Arañas gnomo: desconocidos y asombrosos habitantes de los bosques de Chile
Cuando cae la noche, criaturas desconocidas comienzan a adueñarse de la hojarasca y el follaje. Entre ellos, las presas perfectas para unas reinas de la noche: las arañas gnomo o duende. Nuestro colaborador, el fotógrafo Vicente Valdés Guzmán, nos comparte en este texto y galería un acercamiento a estos extraordinarios y pequeños seres del bosque en Chile, que tienen particulares características, como su forma de cazar y alimentarse, que las ha llevado a ser consideradas como arañas pirata.
Cuando queremos salir a explorar la naturaleza, realizar observación de fauna, flora, funga o simplemente caminar por algún sendero, en algún parque o área natural, solemos hacerlo de día, con las mejores temperaturas y con la luz del sol para tener un mejor panorama de lo que nos rodea y obviamente siempre tener mejores avistamientos también. Pero, ¿cuántos se han atrevido a ir en búsqueda de la enorme diversidad de seres vivos que “emergen” al caer la noche?
La verdad es que pareciera ser otro mundo, donde criaturas desconocidas comienzan a adueñarse de la hojarasca y el follaje. Donde la humedad y el frío posibilitan la actividad de caracoles, babosas y opiliones. Donde la seguridad de la oscuridad permite que salgan polinizadores tan importantes como las polillas, u otros seres voladores como los neurópteros, las típulas y una infinidad de organismos que, a su vez, son las presas perfectas para las reinas de la noche: las arañas.
El universo de las arañas funciona casi en su totalidad de forma nocturna, y entre toda esa gran variedad de especies que podemos encontrar en Chile, existe un grupo muy especial, nuestras protagonistas, las increíbles y llamativas arañas gnomo o arañas duende.
Las arañas gnomo o arañas duende, son pequeñas arañitas de no más de un centímetro normalmente, todas pertenecientes al género Gnolus, un género endémico del cono sur del mundo, encontrándose tan solo en Chile y Argentina.
También podemos incluir dentro de este coloquial y tierno nombre “arañas gnomo” a las especies Oarces reticulatus y Heterognatha chilensis, que comparten muchas características.
Pertenecen a la familia Araneidae, pero antiguamente se agrupaban dentro de la familia Mimetidae, y esto tiene una explicación: Las representantes de la familia Araneidae, son conocidas comúnmente como arañas tejedoras de tela orbicular, las cuales nos entregan la clásica vista de una araña cabeza abajo en el centro de una hermosa y compleja tela de forma espiral circular, la cual también es su forma de captura, en donde ellas pacientemente esperan a que alguna potencial presa quede atrapada en sus redes.
Sin embargo, las arañas gnomo utilizan métodos muy distintos, partiendo por que ni siquiera construyen telas orbiculares, si no que más bien son depredadoras activas, que buscan su alimento y capturan a través de estrategias de caza.
Se alimentan principalmente de otras arañas, colémbolos e insectos, como pequeñas polillas, mosquitos, escarabajos, larvas, entre otros, que en ocasiones pueden ser incluso más grandes que ellas. Para lograrlo, una de sus técnicas es pasar inadvertidas con el camuflaje, aprovechando su coloración entre las hojas o troncos.
Se dice también que son capaces de imitar vibraciones de las presas en telas de otras arañas, para confundirlas y cuando esta sube a buscar a la “víctima”, ahí las atrapan, esto último también ha hecho que se conozcan como arañas piratas.
Las arañas gnomo viven principalmente en follaje de árboles y arbustos, utilizando el envés de las hojas para refugiarse durante el día o cuando lo estimen necesario, lugar que también ocupan incluso para poner sus huevos y ootecas —masas de huevos—, los cuales las hembras cuidan hasta que comiencen a nacer nuevas pequeñas gnomitos.
La mayoría de las especies presenta coloraciones mayoritariamente verdes, lo que por supuesto las beneficia totalmente para pasar inadvertidas en su hábitat.
Cuando llega su momento de actividad, pasan largos ratos colgando de una única y corta tela como en estado de vigilia, y es la posición más común de ver cuando nos proponemos ir a observarlas, ya que pareciera que prefieren siempre eso antes que caminar por ahí.
Tienen una marcada preferencia por las zonas de bosque frondoso y quebradas húmedas, siendo por ejemplo el sur de Chile un ambiente más que apropiado para su proliferación, ya que, a pesar de ser muy poco conocidas, son relativamente comunes. Pero no se engañen, también podemos verlas en la zona centro y centro norte del país, aunque tan solo un par de especies, en el bosque esclerófilo.
Hasta ahora, se han descrito 6 especies del género Gnolus; G. cordiformis, G. spiculator, G. blinkeni, G. angulifrons, G. limbatus, todas con una morfología similar, aunque con detalles importantes y diagnósticos que las diferencian incluso a simple vista con un poco de práctica.
Comparten un cuerpo ancho, pero plano (aunque hay individuos bien alargados), con un opistosoma —abdomen— notoriamente más grande que el prosoma —cefalotórax—, que es de forma triangular o “pseudo-triangular”, por decirlo de alguna manera.
Su carita es característica, y posee ocho ojos, cuatro al centro y dos pares laterales, aunque para entender un poco mejor de su aspecto e interpretar lo anterior, es mejor que se guíen por las fotografías del artículo.
Las 6 especies del género Gnolus, O. reticulatus y H. chilensis se concentran en la zona sur de Chile, entre las regiones de Bio-bío y Aysén, aunque G. cordiformis y Oarces reticulatus tienen registros hasta la Región de Coquimbo, determinando una distribución mucho más amplia que el resto.
Luego nos saltamos a la Región del Maule, donde aparecen G. spiculator y G. angulifrons, aunque mucho más escasas que en su rango sur.
G. zonulatus y G. limbatus son las más extrañas hasta ahora, y cuentan con muy pocos registros o derechamente nulos, ya que posiblemente algunos ejemplares no estén bien identificados.
Lo importante es que, a medida que avanza la difusión de estos espectaculares duendecillos del bosque en redes sociales, cada vez más gente se contagia de ganas de salir a buscarlas para poder registrarlas y compartirlas, a través de la fotografía o el video, dos de las herramientas más potentes para la divulgación científica.
Sumado a lo anterior, existen a la par especialistas dedicados a investigar cada vez más sobre su historia natural, la aclaración de especies a través de la taxonomía y, por supuesto, todo lo que contribuya a su conocimiento. Durante años, este ha sido bastante escaso para las arañas, por lo general por falta de recursos y fondos por parte del Estado para que científicos avancen en dicha información.
Por otra parte, hay que recalcar la importancia y el rol de los naturalistas que logran formar una verdadera base de datos mediante la observación y posterior registro. Afortunadamente, hace un tiempo atrás salió la primera “Guía básica de identificación, Arañas de Chile”, realizada por Pablo Núñez y Milenko Aguilera, un guía de campo histórica y que vino a cambiar los prejuicios que se le tienen a las arañas, en donde hay información muy valiosa producto de trabajo de muchos años.
De seguro en esos vastos bosques y quebradas andan muchas más arañas gnomo de las que conocemos, con especies aún no descritas y posiblemente algunas aún no descubiertas. O tal vez su distribución comience a traer sorpresas y encontremos diferentes especies más al norte, ¿quién sabe?
Por ahora, debemos comenzar a conocer, ya que es lo mínimo que estas mágicas y magníficas criaturas necesitan, y así poder protegerlos de la manera que merecen.