El siete colores (Tachuris rubrigastra) es una de aquellas especies que motivan a las personas a sumergirse en el mundo del avistamiento de aves (birdwatching). El desafío de encontrar a este “arcoíris alado” lleva a grandes y a pequeños a buscarlo como uno de los retos más importantes del día y, para aquellos que ya lo conocen, volver a verlo o seguir fotografiándolo, se transforma en una  dulce obsesión. 

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Su nombre genérico «Tachuris» deriva del guaraní «tachurí, tarichú» y hace referencia a un grupo de pequeñas aves insectívoras. El nombre de la especie «rubrigastra», proviene del latín «ruber, rubra»,  que quiere decir rojo y «gaster, gasteris» que significa vientre, es decir: «de vientre rojo».

Conocido por sus múltiples colores que le dan origen a su nombre, el siete colores en realidad presenta 8 o 9 en su plumaje, haciéndolo una de las aves más llamativas de Chile. Pertenece al orden Paseriformes (aves cantoras) y a la familia de los Tiránidos  (Tyrannidae) que incluye a cerca de cuatrocientas especies  que habitan en todo el continente americano, salvo el extremo norte.

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Esta especie es nativa del centro sur y oeste central de América del Sur, registrándose también en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay. En Chile se encuentra a lo largo de todo el territorio, registrándose desde Arica hasta Magallanes pero, independiente de la latitud en la cual se ubique, siempre se le encuentra en zonas húmedas cercanas a ríos y lagos desde el nivel del mar hasta los 2.600 metros, según el Atlas de las Aves Nidificantes de Chile.

Su amplia distribución permite que el siete colores tenga un sinnúmero de nombres comunes como: el Rey, Junquero de colores, Matraca, Pajarito arco iris, Papa-pirí, Tachurí Rey y Reyezuelo, todos aludiendo a su evidente belleza y colorido.

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Al igual como sucede en otras especies de amplia distribución, es común que se presenten subespecies con ciertas características particulares. En el caso del siete colores se presentan cuatro subespecies: Tachuris rubrigastra rubrigastra, que es la más común y se registra desde el sudeste de Brasil hasta el sur de Argentina y centro de Chile; Tachuris rubrigastra libertatis ubicado en la región costera del Perú; Tachuris rubrigastra alticola que habita en la Cordillera de los Andes al sudeste de Perú hasta el oeste de Bolivia y noroeste de Argentina, y Tachuris rubrigastra loaensis que se encuentra desde el norte de Chile hasta Antofagasta. 

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Con 10 gramos de peso y entre 10.5 y 11 centímetros de longitud, es decir la distancia que existe desde el pico o ranfoteca a la cola, esta especie presenta la cabeza negra azulada con una zona rojiza en la corona y a cada lado una línea superciliar amarilla que se extiende desde el pico hasta la nuca. Su garganta es blanca y se va tornando amarilla hacia el pecho y el abdomen, el cual está dividido por una banda negra incompleta en el centro. El lomo es verde oliváceo y las alas son cortas, redondeadas y de color gris parduscas, y forman una ancha línea transversal con las secundarias de borde blanco. La cola es corta y negra con las plumas externas blancas y las subcaudales rosadas. El pico y las patas son completamente negros. Destaca su iris celeste en el adulto y oscuro en el juvenil. La hembra exhibe colores más suaves que los machos, y los juveniles son menos coloridos que los adultos, sin presentar la cara negra azulada. 

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Los siete colores son aves territoriales que habitan en zonas húmedas e inundables cercanas a ríos y lagos, dulces o salobres. Todo su ciclo biológico lo desarrollan en este ecosistema, naciendo, desarrollándose y reproduciéndose entre los densos juncales. Se alimentan activa y acrobáticamente saltando entre los juncos (Scirpus) o totoras (Typha) y en las zonas fangosas al borde del agua donde buscan insectos e invertebrados, y donde generalmente se posan colgando boca abajo. Si vuela, generalmente lo hace a ras del agua y siempre cerca de la orilla con vegetación.

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Los meses de reproducción comienzan con el cortejo del macho que realiza saltos continuos alrededor de la hembra con todo su plumaje esponjado y emitiendo un corto trino de conquista. Esta época comienza desde fines de agosto hasta diciembre. Sus nidos se construyen con fibras vegetales que en la mayoría de las veces sujeta o amarra al tallo de un junco a unos 50 a 100 cm del agua. Tienen una forma de copa y son profundos. Depositan hasta 3 huevos de color crema amarillento que son incubados por ambos padres entre 14 y 19 días. Una vez que nacen, los dos progenitores se encargan de la alimentación de las crías. Pasados unos 15 días los polluelos abandonan el nido, pero siguen siendo alimentados por sus padres unos días más.

Si observan las totoras durante al menos media hora, se podrán percatar del comportamiento activo de esta especie, sobre todo en los juveniles. Se pueden observar volando y saltando entre la base de los juncos en forma rápida, y a veces ruidosamente revoloteando y aprovechando de cazar al vuelo. Se pueden observar junto a otros individuos de su misma especie o incluso en pequeños grupos familiares, sobre todo en la época estival.

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

Aunque es una especie difícil de observar en comparación con otras, su curiosidad a veces lo traiciona. Entonces, si tenemos paciencia, lo podremos observar cerca del agua cuando recorre la vegetación a baja altura buscando alimento. 

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ubica en la categoría de “Preocupación menor” a esta especie, es decir,  no cumple ninguno de los criterios que definen las categorías de «En Peligro Crítico», «En Peligro», «Vulnerable» o «Casi Amenazado». 

Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)
Ave siete colores (Tachuris rubrigastra), Gabriela Espejo (@wingsfromsouth)

A pesar de encontrarse en la categoría «Preocupación menor», esta especie no está exenta de sufrir amenazas, que en Chile lamentablemente se resumen en la alteración de los humedales en los cuales habita, ya sea debido a la contaminación y/o a la intervención antrópica, como por ejemplo, la extracción de agua y uso de estos ecosistemas para fines agrícolas o de otro tipo.

El siete colores es un ave extraordinaria, y no por algo ha sido elegida como mascota, con el nombre de Fiu, de los Juegos Panamericanos 2023 y los Parapanamericanos 2023, que se realizarán en nuestro país entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre, y desde el 17 al 26 de noviembre, respectivamente.

¡Te invitamos a descubrir esta maravillosa y colorida especie de nuestro Chile!

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