Recuerdo que cuando era pequeño, mi padre viajaba mucho por trabajo, las despedidas eran algo cotidiano y me gustaba imaginar qué hacía él durante estos viajes. Mi cercanía con los aeropuertos fue tanta que influyó años más tarde en un test vocacional escolar, donde salió que podría ser piloto de avión.

Al salir del colegio, no tenía muy claro lo que quería hacer, y es ahí cuando recuerdo haberme gastado todos mis ahorros en una cámara de fotos (Una Lumix FZ18) “hit” en su momento, y fue a través de ese acercamiento inconsciente con el arte que decidí estudiar fotografía.

Años más tarde, habiendo terminado mi carrera y con un trabajo estable empecé a viajar, primero a Buenos Aires, luego a gran parte de Europa y en un par de años más recorrí Perú; todo lo que no había conocido en 20 años, lo conocí en 2.

Uno de los viajes realizados en Perú fue a la ciudad de Ayacucho, Huamanga situada en la vertiente de la cordillera de los Andes peruanos (Sierra Central) a 2800 m.s.n.m y a 8 horas en auto aprox. desde la ciudad de Lima. Este viaje lo hice en auto con varios amigos, para pasar el año nuevo 2015.

En la ruta nos encontramos con paisajes hermosos, nevados y lagunas que no pasaban desapercibidas.

Los atractivos de Aguacucho

©Stefano Klima
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Ya en la ciudad uno puede visitar restaurantes conocidos como ViaVia Café o Sukre cocina peruana y sentarse en sus respectivas terrazas que dan hacia la plaza de armas, así disfrutar de la luz y la sombra generados por el sol radiante ayacuchano.

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Y además de poder recorrer y conocer las 37 iglesias de esta ciudad, hay varios lugares turísticos a los alrededores. La ruta que yo hice fue la del norte, que constaba de la visita al Complejo Arqueológico Wari, a 45 minutos de Ayacucho y a la Pampa de la Quinua, pampa histórica donde en 1824 se realizó la guerra de la independencia hispanoamericana, a 1 hora y media aprox. en auto.

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El pueblo de Quinua, es un pueblo pequeño, con dos canchas de fútbol, un mercado y varios locales pequeños de comida. Todos los fines de semana se realizan eventos, donde mujeres juegan al fútbol y familias se reunen para comer y beber al aire libre.

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Luego de eso visitamos casi por error un bosque de piedras, que se encuentra a la salida de la ciudad y que no es el más conocido, pero tenía unas vistas preciosas. Se encuentra a 45 minutos de Ayacucho, y su ingreso es bastante complicado, es por eso que pocos lo visitan. Una vez ahí a 4500 m.s.n.m, solo podíamos disfrutar del aire, el silencio y la tranquilidad que nos rodeaba, las piedras ancladas a la tierra como meteoritos, le daban un alma diferente al espacio.

©Stefano Klima
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La ciudad te despide de la misma manera, con 8 largas horas, acompañadas de buena amistad e imponentes paisajes.

©Stefano Klima
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Hoy, me considero un viajero, ya que a lo largo de los últimos años he invertido todo mi tiempo libre en conocer nuevos lugares, culturas, personas, y disfrutar cada momento en un nuevo lugar. Además aprovecho de invitarlos a conocer más de mi trabajo en la próxima exposición fotográfica que realizaré el 8 de marzo en Alianza Francesa de Lima, sede La Molina.

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