Pastos Marinos - Bahía Chascos Créditos: Fernando Cornejo
Pastos Marinos – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

Una pradera de pastos marinos en Bahía Chascos, Atacama, al norte de Chile, se mueve al ritmo del mar. De un lado a otro. En calma. Kai Giancaspero (25), la observa con atención, sumergido bajo el agua. Estas particulares plantas protagonizan su proyecto de tesis de biología marina, donde se propuso estudiar un ecosistema muy desconocido para muchos. «Quiero hacer lo que me gusta, a la vez que intento conservar y proteger lo que tanto quiero», dice con convicción sobre su carrera.

Estrella de mar – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.
Pastos Marinos - Bahía Chascos Créditos: Fernando Cornejo
Pastos Marinos – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

La primera vez que escuchó de los pastos marinos de Bahía Chascos fue al inicio de sus estudios en la Universidad de Valparaíso, en un curso de botánica marina. «Me alucinaron porque era algo único y que no conocía. Ahí la vida me fue trayendo distinta información, de que ahí habían tortugas, de que ahí era que yo había ido de pequeño —bucea desde los 5 años—y de que era un ecosistema frágil que había que cuidar», añade inspirado.

Los pastos marinos

En primer lugar, los pastos marinos no son algas. Son plantas vasculares que volvieron al agua de mar en su proceso de evolución, de hecho, son las únicas que pueden vivir en agua salada. Tienen dos formas de reproducirse: la primera, es sexual, al igual que las demás plantas. «El polen queda a la deriva en la columna de agua, llega a una flor (ya que, tienen flor bajo el agua), la poliniza y este nuevo proceso crea una semilla, que después queda nuevamente a la deriva en la columna de agua y se asienta en el sedimento. Así crece un nuevo pasto marino», explica Kai. La segunda forma, es asexual, por clonación o esqueje, en donde el rizoma (tallo subterráneo) va extendiendo su distribución, «tirando una ramita para el lado, otra y otra para el lado», describe.

En Chile, las tres praderas de pastos marinos (Bahía Chascos en la Región de Atacama, Puerto Aldea en la Región de Coquimbo y Punta de Choros) solo se reproducen por clonación.

Los pastos marinos permiten a diversas especies vivir y cumplir sus funciones. Kai cuenta que en los buceos de investigación vieron muchos epífitos, que son organismos que viven sobre otro vegetal u objeto y lo utilizan como soporte.

«Al tener las características de plantas, tienen una gran red de raíces que van atrapando sedimentos para que después se puedan asentar otros animales, como la macrofauna bentónica. (…) Pudimos ver anémonas rojas (Anemonia alicemartinae) viviendo sobre ellos», comenta.

«Estos pastos son una metrópolis y un lugar muy cómodo para que especies más pequeñas puedan estar dentro sin que depredadores los puedan observar», añade.

Kai cuenta que estos ecosistemas también ayudan a crear un ambiente más controlado, ya que disminuyen el movimiento por corriente. Esto hace que muchos crustáceos o moluscos, entre otras especies, prefieran vivir ahí dentro en un ambiente mucho más tranquilo.

La contraparte de esto, es que los eslabones más altos de la cadena trófica acuden a los pastos marinos porque saben que ahí hallarán una amplia variedad de especies para alimentarse.

Pese a la inevitable presencia de depredadores, los pastos marinos destacan por ser una zona de crianza y de ejemplares juveniles. Al ser un hábitat cómodo y con la posibilidad de esconderse, muchas especies en etapa de alevines o larvas llegan a estos lugares «para crecer y tener una menor carga de depredación, también para tener más alimento a su disposición», detalla Kai.

«Para que después sus larvas puedan seguir viviendo en esta zona, las especies deciden reproducirse ahí. Pudimos ver caracoles reproduciéndose y muchos anfípodos con huevos», sostiene.

«Fue una sorpresa poder ver la cantidad de alevines, zooplancton y de huevos. Definitivamente es un semillero de vida para todo el lugar. (…) Lo que más me gustó y más me llamó la atención fue poder ver cómo se filtraba la luz y cómo el movimiento del pasto generaba unas ondas de luz tan bonitas. La sensación de poder estar buceando sobre los pastos marinos era como poder volar arriba del pasto, una sensación mágica…», comparte Fernando Cornejo, el fotógrafo y documentalista detrás.

Ostión – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

Cabrilla (Sebastes oculatus), cabrilla española (Paralabrax humeralis), lenguado (Paralichthys adspersus), bilagay (Cheilodactylus variegatus), baunco (Girella leavifrons), jerguilla (Aplodactylus punctatus), rollizo (Pinguipes chilensis), chanchito (Congiopodus peruvianus) y chalaco (Aucheniochus variolosus). Es el amplio repertorio de especies que el equipo de trabajo pudo avistar buceando en los pastos marinos.

Las tortugas

Estudios han demostrado que las tortugas verdes (Chelonia mydas) juveniles también van a alimentarse a los pastos marinos de Bahía Chascos para crecer y después volver probablemente a Galápagos. Este ecosistema se ha vuelto parte clave en su ruta migratoria. La ONG QARAPARA se ha dedicado a estudiar las tortugas marinas de la zona y levantar información para promover su conservación desde el año 2012.

Lamentablemente, en la salida a terreno realizada en invierno invierno, el equipo de trabajo no tuvo la suerte de presenciar una, sin embargo, el fotógrafo ecuatoriano Fernando Cornejo, quien estuvo a cargo de los registros, comparte una toma de un ejemplar de tortuga verde en Galápagos.

«Yo que vengo de Ecuador y que he buceado mucho en Galápagos donde abundan las tortugas marinas, iba con esa idea y ese romanticismo de ver que eran las mismas tortugas, que migran desde el Ecuador hasta Chile a alimentarse en estos lugares tan llenos de vida», cuenta Fernando.

Tortuga Verde - Fernando Cornejo @urayaku
Tortuga Verde (Chelonia mydas) © Fernando Cornejo.

La colonia más austral del Pacífico suroriental de esta especie se encuentra en Bahía Chascos. «Si nos ponemos a soñar, esa tortuga ya grande de la foto, podría ser una tortuga que se alimentó de los pastos marinos en Bahía Chascos«, dice Kai, algo dudoso si es muy loco lo que está diciendo, aunque con un tono esperanzado.

La investigación

El equipo fue a Bahía Chascos desde el 8 al 14 de julio de este año para realizar todo el trabajo en terreno. Cada día despertaban a las 7:30 para partir temprano del camping ubicado a 30km al norte de la zona de estudio. Realizaban tres buceos diarios a los pastos marinos, que dividieron previamente en tres grupos (norte, centro y sur), donde habían distintas tareas: documentar y fotografiar, instalar cámaras trampa, hacer conteo de especies, recolección de muestras de sedimentos, entre otras. Todo esto a baja profundidad, los pastos marinos no estaban a más de cinco metros de hondo.

Anémona roja y pastos marinos - Fernando Cornejo @urayaku
Anémona roja y pastos marinos – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

«Seguir estudiando los pastos marinos y darle continuidad porque todos los ecosistemas cambian según la época del año, entonces nos gustaría poder monitorearlo en todas las estaciones del año. Ya pudimos hacer la campaña de invierno y ahora queremos continuar con la de primavera, posteriormente con la de verano y la de otoño para finalizar», plantea Kai.

Pastos marinos toma aérea 2 - Fernando Cornejo @urayaku
Pastos marinos toma aérea – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

Añade que el proyecto no solo busca generar datos científicos sobre la biodiversidad, sino también promover la conservación de estos ecosistemas por medio de la educación ambiental. «Estamos en el proceso de desarrollar material audiovisual para sensibilizar a la comunidad y fomentar el valor de estas praderas marinas», revela.

El riesgo en el que está este hermoso paisaje debido a proyectos portuarios en la zona es lo que hace que su difusión y protección sea aún más urgente.

«Nos entra la pregunta ‘¿por qué acá?’. Bahía Chascos se encuentra en la Región de Atacama, donde hay tres puertos importantes, ya radicados y trabajando (Huasco, Caldera y Chañaral). Se han intervenido y ya hay una población y una urbanización asociada al lugar, donde se podría hacer este nuevo puerto, pero no. Le estamos dando algo que es de todos, un patrimonio cultural y ecológico a una empresa para que haga su puerto en este lugar sin tomar realmente en cuenta la importancia que tiene«, dice Kai crítico.

Para conocer más de la historia del proyecto portuario que amenaza la zona, visita el artículo «Tortugas verdes bajo amenaza en Copiapó: la intrincada historia de un proyecto portuario».

Equipo - Fernando Cornejo @urayaku
Equipo de trabajo – Bahía Chascos. © Fernando Cornejo.

Este proyecto de investigación y difusión ha sido 100% autogestionado, por lo que el equipo está en constante búsqueda de financiamiento para poder realizar las próximas campañas y continuar con el estudio de este ecosistema.

*Agradecimientos de la investigación: Fernando Cornejo, ONG Pesca Sustentable, ONG Marea Sintiente, Universidad de Valparaíso, Víctor Gudiño, Rodrigo González, Tomás Walker, Kiara Giancaspero, Lucas Díaz, Viviana Martínez, y Lodge Piedras Bayas.

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