El escarabajo de la Luma (Cheloderus childreni) es, para muchos, el insecto más bello del sur de Sudamérica. Sus colores son increíbles, presentando una coloración verde con tonalidades metálicas en su tórax, las cuales contrastan con el intenso carmesí de sus élitros (las alas endurecidas que se ven en su espalda). Esto es complementado por patas y antenas azuladas y moradas. Todo este ensamblaje arcoíris es perfectamente visible dado su gran tamaño de hasta 10 cm.

Se cree que su coloración es una adaptación reproductiva, la cual les permite realizar movimientos a contraluz con los cuales llamarían la atención de otros miembros de la especie (Gara et al, 1978). Las hembras –de mayor tamaño y escasa movilidad–, están adaptadas a la producción de huevos, mientras que el macho –volador y más pequeño–, se encarga de buscar activamente a las hembras para la reproducción. Posterior al encuentro y la fecundación de los huevos, las hembras los depositan en cavidades de la madera de árboles nativos, específicamente hualle (Nothofagus obliqua) y koiwe (Nothofagus dombeyi) (Rojas et al, 2010). Dentro de los troncos la larva se alimentará de la sabia xilemática hasta por 6 años y luego se preparará para pupar.

Este ejemplar fue encontrado en uno de los escasos hualles (Nothofagus obliqua) que se encuentran en el cerro Caracol ©Bastian Gygli
Este ejemplar fue encontrado en uno de los escasos hualles (Nothofagus obliqua) que se encuentran en el cerro Caracol ©Bastian Gygli

La vida adulta es efímera. La alimentación no es una prioridad, sino la reproducción, lo cual justifica los increíbles colores en desmedro de la capacidad de esconderse. Esta corta vida adulta hace que sean difíciles de observar, pero aún más lo hace la destrucción de su hábitat natural, el bosque nativo. Sin los árboles que cobijan a sus larvas, les es imposible completar su ciclo reproductivo, lo que ha hecho que esta especie sea increíblemente escasa hoy en día.

©Bastian Gygli
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El ejemplar mostrado en las fotografías corresponde a una hembra adulta la cual fue encontrada en el cerro Caracol, cerca de la ciudad de Concepción. Este hallazgo es increíble, pues representa un nuevo registro de localidad para esta especie, la cual está descrita principalmente para la precordillera. Esto demuestra una increíble resiliencia por par de la especie, considerando los escasos árboles nativos en un territorio extremadamente degradado a orillas de una gran ciudad.

©Bastian Gygli
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También cuenta la historia de los nuevos naturalistas, cada vez más activos a la hora de recorrer sus territorios, generando registros como este, los cuales motivan a conocer cada vez más de los cohabitantes nativos. De esta forma se fortalece la idea de conservar y restauras estos entornos, para que observaciones como estas sean algo que todos podamos disfrutar y no solo un encuentro casi milagroso con una mítica criatura cada vez más amenazada.

Referencias

GARA RI, CERDA LM & KRAHMER E (1978). Sobre la emergencia y vuelo de dos cerambícidos chilenos: Holopterus chilensis y Cheloderus childreni. Turrialba, 28: 117-121.

ROJAS E, D LANFRANCO & C RUIZ (2010). Barrenadores del xilema. En: Entomología forestal en Chile. Ed.:LANFRANCO D & C RUIZ. Ediciones Universidad Austral de Chile. 141-161.

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