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Voces del Océano: serie audiovisual da vida a las historias detrás de los Refugios Marinos
En esta serie documental, pescadores y pescadoras artesanales se convierten en narradores de sus propios territorios y maritorios, revelando cómo la pesca artesanal y la conservación comunitaria se unen para proteger y restaurar ecosistemas marinos a través de las Zonas Voluntarias de Protección.
Como testigos en primera línea de la degradación de los ecosistemas marino-costeros, comunidades de la pesca artesanal están tejiendo nuevas formas de relacionarse con el océano: cuidándolo, restaurándolo y transmitiendo su historia a las futuras generaciones. Este es el corazón de “Voces del Océano», una serie audiovisual de Fundación Capital Azul que recoge testimonios, anhelos y aprendizajes de pescadores y pescadoras artesanales que impulsan la creación de Refugios Marinos: espacios de conservación marina comunitaria ubicados al interior de las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB).

A través de cápsulas audiovisuales breves, “Voces del Océano” recorre cinco territorios que se encuentran a la vanguardia en la implementación de Zonas Voluntarias de Protección: La Polcura, Ventanas, Zapallar, Cachagua y Maitencillo. Cada capítulo es un relato íntimo y en primera persona sobre cómo las organizaciones de pesca artesanal transitan desde la sobreexplotación y la presión de la actividad pesquera y extractiva hacia un modelo que pone al centro la sostenibilidad, la biodiversidad y la memoria colectiva.

Esta iniciativa audiovisual liderada por Fundación Capital Azul cuenta con el apoyo de BHP Foundation. Es parte de un proyecto más grande dirigido por la documentalista Valentina Díaz Saravia, y que también incluye el microdocumental “Refugios Marinos: pesca artesanal al cuidado del océano”, que durante los próximos meses se estrenará en algunas de las localidades que son parte del programa de Refugios Marinos.

“Detrás de cada Refugio Marino hay personas que cuidan, que conocen el mar como parte de su vida y su historia. Con esta serie quisimos darles voz para que sean las propias comunidades quienes cuenten cómo y por qué están liderando una nueva forma de hacer conservación marina basada en la ciencia, la colaboración y el conocimiento local. Hoy, la pesca artesanal no solo extrae recursos: también protege y restaura ecosistemas marino-costeros, dando un paso decisivo para convertirse en un actor clave en la gestión y uso sostenible del océano”, explica Rodrigo Sánchez Grez, director ejecutivo de Fundación Capital Azul.

“Lo interesante es darle voz a esas personas, que ellos cuenten su propia historia, no que la cuente otra persona, sino que ellos con su propia voz cuenten lo que piensan, lo que opinan del pasado y del futuro, cómo ven el proyecto, por qué les parece bien, y que lo cuenten ellos mismos desde sus propias experiencias, emociones y narrativas”, reconoció Valentina Díaz Saravia.

Junto con destacar el impacto de los Refugios Marinos a nivel comunitario y social, comentó que el trabajo audiovisual recoge historias de “generaciones de familias que han vivido y convivido ahí en el mar y han visto cómo ha cambiado todo con la sobreexplotación. Entonces que ellos puedan hablar de eso desde su propia perspectiva es súper importante”. La documentalista también añadió que en terreno pudo observar un cambio de paradigma para generar “una nueva identidad del pescador artesanal, ya no como depredador, sino como protector. Eso se ve que en todas las caletas lo tienen súper claro; hay un compromiso y un orgullo muy grande”.

Historias con identidad local
La serie audiovisual “Voces del Océano” busca poner en relieve que conservar el mar es también restaurar la relación entre las personas y su entorno, fortaleciendo la identidad costera y proyectando un futuro más resiliente para las comunidades locales.

“Hubo un tiempo en que aquí estuvo pelado (desierto). Buceabas en una roca y no había nada porque los depredadores de la zona costera hemos sido nosotros”, cuenta Ricardo Silva Manzo, presidente del Sindicato de Pescadores de Maitencillo, agregando que “el Refugio Marino está haciendo que el pescador se vaya dando cuenta que si cuida una parte de su entorno, esa parte va a crecer con todo lo que tiene ahí, con todos los moluscos, las algas, las esponjas, los piures, todo; todo va a crecer ahí porque no se toca”.

“Fue un acuerdo voluntario de parte del Sindicato y eso provoca que cada una de las especies que están allí, especialmente los moluscos, puedan tener una mayor reproducción, no tan solo en el área, sino que también en los sectores aledaños, y eso ayuda a las costas, ayuda a las familias”, sostiene Eugenio Silva Pinto, socio del Sindicato de Pescadores de Ventanas.


“Fue complejo al principio porque somos una caleta de buzos-mariscadores, entonces solamente con nombrar estas 15 hectáreas que íbamos a dejar para conservación es un poco loco… sacábamos como 10 mil locos, 5 mil erizos en ese lugar”, comenta Sergio Veas Verdejo, presidente del Sindicato de Pescadores de Zapallar. Y añade: “hoy se está recuperando en ese lugar. Eso es bueno, es importante, valió la pena ese sacrificio de haber perdido plata porque sí estamos recuperando algo para las futuras generaciones”.
En cada caleta y en cada Refugio Marino, el océano nos habla a través de quienes lo cuidan y están liderando esta nueva forma de conservación marina comunitaria. Son historias tejidas con redes, esperanza y memoria colectiva: voces que recuerdan que conservar el mar es también conservarnos a nosotros mismos. La serie completa está disponible en el canal de YouTube de Fundación Capital Azul: haz clic aquí para ir a la playlist.