Muchas aves han llamado mi atención a lo largo de mi vida, pero sólo algunas me han cautivado.  El carpintero negro (Campephilus magellanicus) es una de ellas. Por esto he intentado varias veces seguirlo de cerca. Tratar de fotografiarlo no ha sido fácil, sin embargo en mi último intento logré deleitarme con su cercana presencia y particulares hábitos.

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Este año, durante unos cuantos días del otoño, me interné dentro de los hermosos bosques del Parque Nacional Conguillío, pasando mañanas, tardes y noches escuchando el «toc toc» de su fuerte picotazo en la madera de los robustos árboles del bosque; escuchando su particular canto, pero sin mucho éxito en cuanto a mi objetivo. Hasta que, como suele suceder, durante mi última caminata me encontré con una de las sorpresas más grandes que he tenido. Ahí estaba, lo escuchaba cerca, pero no lograba verlo. Hasta que lo vi, un macho precioso, y no estaba solo, una hembra lo acompañaba.

©Cristián Dunivicher
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Pasé largos minutos observándolos, sin siquiera tomar la cámara y de un segundo a otro ya no eran dos, eran cuatro, y luego seis. En fin, me cuesta escribir alguna palabra que logre expresar lo que sentí en ese momento.  Se preguntarán qué es lo que tanto me llama la atención de esta ave; les contaré un poco, y verán que es algo más que el protagonista de una famosa caricatura.

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El carpintero negro o carpintero magallánico es endémico de los bosques templados del cono sur de América Latina, tanto de Chile como de Argentina. Actualmente es el carpintero de mayor tamaño de Sudamérica, llegando a medir hasta unos 45 cm. Posee un dimorfismo sexual marcado, el que está dado por una coloración roja escarlata de la cabeza y cuello y un copete moderado en el macho, mientras que la hembra es completamente negra, con un copete un tanto más prominente que el macho, dejando la coloración roja escarlata sólo circunscrita a la base del pico.

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El carpintero no solo es una especie monógama, sino que también macho y hembra comparten roles iguales en la crianza, construcción de nidos, al empollar los huevos y alimentar los polluelos, entre otros. Además, son aves fuertemente territoriales, marcan constantemente su territorio dando fuertes y constantes picotazos en los árboles. El carpintero no migra como lo hacen otras aves, y debido a su especificidad en cuanto a hábitat (requiere de bosques nativos maduros), es una especie que se ve fuertemente amenazada frente a cualquier impacto en su entorno.

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Esta ave cumple importantes funciones dentro del ecosistema, aportando indirectamente a éste, pero directamente a otras especies. Construye cavidades en los árboles, las que utiliza como madriguera, ya sea para reproducción y/o para descanso, sin embargo estos sitios, una vez que son abandonados, son utilizados por otras especies que no son capaces de construirlos por ellas mismas. Especies como la cachaña, el concón, la yaca, entre otros, son las que se benefician de esto.

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El método de alimentación principal del carpintero es a través de larvas de insectos, lo que ayuda a regular el exceso de éstos, impidiendo sus explosiones demográficas. Por otro lado, no solo se alimenta de larvas de insecto, sino que también usa recursos alternativos, como la savia, los que benefician a otras especies que utilizan este último recurso, favoreciendo así a distintas especies y comunidades y ayudando a la mantención de ensambles de animales en ecosistemas boscosos, cosa que convierte al carpintero en una especie clave para el ecosistema.

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Lamentablemente este extraordinario espécimen se encuentra en constante amenaza y en Chile está catalogado como En Peligro de Extinción, lo que como ya saben, de desaparecer, no solo afectaría el ecosistema, sino que también la vida de otras especies.

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