Para la cultura incaica, uno de los primeros actos del dios andino Wiracocha, al crear el mundo, fue entregar trajes a cada nación. Estos servían para identificar a los pueblos distribuidos por los Andes, eran un marcador de identidad social o de pertenencia a un grupo étnico, aunque, algunos investigadores creen que esta costumbre fue impuesta por el Imperio Inca, para reconocer a los pueblos que lo conformaban.

Entre estos trajes, los tocados, sombreros o gorros destacan por sus llamativos colores y formas. Para Carole Sinclaire, curadora del Museo Chileno de Arte Precolombino, las prendas dan a conocer “una práctica cultural de larga tradición y tan común entre distintas sociedades del mundo, como es la necesidad de identificarse frente a los otros y, a la vez, diferenciarse mediante el atuendo y en particular, a través de lo que se viste en la cabeza, desde el lugar más prominente y visible del cuerpo”.

Gorro troncoconico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro troncoconico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Además, entre sus materiales, confección y detalles, se puede contar la historia de los Andes precolombinos, incluso milenios antes de la conquista incaica. Pero es gracias a la buena conservación de los gorros, que se puede extraer tanta información a partir de ellos. Este conocimiento quedo retratado en el libro Gorros del Desierto del Museo Chileno de Arte Precolombino.

Gorro discoidal. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro discoidal. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Un factor que benefició la conservación, fueron las costumbres fúnebres de la región, donde las personas eran enterradas junto a sus pertenencias más preciadas, incluidos ropajes y sombreros, sin embargo, fueron las condiciones climáticas únicas del desierto, las que lograron que las piezas perdurarán hasta nuestros días.

Gorro anillado. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro anillado. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

En el norte grande de Chile, la historia de los pueblos se remonta hace once mil años atrás y nueve mil en el caso de las costas. En ese entonces, los distintos grupos humanos se dedicaban a la caza y la recolección, pero fue hace 3.500 años que estos grupos comenzaron a cultivar su propio alimento, lo que llevó al crecimiento de sus sociedades y a la confección más elaborada de herramientas y ropajes.

Turbantes para la muerte

Es en este período que la aparición de las primeras prendas para las cabezas surge desde el pueblo Chinchorro, quienes a partir de las mismas fibras que usaban para pescar, fabricaron los primeros turbantes, que eran piezas de telas de tes o cuatro metros de largo que se enrollaban en la cabeza, a veces acompañados de pequeños adornos. Estaban fuertemente relacionados con la figura de la muerte, pues, estos pueblos pasaron de la momificación artificial, que incluía proteger con telas todo el cuerpo, a dedicarse principalmente a las cabezas de los fallecidos.

Turbante. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Turbante. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Los turbantes se expandieron poco en la zona pero su uso duró hasta el año 400 d.C., en la pampa del Tamarugal, Región de Tarapacá. Ahí las confecciones ya demostraban las primeras técnicas de tejido en la zona. Incluso hay evidencia que indica que los conquistadores españoles se encontraron con algunos pueblos que usaban turbantes en el siglo XVI.

La expansión de Tiwanaku

Alrededor del siglo VI la cultura Tiwanaku, originaria de la cuenca del lago Titicaca comenzó a expandirse por el territorio andino, llegando al norte de Chile, lo que origino intercambios económicos y culturales, estos últimos relacionados fuertemente a los rituales y a los alucinógenos. Los vestigios arquitectónicos de la cultura Tiwanku destacan principalmente por su arte con contenido ideológico, caracterizado de báculos, personajes alados, felinos, serpientes y otros más.

Gorro de cuatro puntas. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro de cuatro puntas. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Fue durante esta época cuando se masificaron por toda la región, además el estilo de los Tiwanku también se vio reflejado en los sombreros. Un ejemplo es el conocido gorro de cuatro puntas, que servía para identificar a las personas que formaban parte del Estado Tiwanaku. En esta prenda se llegaban a implementar hasta nueve colores diferentes y una serie de patrones de zigzag elaborados detalladamente.

Pero los patrones coloridos estaban exclusivamente reservados por la elite de la sociedad, según demuestran sus retratos, en cambio los gorros de uno o dos colores estaban destinados a los sectores más bajo de la escala social.

Gorro de cuatro puntas negro. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro de cuatro puntas negro. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Al mismo tiempo, se expandió por la zona el uso de gorros de piel de camelidos, como la vicuña o los guanacos. Estos servían principalmente para proteger la cabeza del viento.

La edad de los guerreros

En el siglo XI colapso el Estado Tiwanaku, lo que dejó un vacío de poder y estabilidad en la región andina, trayendo guerras entre los distintos pueblos, el escenario se vio inundado de batallas, masacres, raptos y saqueos. Producto de los conflictos, las personas migraron a lugares amurallados y más altos, los pucará. batallas, masacres, raptos y saqueos, en que todos luchaban contra todos.

Casco. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Casco. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Este escenario se vio plasmado en los sombreros, que tomaron formas de cascos para la batalla, a la vez que sirvieron para que los pueblos se identificaran, como una especie de uniformes. Tanto de pies a cabeza, los ropajes indicaban a que grupo étnico pertenecían.

Capucha. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Capucha. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Bajo el imperio Inca

Pero en el siglo XV, el imperio Inca comenzó su expansión territorial, anexando rápidamente la región andina. Todo manejado desde el Cuzco por el consejo real, los miembros de este portaban sombreros similares a coronas, pero fabricados con lana de distintos colores.

Cintillo. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Cintillo. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

Asimismo, los miembros más cercanos al «Hijo del Sol» portaban los sombreros con forma semiesféricas para la elite de su sociedad, bajo estos estaban los individuos que portaban sombreros con forma de conos, que representaban un eslabón más bajo que los nobles. Sin embargo, el imperio cayó con la conquista española.

Gorro troncoconico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro troncoconico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

¿Dónde ver la exposición?

La exposición del Museo Chileno de Arte Precolombino cuenta con casi 50 piezas, entre turbantes, tocados y gorros que pertenecieron a las sociedad andinas prehispánicas. Desde el 22 de mayo hasta el 21 de julio del 2024, la exposición estará disponible en el Centro Cultural El Tranque, de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, entrada liberada.

Alejandra Valdés Raczynski, Directora de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, celebró la colaboración entre ambas instituciones culturales, para mostrar la riqueza del mundo andino: «Por primera vez en nuestros 30 años de historia, tendremos la muestra de un Museo en la comuna. Además, dada la relevancia del mundo andino para Lo Barnechea, nos parece fundamental dar a conocer más de la cultura de esta gran cadena montañosa que nos rodea. En una comuna que tiene un gran patrimonio, creemos que la mejor manera de comenzar este ciclo era de la mano de uno de los museos más valiosos de Chile: el Museo Chileno Arte Precolombino», señaló Valdés.

Gorro hemisférico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino
Gorro hemisférico. Créditos: Museo Chileno de Arte Precolombino

*Esta nota se realizo con la información del catalogo de la exposición «Gorros del Desierto», del Museo Chileno de Arte Precolombino.

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