La Expedición Científica Antártica (ECA 60) se llevó a cabo en enero y en ella científicos de diversos centros de investigación nacionales e internacionales, tomaron muestras, levantaron datos, instalaron equipos y realizaron monitoreos relacionados con 13 proyectos científicos y tecnológicos coordinados por el Instituto Antártico Chileno (INACH). Estos se relacionan con diferentes líneas de investigación, pasando por la ecología, la oceanografía, la paleontología, el monitoreo de las condiciones del fondo marino y la gobernanza antártica, entre otros.

El periodista científico y fotógrafo Cristián Campos Melo estuvo presente en esta travesía, representando a Ladera Sur, y nos compartió algunas de sus apreciaciones más personales: «resulta muy interesante haber podido ser parte de una expedición en que hubo una coordinación y un trabajo mancomunado, multidisciplinario entre los distintos proyectos científicos que ahí estuvieron, y que dan cuenta también del interés y la necesidad de trabajo conjunto por buscar soluciones y pueden entender las verdaderas causas, razones y efectos que tiene el cambio climático sobre este lugar».

También hace una reflexión profunda sobre los efectos del cambio climático sobre este lugar: «quizás lo que mejor refleja y hace entender esta situación son estos gigantescos icebergs que nosotros vimos mientras navegamos por la península Antártica, que son estas plataformas gigantescas de más de cien metros de altura, que se desprenden diariamente de los glaciares que hay en en la Antártica y que se van derritiendo lentamente y que dan cuenta claramente del cambio de temperatura en ese lugar».

En esta campaña marítima se instalaron, además, tres nuevas estaciones de la Red Latitudinal de Estaciones Multiparamétricas, destinadas a medir y monitorear los efectos del cambio climático en la península Antártica. Este logro fue posible gracias a la colaboración institucional del INACH con la Dirección Meteorológica de Chile.

Esta campaña se realizó a bordo de un barco científico Betanzos de airline y la distancia navegada fue de 1100 millas, equivalente a unos 2037 km.

Campos Melo dice que, como fotógrafo, la Antártica es un lugar absolutamente inspirador: «Los colores son colores que uno no suele ver en el continente no antártico».

También, asegura que la fauna que habita ahí es absolutamente resiliente: «ha sabido adaptarse a condiciones climáticas muy duras. Y eso también hace reflexionar profundamente sobre cómo la naturaleza ha sido capaz, y la vida ha sido capaz, de abrirse vida en un lugar de características tan complejas como éste. Realmente una experiencia increíble».

“Si bien cómo fotógrafo es un desafío técnico estar en la antártica, cómo divulgador científico es un tremendo reto pues nos motiva a buscar nuevas formas de acercar a todas las personas este territorio no solo desde la belleza, si no desde su fragilidad frente a la crisis climática, desde su gran importancia cómo regulador del clima global y desde su gran valor científico”, finaliza Campos Melo.

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