¡Y seguimos con las buenas noticias! Ayer les contábamos cómo a 100 años de su último avistamiento en la región, se encontraron algunos ejemplares de gato andino en la Región Metropolitana, una zona en la que la especie –el felino más amenazado de América– se creía extinta.

Pues bien, ahora es otra especie la que vive una situación similar. Mientras realizaban su patrullaje ambiental al interior de la Reserva Nacional Río Clarillo, en la Región Metropolitana, tres guardaparques de Conaf registraron la presencia de Pristidactylus volcanensis, un lagarto más conocido como gruñidor de El Volcán. La especie, considerada en peligro de extinción en Chile, se creía extinta en la zona luego que no se observaran ejemplares en más de 10 años en el sector.

©Conaf
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Los guardaparques, Ismael Sarmiento, Maricel Orrego y Fernanda Peralta, habrían encontrado en primera instancia dos ejemplares adultos de la especie, y tras un seguimiento de una semana, también algunos lagartos juveniles. Así lo confirmó Carlos Garín, investigador del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, gracias a las fotografías capturadas.

El gruñidor de El Volcán es parte del antiguo género de lagartos Pristidactylus, que sólo se encuentran en Chile y Argentina. Esta especie es endémica de la precordillera andina de la Región Metropolitana y existen escasos registros de su presencia, debido a su distribución fragmentada y restringida a unos pocos valles, su baja abundancia poblacional y a las amenazas críticas que la afectan. Entre ellas se encuentran: el desarrollo turístico, la desforestación para el desarrollo de actividades mineras y energéticas, la caza comercial, los movimientos de tierra, incendios, generación de aluviones y cambio climático; todo lo cual contribuye a la destrucción de su hábitat. De hecho, hasta este último avistamiento, se creía que la última zona en la que habitaba una población de la especie en el país, era la zona de El Volcán, al interior del Cajón del Maipo –de ahí su nombre–.

©Conaf
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Este lagarto tiene un aspecto robusto y mide entre 77 y 99 mm. Su reproducción es ovípara, se alimenta de invertebrados, principalmente insectos y arácnidos, y está considerada una especie benéfica para el equilibrio de los ecosistemas naturales.

El hallazgo de una pequeña población de esta especie protegida por la ley de Caza en la Reserva Nacional Río Clarillo, ha impulsado la necesidad de generar un plan de conservación de la especie en el área, trabajo que se llevará a cabo durante este 2018 para proponer medidas necesarias para su conservación y la protección de su hábitat.

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