Es una de las zonas más visitadas por turistas en Perú debido a sus paisajes y riqueza histórica y arquitectónica; el Valle Sagrado de los Incas tiene un clima único, tierras fértiles y ríos característicos como el río sagrado de los Incas, el Vilcanota o el Urubamba. De hecho, es en el Valle de Urubamba donde se concentraron desde el incanato los lugares de agricultura, ganadería y pueblos.

Pero en este mismo lugar, entre Cusco y Machu Picchu, hay además otro atractivo que muchos desconocen. Aquí es posible observar centenares de especies de aves, siendo los colibríes una de las que más llaman la atención. José Luis Lavilla Holguín, jefe de exploraciones del Hotel Explora del Valle Sagrado, comenta que en esta zona la diversidad de aves es impresionante, de hecho, en sólo 4 o 5 días de exploraciones donde pasan por diferentes ecosistemas, han podido registrar más de 200 especies diferentes.

Paraíso de colibríes

Andean Hillstar ©Opisska
Andean Hillstar ©Opisska

Dentro de todas las aves que se pueden encontrar en esta zona, son los colibríes los que más destacan. En el Valle de Urubamba hay cerca de 30 especies distintas e incluso dos de ellas son endémicas.

Habitan principalmente en el área del Valle Sagrado que está entre los 2.800 y los 3.300 msnm. “Es una zona con muy buen clima, abundante agua, lo que permite que haya una gran cantidad de flora”, dice Lavilla, enfocándose en las condiciones climáticas que favorecen el crecimiento del principal alimento de estos pájaros. Agrega que otros muy buenos lugares para observar a los colibríes es el bosque de nubes en Machu Picchu y los antiguos bosques de queñuas que están a 4 mil metros de altura.

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El colibrí puneño, el condecorado, el picoespada, el gigante y el montañez barbudo son algunas de las especies que se pueden ver en la zona del Valle de Urumbamba. Sin embargo, hay otras que son muy difíciles de observar. Lavilla dice que éstas son el picohoz colicanela, conocido por su pico curvo, y el colibrí de raquetas o cola de hoja. Son aves menos comunes que el resto y que suelen habitar por debajo de los 2.700 metros de altura en bosques nublados.

Los endémicos

Ocreatus Underwoodii © Lip Kee
Ocreatus Underwoodii © Lip Kee

Este lugar también tiene sus especies endémicas. Una de ellas es el conocido como montañez barbudo (Oreonympha nobilis) o doctorcito, por el plumaje negro en la garganta y el plumaje blanco en la mayoría del cuerpo. “Es una de las especies más buscadas dentro de la región sur del país. Es muy hermosa y de una distribución privilegiada en la zona del Valle Sagrado”, dice Lavilla.

También está el colibrí condecorado, canela o rayo de sol acanelado (Aglaectis castelnaudii). Éste abarca zonas entre los 2.600 a los 4.100 msnm, es de color marrón con un penacho blanco en el pecho y se alimentan de néctar e insectos en los bosques húmedos interandinos.

Premiados con diversidad

Sword billed Hummingbird ©Joseph C Boone
Sword billed Hummingbird ©Joseph C Boone

Lavilla explica que Perú y el Valle Sagrado son lugares muy ricos en diversidad de aves: “Tenemos diferentes formaciones geológicas que han permitido esta diversidad como lagunas, la cordillera, la meseta de maras, bosques a más de 4.000 metros de altura y el bosque de nubes en la zona de Machu Picchu. Cada hábitat ofrece las condiciones adecuadas para la supervivencia de estas especies”.

Esto hace que además de los colibríes se puedan encontrar variedades de patos, tangaras, aves rapaces, cernícalos y caracaras, entre otros. Y no es extraño toparse con el cóndor andino, el vencejo andino, el calancate cara roja o la remolinera real.

Giant Hummingbird ©cuatrok77
Giant Hummingbird ©cuatrok77

Sin embargo, los colibríes siempre están presentes y, según Lavilla, en la época entre noviembre y abril se pueden observar con mayor facilidad por la cantidad de flores que aparecen.

Si bien en el hotel explora de Valle Sagrado no existe una exploración que se enfoque sólo en el avistamiento de aves, Lavilla asegura que hay facilidades para los birdwatchers: “Cuando llegan tratamos de darles las mayores facilidades en nuestras rutas y que puedan observar la mayor cantidad de especies”.

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