Conversamos con Andrés Charrier, antropólogo de formación y herpetólogo de la de la Red Chilena de Herpetólogia, que ha dedicado su carrera a la búsqueda y estudio de los anfibios en Chile, animales vertebrados que están en peligro de extinción. Su último trabajo, Historia Natural de los Animales del Bosque, es un libro que busca homenajear la fauna que habita en nuestros bosques, presentada al lector a través de detalladas y hermosas ilustraciones que destacan las características únicas de cada especie.

©Equipo LS
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En definitiva, la publicación es fruto del aporte al conocimiento de todos los naturalistas que trabajan en conservación en Chile, cuya información permitió en parte la creación de los textos que describen a cada animal y bosque. A diferencia de otros libros de fauna, aquí se explica todo de manera sencilla y lúcida para un entendimiento transversal, con especial énfasis en los niños.

¿Qué hace único a «Historia Natural de los Animales del Bosque”?

Quería marcar un antecedente un antes y un después de este libro, pensar en un libro que aún no se hubiera escrito. Buscamos acercar los animales de los bosques de Chile a los niños, por lo que debía ser no científico y que entusiasmara, con imágenes muy bellas, fieles a la realidad y con un lenguaje claro, entendible para todas las edades. Mediante el arte quisimos despertar el asombro y, a través de los textos, estimular la curiosidad por conocer más de estos animales, con el fin último de crear un vínculo hacia el patrimonio natural. Esto es ambicioso, pero en medio de la sexta extinción masiva de animales del planeta, es nuestra responsabilidad  generar conciencia, pues solo se protege lo que se ama y solo se ama lo que se conoce.

¿Cómo nació la inquietud de crear este libro?

Cuando era chico tenía muchos libros de animales y me los sabía todos de memoria pero eran animales de España o Europa, del hemisferio Norte. Conocía el oso, el lobo, el lince, el esmerejón, las ardillas, el lirón, las águilas calvas pero no sabía nada de las especies de Chile y eso me frustraba muchísimo. Estaba la guía de aves de Braulio Araya, que era la biblia de las aves, pero los dibujos daban miedo de lo feo que eran. Luego salieron más guías de aves pero faltaban los otros vertebrados.

Soy un coleccionistas ávido de libros de biodiversidad y guías de cuanta cosa camina por ahí. Esperé que alguien sacara un libro sobre los animales de Chile para niños y fue Loreto Salinas quien publicó hace unos años atrás un libro de animales chilenos. Fue como un vuelco para mí. Era un principio, pero alguien debía hacer un libro con mayor información, alguien que conociera los bichos de cerca, que hayan pasado por sus manos, que los haya estudiado largo tiempo. Me quedé esperando y nadie lo hizo, así que lo hice yo. Entremedio nació mi sobrinito y quise que él pudiera leer esos libros que yo nunca pude leer sobre los animales chilenos, quería que él y los hijos de todos mis amigos naturalistas pudieran leerle este libro a sus hijos antes de irse a dormir. Era un gran desafío porque nunca había escrito para niños, pero conocía bastante de cada especie. Llevo casi 20 años trabajando en diferentes proyectos de biodiversidad de vertebrados de bosques y he observado muchas cosas y he visto patrones. Lo difícil era ponerlo en el papel y que estuviera a la altura de la belleza de los dibujos de Javiera Constanzo.

©Equipo LS
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¿Cómo fue la selección de las especies?

Los animales fueron elegidos en base a su belleza, desconocimiento y estado de conservación. Me habría gustado hacer un libro con todos los animales del bosque pero eso es absolutamente imposible. Definimos un número de alrededor de 40 especies que discutimos con Javiera e hicimos un listado de los más representativos. Queríamos hacer un libro sobre ecología, por esta razón es que dividimos el libro en tres: Bosque mediterráneo, bosque valdiviano y bosque sub antártico o patagónico, con sus respectivos animales.

¿Cómo ha sido la recepción?

Lo que más me preocupaba era la crítica del libro. Yo sabía que sería revisado acuciosamente por varios investigadores una vez que saliera a la luz y a eso le tenía cierto temor. El libro sería juzgado por quienes yo considero una elite de naturalistas e investigadores muy buenos. Por suerte, hasta ahora ha tenido solo buenos comentarios.

De alguna forma este libro es un homenaje a todos ellos y su importante trabajo en terreno con muchas de las especies que aparecen en el libro. Este trabajo está dedicado a ellos pero también de alguna forma a esas 300 ballenas que fueron a morir todas juntas a los fiordos de la Patagonia y que a nadie del importó y que ya nadie recuerda.

En tu vida profesional, ¿Recuerdas alguna anécdota que te haya marcado en terreno?

Supongo hay varios pasajes y recuerdos en mi vida que me marcaron mucho. Mi padre es geólogo, uno de los más importantes de Chile. Él iba mucho a terreno, pasaba días en la cordillera con colegas, arrieros y caballos. Siempre volvía con cosas que había encontrado; piedras minerales, fósiles, fotos e historias de lugares lejanos e interesantes. Ya más grande lo acompañé muchas veces a esos terrenos en la cordillera con paleontólogos de la Universidad de California y del Museo de Historia Natural de Nueva York. Caminábamos como perros todos los días por los cerros y en la tarde reunidos cenando junto al fuego, hipotetizando sobre esto y aquello, me di cuenta que las largas caminatas valieron la pena. Nunca pensé que me dedicaría muchos años después a trabajar con anfibios de la cordillera de los Andes. Supongo había tomado la decisión de trabajar en la ciencia y en las montañas mucho antes de saberlo.

¿Por qué decidiste especializarte en el mundo de los anfibios? 

Nunca fue una decisión consciente. Fue remando en kayak en Pumalín donde vi por primera vez una rana de Darwin saltando entre unas nalcas gigantes. Me puse a leer sobre su estrategia reproductiva en la que el macho está encargado de guardar sus crías en el saco vocal y no pude creer que una especie así estuviera en Chile.

Buscando información sobre los anfibios y esta especie en particular, descubrí que había una declinación global de las poblaciones de los anfibios y una enfermedad producida por un hongo que estaba afectando a las ranas en el mundo. No pude evitar preguntarme qué estaría pasando en Chile y si estaría declinando la población de rana de Darwin.

Fue así como empecé a preocuparme por lo que estaba pasando con esta especie y me puse a buscarla a lo largo de su distribución conocida. Terminé organizando un seminario en torno a este tema y comenzamos un proyecto de conservación con el Jardín Botánico de Atlanta y el Zoológico Nacional. Hoy día la disciplina se ha desarrollado muchísimo y hay grupos de expertos trabajando en Mehuín con Insuetophrynus acarpicus, Eupsophus insularis de la isla Mocha, rana de Darwin en Huilo Huilo, Alsodes en la cordillera, rana chilena en la zona central y Telmatobius en el altiplano. A pesar de todos los esfuerzo, aún nos queda muchísimo por hacer.

Marcando ranas ©Natalie Pozo
Marcando ranas ©Natalie Pozo

¿Cuál es el estado actual de los anfibios en Chile?

Cada vez que crece la economía en Chile temo por los anfibios y sus ecosistemas. Los anfibios son seres excepcionales que dependen profundamente del agua y hoy día hay una tremenda demanda por este recurso en el país. Tanto para la minería en la zona centro norte, para la agricultura en el centro y los proyectos hidroeléctricos en el sur. Esto junto con los procesos de cambio climático y las sequías, se han transformado en la tormenta perfecta para los anfibios de Chile.

Los telmatobius, uno de los grupos de anfibios más complejos y desconocidos en Chile, vive en lagunas y ríos altiplánicos que están sometidos a una presión tremenda por parte de las empresas mineras. Los anfibios de la zona central (sapo de rulo, rana chilena, sapo popeye) han visto su hábitat convertido en mono cultivos de paltas en la V Región y viñas en la V, VI y VII Región. En Farellones, en la Región Metropolitana, la presión son las inmobiliarias y las plantas de tratamiento de agua que tiran sus descargas a las cuencas donde viven estas especies. En el sur los anfibios que viven en los ríos están amenazados por las mini centrales de paso que están haciendo en todas partes y sólo algunas se someten a los estudios de impacto ambiental. Además, en todo el sur de Chile hasta Valdivia, el bosque nativo está siendo reemplazado por mono cultivos de pinos y eucaliptus. 

Se ve complejo el panorama…

La situación es desastrosa. Quizás después de los peces continentales, los anfibios son el grupo más amenazado del país. Creo que debería haber una preocupación mayor por los empresarios, destinando fondos especiales no sólo para investigación sino para proyectos de conservación in situ. El día de mañana cuando se preparen un pan con palta o abran una botella de vino acuérdense de los anfibios por favor.

©Equipo LS
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¿Qué crees que falta para que los chilenos nos interesemos más en la protección de las especies nativas?

Yo creo que esa es la gran pregunta que debemos hacernos hoy día todos los naturalistas que trabajamos en estos temas. Creo se ha hecho bastante pero falta muchísimo más. Los documentales de Wild Chile que dirigió René Araneda son un importantísimo aporte a esta discusión. Han desaparecido de la TV abierta los programas Al Sur del Mundo y La Tierra en que Vivimos y nos han llenado esos espacios con realities y matinales. Creo que mientras en Chile el progreso se entienda solo como un aspecto económico no vamos a poder resolver este punto. Los economistas nos han hecho creer que el único progreso posible en el país es a costa de nuestros recursos económicos (minería, energía, forestal, pesca y agricultura).

En el discurso el día del lanzamiento del libro escribí: “Entiendo por el concepto de desarrollo cuando hay un nuevo proyecto minero en el norte. Entiendo por progreso cuando una comunidad local detiene ese mismo proyecto hasta que no sea sustentable en el tiempo”. Tengo una pareja de punkis ocupas al lado de mis casa. Les regalé un poster de los anfibios de Chile para sus hijos. Cuando lo vieron su madre me preguntó: ¿Y todas esas especies viven en Chile?, ¿Eso nos hace millonarios como país teniendo todas esas especies?. Quedé consternado con su pregunta. Entendía perfectamente el asunto.

Creo que es sumamente importante el trabajo en los colegios con los niños de los primeros cursos y en esto, los profesores tienen un rol sumamente importante. Hace un año atrás instalamos un stand de la Red Chilena de Herpetología en el Zoológico Nacional. Pasaron miles de personas delante del stand. Uno de esos días se me acerca un niñito y me pregunta por el sapo de Bullock. Quedé en shock. Somos unas 11 personas en Chile que hemos visto y conocemos ese anfibio. Sus padres después me comentaron que él estaba en primero básico y su profesora le había hecho una clase sobre ese sapito. Fue realmente impresionante. Es una de las especies más desconocidas de la fauna de Chile y una de las 14 especies de anfibios más amenazadas del mundo y ese niñito quería saber más. Un profesor puede cambiar a un niño y ese niño puede cambiar el mundo. Creo que el libro lo escribimos para eso, para sacar de la oscuridad a la fauna de Chile y sus ecosistemas. 

¿Y qué sucede con la divulgación científica en Chile?

Creo que financiamiento de las ciencias hay y bastante.  Chile publica muchísimo y tiene muy buenas universidades e investigadores, sin embargo, la ciencia se queda entre cuatro paredes (las cuatro paredes del jardín del gigante egoísta, como le digo yo). Se queda en las aulas, en los laboratorios y en los centros de investigación, siendo muy poca la información que sale para afuera a los chilenos común y corrientes. Las publicaciones se escriben en inglés y muy poca gente lee o escribe en ese idioma. Tengo la suerte de trabajar en un centro de investigación donde la difusión científica es un pilar fundamental del quehacer científico (Instituto de Ecología y Biodiversidad IEB). Gracias al programa de difusión de las ciencias salió este libro de historia natural que de alguna manera reúne el trabajo de investigación que hacen los investigadores del IEB en temas relacionados con fauna de los bosques y ecosistemas.

¿Qué proyectos se vienen a futuro?

El futuro se viene lleno de ideas nuevas y grandes desafíos. Me interesa muchísimo potenciar el trabajo que estamos realizando en la zona de la Parva este año con los anfibios. Otoño e invierno en que no hay monitoreos, será para buscar fondos para darle sustentabilidad en el tiempo al estudio de largo plazo que estamos haciendo allá. Además, me interesaría mucho poder equipar la estación biológica que tenemos en la zona de Farellones.

También estoy en conversaciones con Editorial Amanuta para hacer un libro de herpetología (ranas, sapos y reptiles) de las Américas para niños. Este libro queremos hacerlo en conjunto con Loreto Salinas, que es una de las personas que inspiró el libro de Historia Natural de los Animales del Bosque, y debería estar listo el próximo año. Finalmente, nuestra apuesta mayor para el 2018 es que el Ministerio de Educación se interese en el libro de los bosques y lo imprima en gran cantidad para que sea entregado a todos los alumnos de escuelas públicas de algún determinado año escolar. Este es un desafío mayor pero si lo logramos, va haber valido la pena.

Otro sueño para este año es hacer un libro igual al de Historia Natural de los Animales del Bosque pero de animales del Norte, incluyendo animales como el gato andino, picaflor del norte, lagarto corredor del norte, la taruca, etc. Creo que esas especies se lo merecen.

El libro puedes encontrarlo en la web de Editorial Amanauta.


Concurso: Gana una edición de este libro

¡En Ladera Sur estaremos sorteando 1 ejemplar de Historia Natural de los Animales del Bosque en nuestra cuenta de instagram!

Para participar deberás completar los siguientes pasos:

  1. Seguir nuestra cuenta (@laderasur)
  2. Comentar en la publicación del concurso –en instagram–, cuál es tu animal favorito del bosque y por qué.

El resultado del sorteo se anunciará por nuestras respectivas redes sociales este viernes 20 de abril de 2018. (*Concurso válido sólo para Chile)