El Tronador es un volcán que está geológicamente inactivo. Sus últimas erupciones datan de cerca de un millón de años. Se ubica en la zona sur de la Cordillera de los Andes, en la frontera que divide Argentina y Chile, separando dos parques nacionales de ambos países: el Nahuel Huapi y Vicente Perez Rosales, respectivamente.

©Diego Spatafore
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Su nombre se debe al ruido similar al de truenos producido por los frecuentes desprendimientos y caídas de seracs en los glaciares del mismo. Es un volcán muy alto con una altura de 3554m msnm y tiene tres cimas: hacia el este, denominada argentina, de 3200 msnm, hacia el oeste, la chilena de 3320 msnm y una fronteriza, llamada cumbre internacional, la mas alta con 3554 msnm.

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Lo que más destaca es que este volcán se encuentra cubierto por gigantes glaciares con una superficie de 138 km cuadrados. Del lado argentino se encuentran, de norte a sur, los glaciares Frías, Alerces, Castaño Overo y Río Manso. Por la ladera de Chile, en la misma dirección, se encuentran los glaciares Peulla, Casa Pangue y Río Blanco. En su base del lado argentino existe una zona donde los hielos se tiñen de negro producto de los sedimentos y arenas que acarrean. Esta zona es llamada el ventisquero negro.

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Los vuelos

En 2017, cuando producía las fotos aéreas para mi cuarto libro, vi a lo lejos varias veces el majestuoso volcán Tronador, que incluso se puede apreciar desde la costanera de Puerto Varas.  Luego de un vuelo sobre el volcán Caulle y Puyehue le pedí al piloto que tomara rumbo sureste hacia este gigante desconocido. Lo que vi me dejó encandilado: un gran volcán cubierto por una gran masa glaciar que supera los 120 km2.

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Nos quedaba poco combustible para seguir volando así que tuvimos que volver a Puerto Montt. Ese primer vuelo me dejo con gusto a poco y siempre pensé en regresar con más tiempo para poder capturarlo mejor. Fue así como, al año siguiente, a fines de octubre del 2018 pude coordinar un nuevo vuelo. Lo que vi me dejo asombrado. Sobre todo las lagunas que se encuentran en una su ladera noroeste y las grandes paredes de sus glaciares.

Luego de haber fotografiado la ladera oeste del lado de Chile, quedaba el desafío de cruzar la cordillera para poder capturar el lado de Argentino.  Despegamos desde Bariloche muy temprano para poder llegar al amanecer.

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La magia se produjo cuando el Tronador empezó a cubrirse de  rosado con su sombra proyectada sobre el Puntiagudo. Estuvimos volando sobre el volcán durante una hora y media. Fue un vuelo mágico que permitió fotografiar los grandes seracs y además evidenciar lo mismo que ha ocurrido con todos los glaciares de la Patagonia; un gran retroceso, el cual se hace mucho más evidente en el glaciar negro que ha retrocedido varios km2.

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