Las estrellas de mar son famosas por su colores, forma y belleza. Sin embargo, es poco lo que se sabe de ellas, en especial en Chile, donde durante mucho tiempo no hubo investigaciones enfocadas en estos seres. Lo que sí se sabe es que en el mundo se han descrito cerca de 2000 especies y que, en las costas chilenas, al menos, hay un 7% de esa biodiversidad.

Izquierda Odontaster penicillatus. Derecha Henricia sp. Créditos Antonio Marasovic.
Izquierda Odontaster penicillatus. Derecha Henricia sp. Créditos Antonio Marasovic.

Son equinodermos, invertebrados marinos que también incluyen a los erizos de mar, lirios de mar, holoturias o pepinos de mar y ofiuras. Estos animales poseen un rasgo común que no posee ningún otro ser vivo del Reino Animal, y que se nota más especialmente en las estrellas de mar.

Stichaster striatus. Créditos Antonio Marasovic
Stichaster striatus. Créditos Antonio Marasovic

Andrea Martínez, jefa del área de Zoología de Invertebrados del Museo de Historia Natural, lo explica así: “Los equinodermos tienen un sistema vascular acuífero. Su endoesqueleto se conforma de placas cuyo ordenamiento y tamaño va variando. En el caso de las estrellas, estas placas están articuladas. Un erizo es rígido, con placas fusionadas. Las estrellas tienen una parte aboral (superior) donde están estas partes diferenciadas. Una placa madre permite que ingrese el agua dentro de la estrella. Dentro de la estrella hay canales en la zona central, que conectan a las cinco patas. Es maravilloso porque entra el agua por esta placa, que conecta a los canales. Se irradia todo en unas ampollas que se llenan de agua y por presión eso hace que las patitas de la estrella tengan movilidad”. Así, gracias a esta característica única de los equinodermos, es que las estrellas logran moverse.

Otra cosa que se sabe de las estrellas es que son depredadoras. Ese es su rol en el ecosistema, ayudando a mantenerlo a tope. Pero ¿cómo es que estos seres aparentemente “quietos”, comen? Según explica Andrea, las estrellas de mar tienen varios estómagos, pero al alimentarse son capaces de sacar uno al exterior. Es decir, lo sacan por su boca, rodean la presa, la capturan. Eso hace que las enzimas de su estómago degraden el alimento externamente y luego siguen internamente. Estos animales comen caracoles y erizos entre otras cosas.

“Se comen todo. De hecho, mantienen a raya las poblaciones y es muy crítico lo que se ve cuando hay un ecosistema alterado en que se atacan a los depredadores de las estrellas. Es un descontrol: la estrella se come todo. Se reconoce porque está el fondo lleno de estrellas”, explica Andrea.

Estrella júpiter (Meyenaster gelatinosus). Créditos Antonio Marasovic.
Estrella júpiter (Meyenaster gelatinosus) comiendo un erizo. Créditos Antonio Marasovic.

Si hablamos de las curiosidades de las estrellas, no se pueden dejar de lado sus formas de reproducción.

Su reproducción es por medio de la liberación de gametos al agua, a través de su gonoporo (otra de sus placas). “Hay todo un trabajo de reconocimiento químico que es una maravilla, porque se libera al medio y se produce una fertilización. Se juntan gametos masculinos y femeninos, de ahí nacerá una estrella. No hay cópula”, explica Andrea, a lo que agrega: “En Patagonia, en altas latitudes, se ve otra estrategia. Es un desarrollo directo en el que la estrella cuida a sus bebes. La estrella va directamente al origen de una mini estrella que no pasa por los cambios de cuando se liberan gametos, que son de una larva que hace metamorfosis. Entonces este desarrollo directo es una estrategia evolutiva para preservar la especie en condiciones de la Patagonia y Antártica que son más complicadas en términos de temperatura y disponibilidad de alimentos».

Odontaster penicillatus. Créditos Antonio Marasovic.
Odontaster penicillatus. Créditos Antonio Marasovic.

Sin embargo, esto no es lo único: si una pata se corta, y tiene las placas necesarias, esta puede regenerarse. En otras palabras, si sus partes de dividen, podrían salir distintas estrellas de su separación, siempre y cuándo tenga las placas necesarias. ¡Tienen una increíble capacidad de regeneración!

Ahora, ¿tienen todas las estrellas cinco brazos? La verdad éstas pertenecen a una clase que se llama Asteroidea, donde también están los famosos soles de mar. Estos tienen más de cinco patas. Sin embargo, aquí lo especial: sí tienen una simetría pentaradial. Es decir, si se traza un eje imaginario al centro del animal, se ven cinco partes iguales. Es decir, en esta clase, a pesar de los brazos, siempre se dividen en cinco partes iguales. En las estrellas esto es evidente al tener cinco patas.

Amenazas y qué hacer cuando las vemos

Lo poco que se sabe de las estrellas de mar también genera una amenaza para ellas. Según Andrea, “esto es una historia que se repite en los invertebrados. No sabemos cosas básicas de ecología o biología, por lo que no podemos dilucidar si está bien o mal y, al no tener esos antecedentes, no podemos detectar si están en peligro y generar planes para conservarla”. En este contexto, lo que sí se sabe es la fascinación de extraerlas por su belleza, lo que tiene fines comerciales, y podría ser un problema para su conservación.

Estrella júpiter (Meyenaster gelatinosus). Créditos Antonio Marasovic.
Estrella júpiter (Meyenaster gelatinosus). Créditos Antonio Marasovic.

Ante esto, otra cosa es qué es lo que debemos hacer al encontrarnos con alguna estrella. Si bien podemos fascinarnos con su belleza, no hay que intervenirla. “Tenemos que pensar que todos los animales están cumpliendo un rol donde están. Si las sacas o las estrellas vas a generar un desequilibrio. Yo repito mucho que las estrellas respiran en el agua como nosotros lo hacemos en el aire. Entonces, si las sacamos, es como si a nosotros nos pusieran la cabeza en un balde para poder mirarnos. Hay que intervenir lo menos posible para que venga otro y cuide esa misma belleza que está contemplando.

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