A unos pocos kilómetros al norte de Chañaral se encuentra Falda Verde, en pleno desierto de Atacama, camino al Parque Nacional de Pan de Azúcar, no hay nada. Solo cerros, mar y tierra pedregosa. Pareciera casi irreal pensar que, precisamente en este lugar, se pueda cultivar algo.

Al tomar un camino que asciende unos metros por los cerros costeros, se encuentran unas instalaciones de la Agrupación de Atrapanieblas de Atacama. Al avanzar, aparece el milagro: ¡un vivero con más de 850 plantas de lechuga!

La historia comenzó en realidad hace más de veinte años, cuando un grupo de pescadores comenzó a construir sus primeros atrapanieblas, literalmente en la punta del cerro de Falda Verde, a más de 700 m.s.n.m.

Los atrapanieblas, que actualmente llegan a ser más de 10, captan cada uno, cerca de 100 litros de agua al día, los que son transportados por unos colectores cerro abajo, hasta el vivero.

Si bien la construcción ya existía, los fondos del proyecto permitieron habilitar diez mesas de cultivo, que funcionan como piscinas, en las que se instalaron planchas de plumavit donde se insertaron almácigos de lechuga, los que consumen el agua de niebla.

El resultado de todo este proceso, tras 21 días desde que se insertaron los almácigos, fue una producción de cerca de 40 kilos de lechugas, los que fueron repartidos gratuitamente en la comunidad de Chañaral.

Luego de esta cosecha, se iniciará un nuevo ciclo de cultivo, con almácigos de lechugas que se han producido en el mismo vivero. Pero también se producirá un nuevo producto: frutillas hidropónicas.

En este sentido, el sueño de los distintos actores involucrados es masificar la producción y poder comercializarla, de modo de satisfacer la demanda local. Así como expandirse hacia otros cultivos.

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