Las calles del pequeño pueblo de La Tirana, en la Región de Tarapacá, desde el 10 al 20 de julio se pintan de una de las celebraciones religiosas más grandes del Norte grande de Chile: La Fiesta de La Tirana, cuya festividad principal es el 16 de julio. Se trata de un festejo en honor a la virgen del Carmen y que reúne a miles de peregrinos, fieles y agrupaciones que le rinden tributo a través de danzas andinas de distintos puntos del país e incluso de países hermanos como Bolivia y Perú.

Nuestro colaborador, el fotógrafo Guy Wenborne, tuvo la oportunidad de viajar hasta la región de Tarapacá para capturar a través de su cámara maravillosas fotografías de esta celebración, que durante tres años tuvo sus visitas restringidas debido a la pandemia del Covid-19. Este año, se contó con más de 10 mil bailarines y se esperó la presencia de 250 mil personas.

“Había una energía contenida realmente importante por la suspensión de la fiesta, se notaba que las personas estaban muy contentas, porque fue como un renacer de esta maravillosa tradición que congrega a familias de una forma muy respetuosa y transversal; toda la familia participa”.  

Según cuenta la tradición, la historia de la Virgen del Carmen tiene sus raíces en una antigua leyenda incaica protagonizada por una princesa llamada Ñusta Huillac, apodada «La Tirana». La leyenda dice que Ñusta, se enfrentó a los invasores europeos y cristianos para proteger su tierra y a su pueblo de la colonización, ganándose así su apodo. Sin embargo, todo cambió cuando ella se enamoró de uno de los prisioneros, y decidió convertirse al cristianismo para poder casarse con él. Esta decisión causó la ira de sus seguidores, quienes se sintieron traicionados por su cambio de religión y por romper la confianza depositada en ella. En consecuencia, se dice que conspiraron para asesinar a la pareja. En el lugar donde tuvo lugar esta tragedia, un misionero construyó una iglesia en honor a Ñusta Huillac. Con el tiempo, ella fue canonizada como la Virgen del Carmen y el pueblo recibió el nombre de La Tirana en su honor.

El fotógrafo Guy Wenborne realiza visitas grupales a esta fiesta familiar y religiosa: «Los asistentes son variados, es una fiesta muy segura, hay ley seca y lo importante es la sensación que todos, desde los más chicos a los abuelos, pueden participar de forma muy alegre, muy dispuestos a ser fotografiados, a conversar y ser parte de esta ocasión que congrega a una gran cantidad de gente».

Así, a través de sus fotografías busca invitar a que todos para que conecten y se maravillen de los atractivos de esta única fiesta. «Me gusta que puedan vivir la experiencia de esta fiesta, una fiesta de color, música y familia. Es realmente impresionante y da la sensación de que es otro planeta, otro Chile, y es una semana donde realmente se congrega mucha gente en pro de la virgen para esta festividad”, añadió.

Destacando entre las danzas, se encuentra la famosa danza de las diabladas, protagonizada por bailarines masculinos vestidos como diablos con máscaras y trajes rojos, y mujeres vestidas como figuras angelicales. Esta representación simboliza la lucha entre el bien y el mal, con los diablos dramatizando los pecados humanos y suplicando el perdón de la virgen.

“Lo que más me impresionó de este año fue el espíritu con que se tomó está festividad, el espíritu de respeto y el espíritu de diversidad en que todos participan”, expresó Guy.

¿Te gustaría asistir el próximo año? Ya están disponibles las inscripciones para el 2024, abierto para aficionados a la fotografía o que deseen vivir una experiencia realmente impresionante de una fiesta en que lo primordial es el respeto a la religiosidad y el fervor de una gran cantidad de personas que se congregan en esta fiesta de forma familiar.


*Este viaje se realizó junto a Extremo Norte de Chile.

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