Imagina caminar por un sendero en medio del bosque, cuando de repente tu mirada se detiene en una rama que parece moverse. Te acercas con curiosidad y, para tu sorpresa, esa rama no es lo que parece. A menudo, estas «ramitas» resultan ser insectos palo, maestros del camuflaje que han evolucionado para imitar a la perfección las plantas en las que habitan. Con sus cuerpos alargados y sus patas delgadas, estos inofensivos insectos han desarrollado una habilidad única para pasar inadvertidos ante los depredadores.

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Insecto Palo entre las hojas. Créditos: Vicente Valdés

Maestros del camuflaje

Los insectos palo o palotes pertenecen al orden Phasmatodea. En griego, phasma significa ‘fantasma’ o ‘espectro’. Esta denominación hace referencia a su extraordinaria habilidad para mimetizarse con su entorno, asemejándose a ramas o palitos. Por lo mismo, se les conoce como los maestros o reyes del camuflaje. 

Morfológicamente, los palotes se clasifican como artrópodos invertebrados. Presentan un cuerpo segmentado y alargado, provisto de seis patas articuladas y un par de antenas. Pueden llegar a medir entre 5 a 15 centímetros, y su coloración críptica, generalmente café o verdosa, les permite camuflarse en su hábitat. Algo que muchos desconocen es que, como si no bastara con su increíble camuflaje durante la luz del día, los palotes tienen hábitos marcadamente nocturnos y aprovechan la oscuridad para desarrollar la mayor parte de sus actividades, como la alimentación, desplazamiento y copulación.

Insecto Palo verdoso. Créditos: Vicente Valdés
Insecto Palo verdoso. Créditos: Vicente Valdés

Vicente Valdés, fotógrafo, director de fotografía y biodiversidad en Biodiversidad Chilena, explica que los insectos palo tienen una increíble capacidad de adaptación al entorno, ya que estos pueden plegar y alinear sus patas delanteras con sus antenas para parecer una rama más larga. Valdés, subraya que “su inmovilidad es un factor clave, ellos tienen que estar quietos para parecerse a una rama y los depredadores no los detecten”. Sin embargo, no solo se quedan quietos. El fotógrafo agrega: “En ocasiones, también realizan movimientos oscilatorios para camuflarse con el movimiento natural de las ramas azotadas por el viento”.

En el mundo, los insectos palo presentan una asombrosa diversidad con alrededor de 6.000 especies descritas. Estas han desarrollado adaptaciones sorprendentes, como una estructura ósea dotada de una plasticidad fenotípica que les permite camuflarse con el entorno y sobrevivir de sus depredadores. A pesar de que en Chile los palotes son ápteros, es decir, carecen de alas, en otras partes del mundo es común que los palotes tengan alas con las que imitan la forma de las hojas. Esta amplia variedad de formas y tamaños demuestra la increíble capacidad de estos insectos para adaptarse a diferentes hábitats.

Phasmatodea en Chile

Actualmente, podemos encontrar 20 especies de la orden Phasmatodea en Chile. De estas, 14 corresponden a los palotes. Entre estas especies se encuentran cinco familias que cuentan con una cantidad de taxones (grupo de organismos vivos) registrados: Agathemeridae (6 taxones), Diapheromeridae (3 taxones), Prisopodidae (1 taxón), Pseudophasmatidae (1 taxón) y la Heteronemiidae (9 taxones). Esta última (Heteronemiidae), se podría catalogar como la familia más común de los palotes, ya que incluso posee una mayor cantidad de taxones.

Vale decir que en Chile la mayoría de los expertos coinciden en que el orden Phasmatodea ha sido poco estudiada a comparación de otros insectos y, en la actualidad, sigue habiendo discusión sobre la determinación de las especies y su taxonomía.

Insecto Palo (Heteronemia Mexicana). Créditos: Vicente Valdés
Insecto Palo (Heteronemia Mexicana). Créditos: Vicente Valdés

A lo largo del territorio chileno habitan nueve especies de la familia Heteronemiidae. La más fácil de avistar es la Heteronemia mexicana. Sin embargo, en este grupo podemos encontrar más especies, tales como la Heteronemia granulicollis, Minteronemia longitarsa, Paraxeropsis bicristata, Parabecillus hesperus, Spinonemia chilensis, entre otras. La mayoría de estas especies son endémicas y algunas podrían ser nativas, sobre todo porque es muy probable que compartamos alguna especie en la zona sur en la frontera boscosa con Argentina.

En este sentido, se cree que una de las especies que podríamos compartir con Argentina es la Spinonemia chilensis, ya que esta suele encontrarse en zonas más australes. Esta especie es conocida entre los científicos como el palote con cuernos y es más grande que otras especies de palotes.

Insecto Palo (Spinonemia Chilensis). Créditos: Alejandro Vera
Insecto Palo (Spinonemia chilensis). Créditos: Alejandro Vera

Por otro lado, dentro del orden Phasmatodea existe una familia a la que se le suele llamar palotes, pero no son. Se trata de los insectos pertenecientes a Agathemeridae, comúnmente conocidos como chinchemolles o tabolangos.

Las características de las especies de la familia Agathemeridae difieren con la imagen de una ramita o palito típica del palote. Más bien son de naturaleza terrestre y cuentan con una estructura ósea mucho más pronunciada. Además, cuando se sienten amenazados, los chinchemolles expelen una sustancia de mal olor en forma de pulverizado desde su pecho, características y comportamientos que se distinguen del palote común.

Sobre la distinción entre los palotes y los chinchemolles, Mario Ramos González, biólogo y Magister en Ciencias con mención en Zoología, señala: “En términos generales los nombres vernaculares (propio del lugar, región o país) no representan siempre la complejidad de los grupos taxonómicos, si bien forman parte de Phasmatodea, las Agathemera poseen su propio nombre común: “chinchemolle”, los cuales presentan características defensivas distintivas como el de pulverizar un líquido con olor repelente. Se podría decir que la diferencia entre los palotes y los chinchemolles es como la de los grillos y saltamontes o mariposas y polillas”.

Distribución en Chile

En cuanto a su distribución en territorio nacional, los insectos palo se encuentran principalmente en la zona centro-sur del país, pero abarcan desde la Región de Coquimbo hasta la Región de Aysén. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de avistarlos en todas las regiones del país. Estos insectos prefieren habitar en plantaciones forestales con especies exóticas como el eucalipto (Eucalyptus globulus), pino insigne (Pinus radiata) y ciprés (Cupressus macrocarpa), aunque también pueden adaptarse a zonas más secas y con vegetación herbácea.

La Heteronemia mexicana, por ejemplo, que corresponde a una especie endémica de Chile, se puede avistar en variados ambientes. Sobre los lugares en donde las podríamos encontrar, Mario Ramos, asegura: “Es posible observarla en bosques y plantaciones de pino insigne y eucalipto, aunque también puede consumir el follaje de ciprés de monterrey, pino oregón, zarzamora, quilo, hualle, coigüe y avellano chileno”.

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Insecto Palo (Heteronemia Mexicana). Créditos: Vicente Valdés

Rodrigo Barahona, Dr. en ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias e investigador del departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos, comenta: “La Heteronemia mexicana, particularmente, está presente en buena parte del territorio nacional. A veces se pueden encontrar en zonas urbanas y es muy común poder verlas en plantas nativas, y en ocasiones, hasta plantas introducidas”.

A su vez, Barahona nos explica que el hábitat de los palotes tiene relación directa con su alimentación: “Al ser insectos herbívoros su dieta se compone de una gran variedad de materia vegetal viva, principalmente hojas cercanas a su hábitat”. Cabe recalcar que, en algunos casos, los palotes tienen plantas hospederas, por lo tanto, no todos los palotes comen cualquier tipo de hoja y si se les ve comer otras hojas, es muy probable que esas plantas estén emparentadas.

Rasgos y ciclo reproductivo de los palotes

Los insectos palo presentan un dimorfismo sexual marcado, siendo las hembras generalmente más grandes que los machos. Estos insectos pueden llegar a medir entre 5 a 15 centímetros, dependiendo de la especie. Además, las hembras suelen tener una vida más larga, con un ciclo de vida anual en promedio.

Insectos Palo copulando. En esta imagen se puede apreciar la diferencia de tamaño entre la hembra (abajo) y el macho (arriba). Créditos: Vicente Valdés
Insectos Palo copulando. En esta imagen se puede apreciar la diferencia de tamaño entre la hembra (abajo) y el macho (arriba). Créditos: Vicente Valdés

Sobre el dimorfismo sexual en esta especie, Alejandro Vera, doctor en el Laboratorio de Zoología del Departamento de Biología de la UMCE, pionero en estudios sobre la orden Phasmatodea en el cono sur y colaborador activo en investigaciones sobre esta especie en Chile y Argentina, comenta que este dimorfismo entre los machos y las hembras está relacionado con la cantidad de mudas en el ciclo de vida de estos insectos. “En muchos de los grupos Phasmatodea las hembras necesitan una muda adicional a diferencia de los machos. Esto podría ser una explicación al dimorfismo evidente que presentan, debido a que las hembras son mucho más grandes que los machos en todas las especies de palotes proporcionalmente”.

En este sentido, explica que los machos, al contar con 6 mudas, llegan a la madurez sexual mucho antes que las hembras, las cuales necesitan una muda adicional para desarrollarse por completo. Esto, desde el punto de vista reproductivo, significa que los machos se forman como adultos sin hembras presentes para el apareamiento en el ambiente. Por lo tanto, al momento de que las hembras llegan a su madurez sexual, después de su última muda, los machos competirán arduamente para lograr la copulación, ya que no pasará mucho tiempo antes de que se cumpla su ciclo de vida y mueran.

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Insecto Palo. Créditos: Vicente Valdés

En el caso de las hembras, posterior a la copulación, tienen la capacidad de guardar los espermios de los machos durante largos periodos de tiempo después de haber copulado.

Vera explica: “Esta es una habilidad de los insectos que los separa de vertebrados o mamíferos como nosotros, ya que en nuestro caso el acto de inseminación esta ligado a la fecundación, pero en algunos insectos esto no es así. Las hembras cuentan con una cámara especial para almacenar a los espermios llamada ‘espermateca’. Es aquí en dónde la hembra provisiona a los espermios incluso meses después de la copula”. Por lo mismo, el profesor de biología subraya: “La fecundación y la inseminación están separadas espacial y temporalmente, eso quiere decir, que las hembras tienen control de la fecundación”. Además de esto, las hembras podrían almacenar los espermios de diferentes machos de distintas copulaciones y elegir fecundar entre la mejor calidad de espermios.

En la ilustración podemos ver la 'espermateca' (4b) de las hembras palote. Créditos: Alejandro Vaera y Ariel Camonsseight
En la ilustración podemos ver la ‘espermateca’ (4b) de las hembras palote. Créditos: Alejandro Vaera y Ariel Camousseight

¿Cuándo los podemos ver?

Los palotes pueden ser vistos en cualquier época del año. Sin embargo, el periodo de actividad de los insectos palo adultos se extiende desde noviembre hasta mayo. Durante los meses más fríos, estos insectos suelen encontrarse en estado de ninfa, una etapa de desarrollo caracterizada por una coloración verdosa y la ausencia de madurez sexual.

Insecto Palo. Créditos: Javiera A. Lahsen Celis
Insecto Palo. Créditos: Javiera A. Lahsen Celis

Mitos sobre la especie

En el campo se les asocia con el diablo. También hay quienes creen que “pican el cerebro” y son venenosos. Sin embargo, estas creencias carecen de fundamento científico. Los palotes son insectos inofensivos que no poseen estructuras corporales diseñadas para picar ni para penetrar el cráneo. Menos para llegar hasta el cerebro.

Cabeza de insecto palo. Créditos: Vicente Valdés
Cabeza de insecto palo. Créditos: Vicente Valdés

La creencia de que los palotes pican el cerebro surge de un malentendido: al posarse sobre una persona, su instinto los lleva a buscar el punto más alto. Esta conducta, sin embargo, es simplemente una respuesta biológica natural llamada geotropismo negativo y no implica ningún daño.

“Los palotes no son venenosos ni presentan alguna estructura corporal que les permita picar, mucho menos atravesar piel y huesos en busca de alimentarse de carne, lo que sucede es que este insecto — al igual que muchos otros — tiene una tendencia instintiva a caminar buscando lugares más altos, lo que se conoce como geotropismo negativo, razón por la cual cuando uno los toma o se suben accidentalmente a nuestras ropas terminan escalando hasta llegar a nuestras cabezas”, aclara Ramos.

Además, enfatiza en que los mitos sobre los palotes demuestran cómo la falta de información sobre la naturaleza puede generar creencias perjudiciales. Desmitificar estos mitos, no solo ayuda a proteger a estas especies inofensivas, sino que también fomenta el respeto y la admiración por la biodiversidad.

Rol ecológico

Los insectos del orden Phasmatodea se ubican como consumidores primarios, es decir, son exclusivamente hervíboros. Por ende, estos insectos son una parte esencial de alimento para consumidores secundarios como aves y reptiles con los que comparte hábitats. Por lo tanto, son imprescindibles en la red trófica de los ecosistemas nativos, ya que, al alimentarse exclusivamente de hojas, se vuelven importantes controladores biológicos.

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Aves comiendo insecto palo. Créditos: Kato Hakuren

Otra caracteristica interesante del palote, es que en ocasiones pequeños organismos como los ácaros, lo usan como transporte. Está relación simbiótica no es tan común de ver, pero ocurre. En esta relación de comensalismo el ácaro se beneficia del palote sin causarle ningún daño.

Relación simbiótica entre insecto palo y ácaros. En la imagen se aprecia a los ácaros transportarse mediante un palote. Créditos: Vicente Valdés
Relación simbiótica entre insecto palo y ácaros. En la imagen se aprecia a los ácaros transportarse mediante un palote. Créditos: Vicente Valdés

Amenazas

Como hemos mencionado, los palotes son filófagos (se alimentan exclusivamente de hojas), por lo que se asocian directamente con el boscaje, esto quiere decir que el destino de los bosques dictará el futuro de los palotes. Por lo mismo, en la medida que la deforestación y los incendios forestales reduzcan nuestros bosques, la población de esta especie se podría ver peligrosamente afectada.

¿Qué nos falta por saber sobre estas especies?

Según el Dr. Vera, existen vacíos de información y desconocimiento muy grandes relacionados a estas especies. Las interrogantes persisten en campos como el taxonómico, distribucional, ecológico, ecosistémico y genético. A esto se le suma la constante desaparición de nuestros bosques. «No sabemos cuanto tiempo más tendremos estos bosques preciosos antes que desaparezcan junto con la biodiversidad que contienen», dice.

Insecto Palo. Créditos: Vicente Valdés
Insecto Palo. Créditos: Vicente Valdés

En los últimos 70 años, el conocimiento sobre estos insectos se ha limitado principalmente a la taxonomía, con muy pocos estudios ecológicos. Vera comenta que, si esta tendencia persiste, el avance futuro será extremadamente lento.

Sin embargo, el doctor en el Laboratorio de Zoología del Departamento de Biología de la UMCE, destaca que al igual que ha pasado en otros campos como la paleontología o la astronomía, es posible que en un futuro aparezca un «boom» en temas de biodiversidad y conocimiento sobre este tipo de especies que ayuden en esfuerzos conjuntos para su investigación. Por lo mismo, Vera concluye: «La base, en un país como el nuestro, es el desconocimiento. De tanto en tanto, a lo largo de nuestra historia, el desarrollo de ciencia se ha acelerado y dado impulso a algunas preguntas de investigación y hemos llegado muy lejos, pero eso, a expensas de aquellas preguntas que están estancadas».

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