supuesto que no, quién no quisiera que todos nuestros vecinos tuvieran trabajo, uno mismo tener trabajo, pero a qué costo. Por ejemplo, la salmonicultura en nuestros fiordos que está destrozándolos y ensuciándolos, algunas veces también con malas prácticas laborales hacia los trabajadores, y ahora incluso entrando a las áreas protegidas. Las pocas que están cuidando ballenas, mamíferos marinos, y otros organismos que viven en nuestros mares extinguiendo peces nativos. Entonces, no es negarse al desarrollo, sino que pedir que las cosas se hagan como deben hacerse. Es un deber comunicarlo, que se sepan las cosas, y que más personas estén muy informadas. Siento que haber estudiado periodismo me permite tener una idea más clara para poder divulgar, difundir y dar a conocer conocimientos que todos deberíamos manejar de igual manera», agrega.



Fue con esta visión que Dinelly comenzó a incursionar en el mundo de la divulgación científica. Utilizando sus redes sociales, principalmente Instagram, Dinelly se dio a conocer como “Dine Cortinaria”, un nombre que deriva de su fascinación por los hongos del género Cortinarius. Para Dinelly, este nombre simboliza no solo su amor por estos organismos, sino que también su misión de develar un mundo desconocido para muchos.
«Yo me llamo en Instagram dine_cortinaria, porque amo los Cortinarius. Es una especie que tiene una cortina bajo las láminas o lamelas que protegen lo más importante, que es por lo que se desarrolla el hongo, que es su dispersión de esporas. Entonces, cuando conocí sobre este género, lo difícil que es clasificarlo, la cantidad de especies que están asociadas a algunos Nothofagus que amo, me enamoré de ellos, me enamoré de ellos profundamente, por la diversidad de sus colores, de sus formas», afirma Dinelly.

Hongos: un camino de conocimiento y aprendizaje
A lo largo de su carrera, Dinelly ha profundizado su vínculo con el Reino Fungi, compartiendo sus hallazgos con su público y destacando la relevancia de estos organismos en el equilibrio de los ecosistemas. Su trabajo se caracteriza por una admiración profunda por los estudios científicos que le han mostrado la fascinante complejidad y el papel crucial de los hongos en la naturaleza. Asimismo, en este camino muchas personas han sido claves, tanto de su familia como expertos de diversas áreas que la han inspirado.
«Mi familia, mi abuela, mi mamá que ama las plantas, ama la huerta, personas que fui conociendo en el camino, personas que no conozco, como Rachel Carson, que es una mujer increíble, que te inspira a hacer las cosas distintas, enfrentarte sin miedo a cosas que están mal, que están mal de raíz y que pasan desapercibidas o que por muchas razones le tememos, pero que te muestran la importancia de sacar la voz y hacer cambiar miles de cosas», asegura Dinelly.



«Más cercano al bosque, a los hongos, uno de mis grandes profesores, maestros y amigos, es el micólogo y taxónomo nacional Pablo Sandoval Leiva, quien me ha enseñado muchísimo de los hongos de Chile, que en este minuto ahora se encontraba en mi casa. Salimos a observar hongos, tenemos ganas de hacer proyectos acá, para poder dar a conocer más de la funga de la región de Aysén. También, ha sido clave Camille Truong, una micóloga internacional que me enseñó el amor por los Cortinarius, por conocer más de los hongos. Mi partner para hacer trekking y correr por los cerros. Una amiga increíble que de verdad atesoro», agrega.
Uno de los momentos más significativos en su carrera fue el hallazgo de nuevas especies de hongos en la Región de Aysén, donde actualmente reside. A través de su labor de divulgación, Dinelly identificó hongos en la zona que solo se encontraban en lugares específicos fuera de la región, lo que la inspiró aún más a explorar los bosques locales y a impulsar su conservación.



«Mi trabajo, en general, es divulgar lo que los taxónomos ya han hecho, más que identificar. También puedo identificar algunos hongos en terreno, bastantes, sin embargo, la taxonomía y el trabajo duro lo llevan ellos, pero sí he podido tener y encontrarme con especies increíbles como el Cordyceps cuncunae, descrito por el micólogo alemán Götz Palfner, que lo describió hace más de 17 años en Valdivia, y que luego lo encontré acá en la Región de Aysén. Es un hongo que parasita insectos en edades tempranas, en este caso, cuncunas. Generan estos cuerpos fructíferos que salen desde la cabeza del insecto, que riegan su micelio por él y se empiezan a alimentar, ha sido algo que me ha sorprendido muchísimo», cuenta Dinelly.
«Poder conocer a gente en el medio, de Fundación Fungi, participar de sus campañas, conocer gente como Marcos Caiafa, que vino a estudiar la interacción de micofagias de chucaos y hued hued con trufas nativas. Fue increíble saber que no solo comían frutas, sino que entre el 60% y el 70% de su dieta se basaba en este tipo de alimento. Participar de líneas bases en el norte, donde la minería igual ha sido muy impactante y sigue siéndolo. Sin embargo, descubrir que hay lugares que tienen diversidad altísima, que es increíble que solo viven ahí y que son especies endémicas de esos lugares, que deberían tener un espacio asegurado por el gobierno para poder seguir estando ahí», relata Dinelly.


Un compromiso con la ciencia ciudadana y la conservación
El amor de Dinelly por los hongos no se limita solamente a su conocimiento académico y de divulgación; está también estrechamente vinculado a su compromiso con la conservación. A través de su trabajo, ha logrado involucrar a muchas personas en la ciencia ciudadana, un proceso donde la comunidad toma un rol activo en la recolección de datos y el cuidado del medio ambiente. En este sentido, Dinelly se dedica a enseñar sobre la importancia de los hongos no solo desde una perspectiva científica, sino que también como un recurso para la salud y el bienestar de las personas.
«La ciencia ciudadana es yo creo que una de las cosas más hermosas que hacemos, involucrándonos como comunidad en ello. Es algo que hacemos voluntariamente, sin esperar a veces una retribución económica, con nuestras ganas de aprender y contribuir a lo que hemos visto. La ciencia ciudadana es una tremenda herramienta que ayuda no solo en los hongos, sino que también, por ejemplo, en los atropellos de fauna en la carretera. Hay un montón de proyectos, como el del abejorro nativo, que está en peligro de extinción, que llaman y convocan a las personas para que entreguen sus registros, para poder mapear su distribución y abundancia de las especies», ahonda Dinelly.


«En el caso de los hongos, gracias a eso se han podido tener colectas de distintos territorios, de hongos que son escasos y poco comunes, y poder describir especies nuevas. Entonces, la ciencia ciudadana es increíble. Hay que involucrarlos a todos, desde las infancias hasta las personas adultas, porque todos somos importantes y nadie sobra en esta ciencia. Nadie está de más y todos, con un poquito de conocimiento, con ayuda de algún especialista si queremos contactarlo, podemos hacerla y ser parte activa del conocimiento, así como de la defensa, protección y conservación de nuestros territorios», agrega.
En su día a día, Dinelly vive en el Valle Mirta cercano a la localidad de La Junta, en la Región de Aysén, también, muy cerca del Parque Nacional Queulat, un lugar apartado donde no hay electricidad ni conexión constante con el mundo exterior. Allí, en medio de montañas y bosques nativos, Dinelly ha encontrado la paz para continuar con su trabajo.




«Vivir en la Región de Aysén, a mi juicio la región más linda de este país, es un regalo. Todos los días son un regalo. Acá las cuatro estaciones pasan en un día. Tenemos sol, a veces cae un poco de nieve, después lluvia, luego está nublado y así, por eso es tan vivo el sentimiento de estar acá. Es salvaje este territorio, pero a la vez es increíblemente hermoso. Los ríos, los glaciares, las montañas, los bosques de este lugar, son algo que te deja conmovido. Poder observar esos ríos de hielo, de colores distintos por su sedimento, la majestuosidad de los bosques que aún van quedando, es algo que es de verdad impagable, que te alimenta el alma, el espíritu. Es eso mismo lo que ha hecho que uno se pula como ser humano, que vaya viendo y mejorando cosas que no había observado antes», comenta Dinelly.
«Haber crecido en ese entorno privilegiado, que quizás habían algunas carencias económicas o de otras cosas que no se podían tener como en la ciudad, fue increíble y fue mi niñez la que me hizo vivir donde estoy viviendo ahora. Retorné a lo que siempre me había gustado, a un pueblo pequeño, a vivir rodeada de bosque, a poder leer lo que te dice el bosque, desde las nubes, de dónde sale el sol, la posición de las hojas, qué hierbas hay aquí, qué otras no hay acá. Y a medida que fui aprendiendo eso, quise saber más, y sigo queriendo saber más, porque uno mientras más cosas descubre se da cuenta que menos sabes. Entonces, es como una sed insaciable de conocimiento y de poder traspasar lo que uno va aprendiendo a los demás también, porque de repente, por muchas cosas y circunstancias de la vida, yo creo que hay mucha gente a la que sí le gustan los bosques, que sí le gustaría hacer más conservación, pero que el medio en el que vive, o la realidad que está viviendo en ese momento, no se lo permite», agrega.


La vida en la Patagonia ha sido una experiencia enriquecedora para Dinelly, pero también le ha mostrado los retos propios de vivir en una zona rural. Del mismo modo, también se ha visto enfrentada a otros desafíos, como la falta de financiamiento que existe en la comunicación de la ciencia.
«A veces se hace difícil participar de todas las actividades a las que te convocan o te invitan, porque es difícil contar y gastar tu dinero que tenías presupuestado en una cosa para gastarlo ahí, viajar, moverse y que todas las actividades en general no sean con una retribución, para poder solventar tus gastos personales. Sin embargo, uno pone en la balanza esas cosas, y trato de participar todo lo que más puedo, para poder compartir con más personas, hacer alianzas y poder seguir trabajando en lo que uno hace. Otra cosa muy triste también es que uno quisiera publicar más guías, poder hacer más trabajo, pero de repente los fondos son medios quisquillosos, y cuesta tener fondos o algo que te ayude a publicar más trabajo o hacer más cosas», reflexiona Dinelly.



Hoy, su nombre se asocia no solo con el amor por los hongos, sino que también con la búsqueda constante de un futuro más consciente y conectado con el medio ambiente. Para Dinelly, el conocimiento compartido tiene el poder de transformar realidades, y es precisamente ese poder el que continúa difundiendo con cada publicación, conferencia y charla. Ella sigue trabajando incansablemente para hacer del Reino Fungi un lugar accesible para todos, porque, como ella misma afirma:
«Los hongos son fundamentales, imprescindibles diría para la salud de los bosques. Son nuestros recicladores de la naturaleza, animalitos, fecas de animales, materia orgánica, madera, los únicos organismos capaces de alimentarse de ella y devolverla al ciclo natural como nutrientes. Son parte fundamental de las economías campesinas, con los hongos comestibles silvestres, que han estado desde los Selk’nam, que consumían algunas Cyttarias o llamados también digüenes, para fermentarlos y para consumirlos crudos. La lengua de vaca (Fistulina antarctica), algunos tipos de Tremellas u hongo gelatinosos».


«Muchas de las especies que existen se van a extinguir sin siquiera saber qué son o en dónde estaban, por el rápido avance que tenemos como humanidad. Entonces, ojalá que los veamos desde un sentido más profundo, más que el comestible, alucinógeno, incluso medicinal, sino que como organismos que nos prestan muchos favores, muchas necesidades que nosotros tenemos, y que si no fuera por ellos, nosotros no podríamos estar acá», agrega.