Es un animal extinto que habitaba la Tierra en los años del Mioceno, hace 11,6 millones de años atrás. Lo curioso del Danuvius guggenmosi es que sus restos óseos tienen una particularidad: los brazos son de primate y las piernas son humanas.

Un estudio publicado en la revista Nature concluyó que esta especie pesaba entre 17 y 31 kilogramos, y que no medía más de un metro. Sus extremidades superiores le permitían colgarse de las ramas, como los chimpancés, y sus extremidades inferiores lo mantenían caminando erguido, como los humanos. Junto a esto, los científicos observaron que estos animales tenían un dedo gordo en sus patas, lo que demostraría que estos podrían caminar sobre la planta de sus pies.

Además, los investigadores estiman que esta especie caminaba sobre dos patas cuando estaba subido a los árboles y empleaba sus brazos para mantener el equilibrio, no para levantar su cuerpo.

Sobre dos pies

©Velizar Simeonovski
©Velizar Simeonovski

Este hallazgo es importante porque en algún momento de la historia, algunas especies de primates empezaron su evolución sobre dos patas. A este proceso se le llama bipedestación. Los científicos alrededor del mundo han discutido por años el origen de este fenómeno, el cual sirve para diferenciar a nuestra especie (Homo sapiens sapiens) de parientes cercanos como los chimpancés (Pan troglodytes) o los bonobos (Pan paniscus). Entonces, esta especie de primate podría haber sido uno de los últimos ancestros comunes entre grandes primates y humanos.

«El hallazgo en el sur de Alemania es un hito en la paleoantropología, porque plantea interrogantes sobre las teorías aceptadas en materia de la evolución de los grandes simios y los humanos», afirmó Madelaine Böhme, investigadora del departamento de geociencia de la Universidad de Tubinga en Alemania y autora principal del estudio.

Los huesos

©Christoph Jäckle
©Christoph Jäckle

Los restos fósiles del Danuvius guddenmosi fueron encontrados en un yacimiento arqueológico cerca de la ciudad de Pforzen, en el sur de Alemania. Correspondían a 21 fragmentos óseos de cúbito, fémur, tibis, vértebras y huesos de manos y pies.

En total, durante la investigación entre 2015 y 2018, se estudiaron cuatro fósiles: un macho, dos hembras adultos y un ejemplar juvenil.

David M. Alba, director del Institut Catalá de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), corrobora que es algo muy importante para la paleoantropología porque es difícil encontrar huesos en tan buen estado de conservación para determinar cómo se movía el animal.

Sin embargo, aclara: «No podemos hablar con total seguridad de que se trata del último ancestro común de humanos, chimpancés y bonobos porque harían falta ulteriores estudios filogenéticos para demostrarlo […] También es exagerado decir que nueva especie represente por sí sola el origen del bipedismo. Es cierto que estos ejemplares presentan un comportamientos locomotores desconocidos en la actualidad, pero no podemos olvidar que también se han descubierto otras especies con una combinación de movimientos».

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