A simple vista, las “chimeneas de hadas” parecen esculturas talladas por un artista. Sin embargo, estas columnas delgadas, coronadas por un bloque de piedra que parece desafiar la gravedad, son en realidad obras de la naturaleza. A veces se agrupan en pequeñas colonias, alineadas como guardianas del desierto; otras, se alzan solitarias en el horizonte, proyectando largas sombras que cambian con la luz del día.

En distintos rincones del mundo, estas estructuras naturales han desconcertado a exploradores y científicos por igual. Su equilibrio, aparentemente imposible, despierta una fascinación inmediata: ¿cómo logra mantenerse en pie una torre tan frágil, con un sombrero de roca que parece a punto de caer? La respuesta, según la geología, se encuentra en el paso del tiempo y en la paciencia de los elementos.

Durante siglos, los pueblos que vivieron cerca de estos paisajes les atribuyeron un origen sobrenatural. En Turquía, se dice que fueron construidas por hadas para ocultarse de los humanos. En el suroeste de Estados Unidos, algunos pueblos nativos las consideraban espíritus petrificados. En Francia, las llamaron demoiselles coiffées, o “doncellas peinadas”, por la elegancia de su silueta. Hoy, la ciencia ha reemplazado los mitos por datos, aunque esto no ha conseguido restarles su misterio.

Hasta hace poco, las chimeneas de hadas parecían exclusivas de regiones áridas del hemisferio norte. Sin embargo, un descubrimiento reciente en el centro de Brasil cambió esa idea. En el Cerrado, en medio de uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, emergieron nuevas torres de arena y piedra que reescriben parte de la historia geológica del país y despiertan nuevas preguntas sobre cómo se formó.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

Las esculturas naturales del tiempo

Las chimeneas de hadas —también conocidas como hoodoos— son una muestra perfecta de cómo la naturaleza puede esculpir arte a partir del desgaste. Su origen se encuentra en un proceso llamado erosión diferencial, en el que capas de roca con distinta dureza reaccionan de manera desigual frente a los agentes naturales. Las lluvias, los cambios de temperatura, el viento y la escorrentía van desgastando las rocas más blandas, mientras las más duras permanecen intactas por más tiempo, formando una especie de “sombrero” que protege la columna que la sostiene.

«Las chimeneas de hadas se forman por procesos geológicos que se llaman erosión diferencial. Ocurre cuando nosotros tenemos una parte en la cima que es más dura que la parte de abajo. Entonces, con la erosión, en este caso fluvial, de un río que pasaba por el sitio (Brasil), que ahora no existe más, se han formado estas estructuras tan bellas», señala Joana Paula Sanchez, geóloga de la Universidad Federal de Goiás (UFG).

«Los factores naturales influyen en su forma y su tamaño. Solo porque había un río grande, es que se han formado tantas y tan grandes. Pero hoy hay un proceso de desertificación», agrega.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

Este fenómeno no ocurre de la noche a la mañana. Para que una chimenea de hada exista, deben confluir millones de años de transformaciones geológicas. Primero, se depositan distintos tipos de sedimentos: arcillas, arenas o cenizas volcánicas. Con el paso del tiempo, estos materiales se compactan y endurecen, formando estratos. Luego, los ríos o las lluvias excavan el terreno y el viento termina de pulir las formas. Finalmente, la erosión deja en pie solo aquellas partes en las que una roca más resistente actúa como escudo.

El resultado es un conjunto de torres irregulares, de proporciones sorprendentes, que pueden medir desde pocos metros hasta alturas comparables a un edificio de diez pisos. Cada una tiene una textura, color y forma distintos: algunas son delgadas y puntiagudas; otras, más anchas y redondeadas. Sus tonalidades varían del ocre al rojizo, al gris o al blanco, según los minerales presentes en la roca —óxidos de hierro, carbonatos o restos volcánicos que se oxidaron con el tiempo—.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

Desde la mirada científica, estas formaciones son como archivos naturales del pasado. Cada capa de roca conserva información sobre antiguos climas, movimientos tectónicos o ciclos de erosión y sedimentación. Para los geólogos, leer una chimenea de hada es como hojear un libro que narra millones de años de historia terrestre: ríos que alguna vez fluyeron por allí, dunas que fueron mares, o lluvias que moldearon el paisaje cuando el planeta tenía otra temperatura.

Pero más allá del interés académico, estas estructuras despiertan una fascinación casi espiritual. En Capadocia, por ejemplo, los primeros cristianos tallaron iglesias y refugios en su interior, convirtiendo este fenómeno natural en un santuario. En Estados Unidos, en el Parque Nacional Bryce Canyon, sus formas han inspirado nombres como “Martillo de Thor” o “Reina Victoria”. En cada cultura donde aparecen, las chimeneas se rodean de mitos y relatos que las humanizan.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

Su equilibrio, sin embargo, es extremadamente frágil. Basta una vibración, un cambio en la humedad o una pisada humana para alterar su estabilidad. Por eso, donde existen, suelen estar protegidas dentro de parques nacionales o reservas naturales. Esa fragilidad convierte al hallazgo en Brasil en una noticia muy relevante: se trata de un fenómeno rarísimo en Sudamérica y el primero registrado en el país.

«Estas formaciones no son comunes en nuestro país, porque tenemos un clima muy diferenciado, tropical, que no las deja alcanzar tamaños tan grandes. Son más comunes en desiertos, o cuando se tiene algún otro tipo de piedra, de roca», señala Sanchez.

«Por ejemplo, las rocas de Capadocia son volcánicas, aquí no, aquí todos son areniscas. La parte de arriba es más dura, y la parte de abajo más suave. Es una arenisca de origen desértico. No son comunes por el tamaño, es muy difícil encontrar un sitio que tenga tantas y tan grandes», agrega.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

El “Valle de Marte” del Cerrado brasileño

El hallazgo de las chimeneas de hadas brasileñas fue, en gran parte, fruto del azar. A comienzos de 2022, una familia que recorría una zona remota del noreste de Goiás, en el corazón del Cerrado, se topó con un paisaje desconcertante: una serie de torres de arena rojiza, esbeltas y rematadas por bloques de piedra más oscuros. Las fotografías que tomaron llegaron hasta la geóloga Joana Paula Sanchez, quien de inmediato se percató de lo valioso que podía llegar a ser este descubrimiento.

Un año más tarde, una expedición científica organizada por la UFG confirmó la sospecha. En medio de un terreno árido, cubierto de pastizales y arbustos dispersos, se levantaban formaciones de entre uno y tres metros de altura, modeladas por miles de años de erosión. Los investigadores determinaron que el suelo estaba compuesto por capas de arenisca eólica —sedimentos depositados por el viento— y conglomerados fluviales, restos de antiguos ríos que atravesaron la región en el pasado.

«Todo empezó con el dueño del área, el señor Domingos Ferreira. Él es un pequeño productor rural y su familia está en estas tierras hace más o menos 90 años. Su hijo Rodrigo nos contó que, cuando el abuelo murió y la familia tuvo que dividir la tierra entre los hermanos, la gente decía que Domingos se había quedado con la “peor parte”. No sabían entonces que era un verdadero tesoro científico, en su propia casa», relata Lucas Ninno, fotógrafo y explorador de National Geographic.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

«En 2015, Domingos llevó a Rodrigo para conocer esta parte de su tierra y él hizo algunas fotos. Solo en 2022, las fotos llegaron hasta la geóloga Joana Paula Sanchez, de la Universidad Federal de Goiás. Ella pronto reconoció que parecían ser chimeneas de hadas. Unos meses después, mientras estábamos trabajando juntos en unas cuevas de Goiás, Joana me mostró las fotos y decidimos ir a investigar en persona, con otros profesores. Y, entonces, todo esto empezó, hasta que, a principios de octubre, ahora del 2025, publicamos las primeras imágenes profesionales (estas fotos nocturnas) en el diario Folha de São Paulo. Y la cosa se puso viral», agrega.

Con el paso del tiempo, las lluvias y los vientos de la estación seca fueron desgastando los materiales más blandos y dejando en pie los más resistentes, hasta esculpir esas columnas tan características. En lo alto, las piedras de mayor dureza actúan como un escudo que protege la base, reproduciendo el mismo proceso que en los grandes desiertos del hemisferio norte, pero en un escenario completamente distinto: el del bioma del Cerrado, una de las sabanas tropicales más biodiversas del planeta.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

«El paisaje como un todo llama la atención, porque es como un desierto perdido en el medio del Cerrado. El Cerrado es la sabana que tenemos en Brasil, el segundo bioma más grande del país, que cubre un cuarto del territorio. Y es, como decimos, una sabana húmeda. Tiene paisajes típicos de sabana, con arbustos espaciados y campos nativos, pero también formaciones más forestales, que se parecen a una típica “rainforest”, como es la Amazonía o la mata atlántica. Pero nunca, jamás, un desierto así como lo vimos, y no es un área tan pequeña. Caminas unos kilómetros por la arena, que es lo que sobró de un antiguo río, y llegas a las chimeneas. Entonces, como que te transporta a paisajes que parecen estar en el Atacama, pero estás en el medio del Cerrado, en Brasil», comenta Ninno.

La sorpresa de la comunidad científica fue doble. Por un lado, nunca se habían registrado estructuras de este tipo en Brasil; por otro, su aparición en una región tropical rompe con la idea de que las chimeneas de hadas son exclusivas de zonas desérticas o semiáridas. Según Sanchez, su presencia demuestra que la erosión diferencial puede ocurrir también bajo condiciones climáticas más complejas, donde las lluvias estacionales, la vegetación y la variabilidad del suelo crean un modelo de desgaste único.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

«Estamos en un cambio climático, junto con algunas partes de irrigación para la agricultura en la parte superior de todos estos lugares, donde queda este sitio. Lo que ayuda mucho son las plantas del Cerrado, que es un bioma muy importante en Brasil, por causa de las aguas. Pero este sitio está más seco, y por esto han aparecido las chimeneas de hadas. Por otro lado, la erosión continúa, por lo que estas estructuras pueden desaparecer también», explica Sanchez.

El área, de acceso limitado y todavía poco explorada, recibió el nombre de “Valle de Marte” por el intenso color rojizo del terreno y las formaciones que recuerdan al relieve marciano. A diferencia de otros sitios geológicos, este valle se encuentra en un estado casi prístino, libre de actividades mineras, ganaderas o agrícolas. Esa condición permitió que las chimeneas se conservaran intactas durante siglos, sin intervención humana ni contaminación visible.

Hoy, el lugar se ha convertido en objeto de atención tanto para la comunidad científica como para las autoridades ambientales. El Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) evalúa declararlo una unidad de conservación, con el objetivo de proteger el área y promover un turismo científico y educativo de bajo impacto. Los especialistas advierten que, debido a su fragilidad, incluso una visita no regulada podría alterar su equilibrio.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

«El mayor cuidado que debemos tener en el sitio, es que no se puede andar en todas partes, porque hay chimeneas pequeñas, que son muchas, que se pueden ver afectadas. Estamos trabajando junto con el gobierno para hacer una unidad de conservación, pero no sabemos aún cuál», menciona Sanchez.

«A principios del año, por pura suerte, me encontré con la directora de Creación de Unidades de Conservación del ICMBio (Institudo Chico Mendes para Conservação da Biodiversidade), la autarquía brasileña que crea y cuida a los parques nacionales y otras áreas naturales del país. Mostré el material a ella y su equipo, y en agosto de este año fuimos para allá en nuestra segunda expedición. Y con mucha alegría en septiembre supe que abrieron el proceso para crear una Unidad de Conservación ahí. Antes de que se ordene todo no se puede hacer turismo. El comercio y lucro que genera un lugar no puede venir antes que su conservación. Esperamos que abran el atractivo solamente cuando todo esté en orden, esto es algo para un año o más», agrega por su parte Ninno.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Equipo en la chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.

Más allá del hallazgo geológico, el descubrimiento abre nuevas líneas de investigación sobre la historia del Cerrado. Las chimeneas podrían ayudar a comprender los antiguos regímenes fluviales y los periodos de sequía que dieron forma a este ecosistema. También ofrecen una oportunidad para fortalecer la conciencia ambiental en torno a un bioma que, pese a su riqueza, ha perdido más de la mitad de su vegetación nativa en las últimas décadas.

Así como estas columnas resisten al desgaste del viento y la lluvia, el Cerrado resiste al avance de la deforestación y al olvido. Proteger este “Valle de Marte” no es solo preservar una rareza geológica, sino también recordar que incluso los paisajes más antiguos del planeta siguen revelando historias nuevas, si aprendemos a mirar con atención.

Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
Chimeneas de hadas de Brasil. Créditos: Lucas Ninno / Publicada originalmente en el diario Folha de São Paulo.
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