Arquitecto de formación y paisajista de corazón, Juan Grimm se ha transformado en el mayor exponente del paisajismo chileno, reconocido también dentro de los mejores a nivel latinoamericano. Dentro de sus trabajos emblemáticos se encuentran su propia casa en Los Vilos, los jardines de las viñas Santa Carolina y Errázuriz o el jardín que diseñó para el Edificio Transoceánica en la comuna de Vitacura, en Santiago. La lista es extensa. En sus más 33 años de carrera ha diseñado más de 1.900 hectáreas de parques privados en Chile, Uruguay, Argentina y Perú, y cuenta con un sinnúmero de jardines y parques urbanos en su carpeta de proyectos.

Edificio Transoceánica ©Juan Grimm
Edificio Transoceánica ©Juan Grimm

En Ladera Sur entrevistamos a Juan Grimm para conocer más acerca de sus motivaciones e inspiraciones, y de su reciente participación en Aguadulce, un proyecto inmobiliario costero a 270 km al Norte de Santiago, en el sector de Huentelauquén, que busca integrar el paisaje y naturaleza local a su arquitectura.

¿Conocías Aguadulce antes de que te invitaran a participar como encargado del área de paisajismo del proyecto?

Sí, yo lo conocía porque está muy cerca de mi casa en Los Vilos. Yo iba hace 20 o veintitantos años a esta playa. En los veranos regularmente iba a recorrer las quebradas además, que son absolutamente gloriosas. Todo lo que tú encuentras en las quebradas es una vegetación increíble, incluso con plantas como el papayo silvestre que está en extinción; es uno de los pocos lugares de Chile en que se encuentra esa planta. Y está intocado eso. Deben haber unas cien hectáreas de quebradas naturales, que son parte del predio. Y la playa es lo que atrae, porque es una muy buena playa para bañarse.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

Y a ti, cuando te encargan este proyecto, ¿te pusieron algún requisito?

Todo parte cuando ellos contratan al equipo de Leonardo Valdés, del Estudio Valdés, que hace el plan maestro para la organización de los sitios, acceso y urbanización… y me contratan a mí como paisajista. Entonces con el “Cano” de alguna manera hicimos el plan maestro juntos, trabajamos de alguna manera de la mano. Y ahí parte. La quebrada principal se mantiene como quebrada intocada y ésa fue una de las cosas que yo determiné: hasta dónde llegarían los sitios.

El terreno en el que se sitúa este proyecto inmobiliario cuenta con 3 ó 4 quebradas naturales, en las que se buscó realizar la menor intervención posible, sobre todo porque es a través de ellas que fluye el agua acumulada durante la temporada de lluvias.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

Cuéntanos sobre el parque que diseñaste al interior del terreno. ¿En qué te inspiraste?

Los antiguos dueños empezaron por cuenta propia a hacer esta urbanización, y uno de los dueños hizo aquí un camino que era como la carretera lineal, era fatal. Entonces aprovechamos de sacar esta calle y convertirla en un parque que va desde los cerros hasta la playa.

Aquí corría el cauce de una de las quebradas. Este estero o río en la historia se ensancha y achica. El agua corría entremedio, así es que ocupé el lenguaje del agua para las circulaciones del parque, mientras que toda la arquitectura que está más bien ligada al borde de rocas, tenía el lenguaje de las rectas de la roca.

En el paisajismo, desde siempre, mi inspiración han sido los eventos naturales. Es un lenguaje que no tiene escalas.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

La idea principal del llamado Parque Lineal era mantener las siluetas que el cauce había tallado en su camino con el paso de los años, para que su diseño fluyera en conjunto con el entorno natural, encauzando a su vez el agua.  Los asientos asemejan a troncos que habrían sido arrastrados por la corriente hasta quedar varados en ciertas orillas, ofreciendo lugares más íntimos para descansar o disfrutar del paisaje.

Además, por el borde costero, Grimm diseñó un sendero de pasarelas de madera que recorren la costa hasta llegar a un mirador con desniveles cercano a una caleta y rodeado de cactáceas. “Esto simplemente es un gesto para apreciar el lugar”, nos cuenta al respecto.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

¿Qué fue lo que fuiste encontrando en el camino?

Encontré que el lugar era absolutamente maravilloso en su vegetación, especialmente todo lo que hay en la costa. Porque el plano, si bien es cierto que es muy mono-específico, es decir hay prácticamente bahias y cactus, pero plantaron muchos atriplex para los animales.  Y ese atriplex se fue comiendo la flora nativa, que es muy vulnerable. Entonces lo que se mantiene bien es todo lo costero, que es esto con las nolanas, las bahias, los cactus, los tréboles y el trébol arbustivo. Ésa es la asociación que hay.

En este proyecto puntual, ¿la apuesta de especies fue reforzar lo nativo que había?

En el parque sí. Puse plantas exóticas, las menos que pude, pero tuve que poner plantas exóticas de mayor altura. Lo único alto natural son las alcaparras.

Pero casi todo lo que ves aquí es nativo. Es una restauración de alguna manera de ese paisaje. Hay unos baccharis, alcaparra. Sí abusé con los mioporos, que son exóticos y me ayudan a contener el viento.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

¿De qué forma ves tú el desarrollo inmobiliario costero de Chile, y qué le dirías tú a alguien que está pensando en el desarrollo costero siendo que Chile tiene cerca de 5.000 kilómetros de costa?

Desde que estoy haciendo jardines en la costa he tratado de rescatar la flora nativa, no es solo porque me gusten las plantas nativas, sino que yo creo que potenciar el valor que tenemos es fundamental.

En la historia nuestra, desde que se empezó a poblar el borde costero, cuando se instaló Zapallar, Cachagua y en toda la costa, lo único que querían los chilenos de esa época era hacerlo exótico. Entonces todo lo nuestro, los chaguales, era monte y se quemaba. Lo sacaban para poner flores, laureles… sin ir más lejos, hace unos 15 ó 20 años atrás fui muy cerca de aquí a un lugar que se llama San Andrés, cerca de Los Molles, con una vegetación donde habían muchos lúcumos silvestres que están en vías de extinción. Bueno, el dueño de casa les ponía parafina para matarlos y poner laureles.

Entonces yo creo que si nosotros conocemos la flora y la queremos, cuando lleguemos a un lugar así, si vemos un chagual vamos a decir: “Dios mío, esto es como una orquídea pero más exótica”. Lo importante es darle el valor a nuestra vegetación para que se sientan como las joyas que tenemos.

¿Tú has visto que eso ha cambiado en los últimos 5 a 10 años?

Sí, ha cambiado. O sea, de alguna manera se ha puesto en valor.

©Juan Grimm
©Juan Grimm

¿Y es más difícil trabajar con nativos?

No, es sustentable. Además la flora chilena no es efectista, es más sutil, más elegante. No es el Echium fastuosum.

¿Cómo ves tú el desarrollo del paisajismo en Chile en estos últimos 10 años, donde ahora todo el mundo quiere más verde?

Yo la verdad es que no te lo puedo decir en años, no sé cómo medirlo, pero yo siento que hay un gran avance en el paisajismo de Chile, de hecho hay una cosa que me gusta: hay mucha competencia entre los profesionales y mucha competencia entre los que hacen jardines. Quién tiene el jardín más lindo que el otro… ¿por qué? Porque es una cuestión ya tan importante, como quién tiene la casa más linda, pero en el buen sentido, de querer gozar.

En los jardines veo un avance y en la calidad de los paisajistas también. Están preocupados por las especies nativas e inspirados en el propio paisaje. Antiguamente los jardines eran de colecciones de plantas, ahora hay detrás un desarrollo académico. En Chile le damos cancha a cualquier país en Latinoamérica en paisajismo.

Bahía Azul, el jardín de Grimm en Los Vilos ©Juan Grimm
Bahía Azul, el jardín de Grimm en Los Vilos ©Juan Grimm

¿Qué paisajistas fueron los que más te influenciaron?

Oscar Praguer es, para mí, lejos el más importante en mi carrera, el que más me ha influenciado. Y Burle Marx también, indirectamente. Pero el que realmente me conmovió así profundamente, desde chico, fue Oscar Praguer. Yo iba al Parque Providencia, tocaba los árboles, y decía cómo los puso, cómo sabía tanto. Yo me daba cuenta que él ocupaba las plantas nobles. El Parque Providencia tenía una estructura evidente, clara, sin pretensión. Era bosque nativo con árboles y arbustos debajo; tú no veías ni para costanera ni para Providencia ¡Y estabas metido en el valle central!

¿Qué recomendarías tú al paisajismo de hoy?

Si cada uno de los santiaguinos plantara un bosque en su jardín tendríamos otro Santiago. Si cada jardín de Santiago tuviese tres especies nativas importantes, como tres peumos, tres quillayes… multiplícalo por los miles de jardines que hay. ¡Imagínate lo que sería Santiago!

Jardín Tres Lagos, en Montevideo ©Juan Grimm
Jardín Tres Lagos, en Montevideo ©Juan Grimm

Finalmente, al diseñar tus paisajes ¿piensas en un todo, incluyendo al ecosistema y la vida que podría desarrollarse en él?

Aún no, pero tengo que comentarte que quedé muy emocionado después de construir el jardín de las lagunas en Montevideo (Jardín Tres Lagos, en Montevideo, Uruguay). Todo era como un basural y cuando estuvo listo empezó a llegar un mundo. ¡Vieras tú la cantidad de aves, de patos, de cormoranes! Entonces piensas… ¡chuta!, es increíble cómo el paisajismo, el ambiente te arma esa cadena.

Hace poco en una reunión en Concha y Toro, porque estamos rehaciendo el parque de Guillermo Renner, alguien comentó sobre un parque en Estados Unidos al que llaman el insectario, que es un área del parque donde producen plantas para que lleguen mariposas y se forme un ecosistema, que ayude a la polinización. Entonces con un grupo multidisciplinar en Concha y Toro vamos a empezar a estudiar para hacer algo así allí.

Hay que pensar finalmente… ¿a dónde vamos? A recuperar este planeta.

Mirador Aguadulce ©Juan Grimm
Mirador Aguadulce ©Juan Grimm
El jardín del Hotel Urubamba, en Perú, diseñado por Grimm ©Juan Grimm
El jardín del Hotel Urubamba, en Perú, diseñado por Grimm ©Juan Grimm
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