En el Parque Nacional Queulat, la verde y frondosa vegetación se funde con la abundancia de cascadas.

©María Teresa Zegers
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Para los Chonos, antiguos nativos, Queulat significaba sonido de cascadas, que en lengua indígena da nombre a este Parque Nacional ubicado en la Carretera Austral, en la zona norte de la región de Aysén. Su escarpada y compleja geografía, hace que gran parte de su territorio protegido sea virgen y muy atractivo para el visitante.

Una de las grandes bellezas de este parque es el Bosque Encantado.

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Recorrer su sendero es sumergirse en un bosque profundo que muestra todos los tonos de verde que podamos imaginar y que no deja de sorprender por su magia y su riqueza única en flora y fauna. Este espectáculo natural nos asombra desde el inicio del recorrido presentándonos a cada paso distintos tipos de helechos, musgos, hongos y líquenes. Al ir avanzando vemos formas, texturas y colores que despiertan todos nuestros sentidos en un verdadero concierto de naturaleza plena.

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Imponentes árboles tales como: lengas, mañíos, tepas y coihues de Magallanes, albergan muchas aves endémicas que salen a nuestro encuentro durante el trayecto invitándonos a cerrar los ojos para percibir el mágico lenguaje de un bosque totalmente vivo.

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No puedo olvidar al singular chucao, ave dulce y amistosa, que con su canto inconfundible nos acompaña por todo el sendero, dejándose además fotografiar, como si estuviera orgulloso de presentarnos su hogar.

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Después de cruzar el río de deshielos, el sendero permite acceder al final del recorrido a una laguna color turquesa a los pies de un anfiteatro natural de roca, en donde es posible observar témpanos desprendidos de un sobrecogedor glaciar; este es además el punto de origen del río Cascada.

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La otra excursión imperdible del parque es el trekking para avistar el Ventisquero Colgante. Es el lugar más emblemático de la Selva Valdiviana; se accede cruzando el río Ventisquero a través de un majestuoso puente colgante bajo el que corre el turbulento río de deshielos. Caminamos disfrutando del bosque templado y húmedo por un sendero en medio de la exhuberante vegetación de este sector de la Patagonia chilena.

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El gran premio de esta excursión es llegar finalmente al mirador para sorprenderse con el Ventisquero Colgante, que se presenta en todo su esplendor. Un glaciar que cae como cascadas por un anfiteatro de roca, algunas de hasta 293 metros. Es impresionante apreciar que de la gran masa de hielo se desprendan frecuentemente gigantescos bloques y se precipiten a la laguna Témpanos.

Si andan por el sector no hay excusas para no adentrarse en el bosque patagónico y disfrutar de este rincón único del sur de Chile.

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