En este universo ficticio, las animalas son las protagonistas. Ellas son las hembras no humanas, aristócratas, vestidas con sus trajes de la época victoriana: largos, encorsetados y complejos. Eso lo adornan con plumas rimbombantes, grandes peinados, joyas y guantes. Se trata de unas salvajes que aluden a un período de la historia en las que las mujeres carecían de voz propia, lo que camuflaban a través de su elegancia y adornos inspirados en la naturaleza.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

Estos personajes son el foco de la exposición Vanity Fauna, recientemente inaugurada en el Museo de Bellas Artes. Quien las llevó a la vida es la pintora e ilustradora chilena Marcela Trujillo, “Maliki”, que ya hace algunos años, con su colección Fábula Privada, había incursionado en el uso de animales para su arte. “Una de las cosas que me di cuenta es que este tipo de personajes genera en el espectador una especie de ternura. Me imagino que vuelven a la infancia, porque los animales se usan mucho en cuentos infantiles. Es esta sensación de que es lindo, tierno, genera risa”, explica. Entonces, quedó con el bichito de trabajar más con ellos, pero sacándolos del cuento.

Más adelante, fue un viaje a Budapest, Hungría, el que le abrió los ojos. En el Museo Histórico encontró el catálogo Placas de moda del siglo XIX, además de algunos libros de Fashion Plates, que incluían grabados o figurines pintados de mujeres con vestidos, corset y sombreros. Fascinada con lo que estaba viendo, se trajo los libros.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

“Una de las cosas que me llamó la atención cuando vi ese libro es todo lo que representaban estos personajes, que era la idea patriarcal de cómo la mujer debía verse. Era como el origen histórico de eso y tenía la idea de que la mujer tiene que ser un adorno. Eso representaba algo bastante absurdo a esta altura para mí, pero seguía encontrando que eran bonitos los vestidos y los sombreros. Eran lindas las imágenes, a pesar de que representaban algo violento para la mujer. Me llamó la atención ese contraste de lo lindo, pero terrible a la vez”, dice.

Una vez en Chile, les dibujó a esas mujeres cabezas de animales. Todavía sin un fin concreto. A las personas les gustó. La llamaron para pintarlos en un mall. Pero llegó la pandemia y no se pudo concretar por el cierre de los establecimientos comerciales. Sin embargo, el concurso para una exposición en el Museo de Artes Visuales (MAVI) la obligó a ordenar su idea.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

Pensó en que los figurines, en su curso histórico, se incluyeron a las revistas destinadas a las mujeres. Estas contenían cuentos, datos para el hogar y publicidad, entre otras cosas, que para Marcela significaban “un mandato de comportamiento y belleza” que, a la vez, era el lugar donde las mujeres encontraban “por primera vez su independencia”. En esos lugares empezaron a aparecer nombres de ilustradoras, periodistas y escritoras.

Además, en la vida de Marcela las revistas habían sido importantes. En su casa tenía muchísimas de patrones de ropa y confección, porque su madre se dedicaba a eso. También otras de magazine o, las de mecánica de su papá. Leía todo. Luego, cuando tuvo más popularidad, eran las entrevistas que le hacían a ella las que salían en revistas. “Entonces siempre fueron importantes para mí, primero en mi desarrollo intelectual, después en mi desarrollo como artista. En la escuela de pintura, todos mis trabajos los hacía utilizando revistas como referencia”, dice.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

Con el concurso del MAVI pensó que tenía que hacer una revista con sus animalas, esas mujeres victorianas con cabezas de animales salvajes, que tenían distintas profesiones. La llamó Vanity Fauna, por la idea de una alumna, inspirada en Vanity Fair, una clásica revista de moda. No ganó el concurso, pero quedó entusiasmada con la idea. “Les di vida a las animalas, que pueden hacer entrevistas, representan a la mujer, pero no van a ser mujeres. En vez de ser peladas, blancas y europeas, van a ser peludas, oscuras y salvajes”, aclara.

Ahí entra el tema del contraste, tanto en idea como en técnica. Vemos pinturas eléctricas, con colores, luces y sombras. Al mismo tiempo, el contraste del cómo surgió todo: de mujeres europeas de familias aristocráticas, reemplazadas por animales salvajes: conejos, tigres y zorros. No son domesticados, sino que no se puede estar cerca de ellos. “Ahí se arma el contraste, porque es absurdo reemplazar una con otra. Pero al darles nombre, espacio, universo, una sala, existe. Además hicimos una revista”, comenta.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

Además, se centra en una época donde las mujeres ocupaban diseños y adornos principalmente de flores y plantas. “El mundo femenino, entre comillas, se relaciona con la naturaleza y los animales. En cambio, los hombres no, los hombres no se vestían con telas de flores ni animales. Ellos llevaban la plata, trabajaban, leían libros. La mujer se asociaba a la naturaleza, también de una manera peyorativa, o sea, como que la mujer podía estar más conectada con su lado salvaje (…). La mujer tenía la función de ser bella, de crear belleza. Ese es el origen cultural”, explica Marcela.

Así, esta propuesta juega con la idealización de la mujer, la naturaleza y el arte de un ambiente europeo del siglo 19, aludiendo al canon de belleza y los roles de las mujeres en la alta sociedad patriarcal, a través de pinturas que buscan cuestionar el precepto social de belleza.

Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Vanity Fauna. Pintura de Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.

Eso se acompaña de una revista, escrita en un lugar ficticio llamado Verde Bosque —en el que conviven criaturas de diferentes especies y profesiones— en la que cada texto es una ficción creada a partir de las pinturas, y donde cada «animala» es la responsable de una sección: editorial, reportajes, humor, psicología, literatura, entre muchos otras.

“Estoy haciendo este juego recuperando la idea del contenido de revista de mujeres, con textos livianos que se pueden leer en cualquier lado. Me interesa esa diferencia entre que la revista era para la mujer y el libro para el hombre. La mujer lee porque es más fácil o porque es más salvaje, menos racional que un hombre. Todas esas distinciones en algún momento fueron reales y, de alguna manera, sigue en la sociedad: todavía queremos ser lindas, flacas y buenas madres. No es como que uno diga ‘ay, qué oprimidas las mujeres en la época victoriana, no tenemos nada que ver con ellas’. Tenemos harto que ver. Entonces me interesaba esto que era el origen de muchas cosas que las mujeres tenemos que luchar para cambiar las ideas de belleza”, aclara.

Marcela Trujillo. Foto de Álvaro de la Fuente.
Marcela Trujillo (a.k.a Maliki) es una pintora, ilustradora y dibujante de cómics chilena. Reproducciones digitales de sus obras, dibujos, referencias y bocetos pertenecientes a la serie “Vanity Fauna”. Santiago de Chile, 23/11/2022 (©Alvaro de la Fuente)

La exposición está desde el 28 de junio, al 20 de octubre, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Se ubica en el Salón de Artes y Artificios, donde tres artistas animalas reversionaran pinturas de la colección del museo. En el balcón y Retrato de la hija del General Bulnes, ambas de Pedro Lira; además de La Lectura (1874) de Cosme San Martín. Luego, en el Salón de Tertulias y Aullidos, se exhiben cerca de 30 acrílicos sobre tela y 20 dibujos en tinta china sobre papel, que retratan a las animalas de diferentes especies con trajes similares a los que usaban las mujeres de la clase alta occidental hace 100 años.

Además, está disponible, a través de un correo y la web del museo, la revista Vanity Fauna, ficticiamente escrita por las animalas, pero llevada a cabo por Marcela Trujillo, Rolando Báez y Antonia Viu. Próximamente, Marcela espera desarrollar la parte de la publicidad de la revista, cuyas pinturas no se alcanzaron a finalizar, al tiempo que lanzarán la revista de papel y lanzará, el 11 de julio, su nuevo libro “El viaje de Nina”.

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