Hace menos de un mes, el fotógrafo y colaborador de Ladera Sur, Pablo Valenzuela Vaillant, ponía sus pies nuevamente en Cochamó. Recorrió los paisajes de este valle, se maravilló con los bosques de alerces milenarios y apreció sus grandes y características paredes de granito. Volvió después de 12 años. Entretanto, las visitas al lugar aumentaron y los proyectos de conservación se han hecho cada vez más necesarios para proteger este lugar y potenciar la visita responsable, especialmente para aquellos atraídos por las bondades del senderismo y la escalada en la zona.

Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela

Un poco sobre un lugar espectacular

Cochamó es un pequeño poblado junto al Estuario de Reloncaví, muy cerca de la desembocadura del río homónimo y a los pies de las boscosas y escarpadas montañas de Chiloé Continental. Es, prácticamente, la puerta de entrada a la Patagonia norte -la llamada Patagonia Verde- tierra de fiordos, montañas y bosques. Es un lugar que encierra uno de los tesoros naturales del sur de Chile: el Valle de Cochamó.  Llegar hasta aquí solo es posible a pie o a caballo: un sendero de 13 kilómetros nos lleva hasta La Junta. En total, unas cuatro a cinco horas con pequeñas cuestas y, por lo general, con mucho barro.

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Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela

“Este es el lugar donde casi todos los visitantes van a acampar y desde el cual nace una red de senderos más cortos que trepan cerros y cajones aledaños. Se llama La Junta porque aquí se une el río del mismo nombre con el Cochamó. Hay una explanada de pasto, con algunas casas antiguas, camping y refugios”, explica Pablo.

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Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela 

Dentro de las rutas que tienen su origen aquí, una de las más conocidas y emblemáticas es el cerro Arcoíris. “Tiene una pared impresionante que se ve desde La Junta. Hay mucho bosque siempreverde en la parte baja y arriba alcanza un bosque mixto donde hay predominio de alerces en la parte más alta. Cuando se acaba el bosque, aparecen estas grandes paredes de roca. Hay que hacer una pequeña pasada con una cuerda hasta alcanzar un mirador desde el cual se disfruta una gran vista de todo el valle y las paredes circundantes”, dice Pablo.

La Junta, 2009 Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
La Junta, 2009 Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela

Otra de las rutas habituales es la del Anfiteatro, un empinado sendero que tras sortear un denso bosque y cruzar unos esteros, alcanza un verdadero anfiteatro rocoso. “Es un lugar mágico, rodeado de paredes interminables. Los escaladores que suben hasta aquí se pasan días e incluso semanas abriendo nuevas rutas”, relata el fotógrafo.

Anfiteatro, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela (2)
Anfiteatro, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela 

Junto a esto, explica: “En 2009 tuve la oportunidad de recorrer junto a Rodrigo Condeza, Daniel Seeliger y Fabián Sandoval -todos grandes conocedores y comprometidos defensores del valle- el precioso valle del río Paloma, en aquel entonces bastante desconocido y muy cerrado por el bosque. Recuerdo en este lugar haber tomado una de mis fotos emblemáticas: ‘Dos escaladores, dos alerces’, una imagen donde en medio de la pared aparece la figura diminuta de dos deportistas amarrados por una cuerda y a un costado, casi en el filo, dos alerces aferrándose al escaso suelo vegetal que los sustenta”.

Paloma, Valle de Cochamó 2009 ©Pablo Valenzuela
«Dos escaladores, dos alerces». Paloma, Valle de Cochamó 2009 ©Pablo Valenzuela

Aquí uno entiende por qué a Cochamó le dicen el ‘Yosemite’ chileno”, agrega Pablo: “hay una concentración muy particular de bellísimas paredes de granito que emergen desde una selva casi impenetrable. El clima lluvioso, la densidad del bosque y la abundancia de rutas por descubrir  le confieren al valle una dificultad que hace mucho más desafiante venir a escalar aquí en vez de las clásicas paredes de Norteamérica.

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Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela 

Una visita tras doce años

La primera vez que Pablo conoció Cochamó, como se relata unos párrafos atrás, fue en 2009 bajo una invitación de Rodrigo Condeza, también colaborador de Ladera Sur, quien ha desarrollado proyectos de conservación en la zona. En ese entonces, no muchos conocían el valle: “Aunque el valle ya era conocido como un hito para los escaladores, era mucho menos concurrido que lo que es actualmente. Lo que más me llamó la atención en esa visita -aparte de los extraordinarios paisajes- fue la cultura de escalada y el ánimo conservacionista”.

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2009.Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela

Doce años más tarde, en su reciente visita, Pablo se sorprendió con el número de caminantes que suben y bajan hacia y desde La Junta. Aunque no eran tantos como en verano, sí denotaba que Cochamó se había transformado en un polo turístico: «lo anterior me parece muy positivo siempre y cuando haya conciencia y respeto para mantener este lugar como un escenario natural con una rica biodiversidad y, a la vez, como un atractivo único para el trekking y la escalada».

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Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela

Así, luego de este segundo viaje, más corto y preciso, pero con el foco de fotografiar las paredes, Pablo hace un llamado a respetar la capacidad de carga del lugar (reservar antes es requisito) y tener una actitud responsable frente a la montaña: “Yo creo que Cochamó puede ser un lugar modelo, tanto en el diseño de sus senderos, miradores, camping, refugios, etc. como en la actitud responsable y cuidadosa de los visitantes».

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Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela 

Con esto en consideración, y con las ganas de visitar el lugar en pleno invierno, el fotógrafo espera una tercera visita.

Cóndor, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
Cóndor, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
Anfiteatro, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
Anfiteatro, Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
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2009.Valle de Cochamó ©Pablo Valenzuela
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