Hace tiempo que quería conocer la Reserva Nacional Río los Cipreses en la comuna de Machalí, la mayor área protegida de la región de O’Higgins con más de 36 mil hectáreas, así que el pasado fin de semana largo organizamos un trekking con unos amigos para visitarla.

¿Nuestra ruta? Recorreríamos los primeros 12km de la reserva hasta el sector de Los Maitenes, pasando por 3 senderos de dificultad baja y aptos para toda la familia. Éstos eran el sendero Las Arpas, Sendero Los Tricahues y Sendero Los Peumos.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Lo primero que llama la atención cuando estás llegando a la reserva es la imponente cordillera, que en esta época está nevada y contrasta con el verde del valle. Estas vistas te acompañan a lo largo de todo el recorrido dentro de la reserva.

Nuestra primera parada fue en el sector de Las Arpas, un sendero interpretativo con carteles tallados en madera donde se muestran los nombres de las distintas especies vegetales del sector. Aquí se pueden conocer cerca de 40 especies de orquídeas, aunque lamentablemente para nosotros, no era época de floración. De todas formas disfrutamos el paisaje, sobre todo la vista panorámica que se tiene desde un mirador en el sendero, donde tuvimos nuestro primer encuentro con una bandada de loros tricahues.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Seguimos nuestro camino hasta el sector del camping Los Tricahues en el km 5 –se puede llegar hasta aquí en auto–, donde aprovechamos de hacer un pic nic y tuvimos una visita inesperada. Un zorro culpeo comenzó a acercarse hacia nosotros lentamente, hasta que se instaló junto al grupo siempre manteniendo cierta distancia.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Se notaba que estaba acostumbrado a las personas y lamentablemente, lo más probable es que estuviera esperando a que le diéramos algo de comida, como muchos otros deben haber hecho. El problema es que al alimentarlos, no sólo los ponemos en riesgo al acostumbrarlos al alimento humano, sino que esto trae una serie de consecuencias como puede ser la alteración de su comportamiento natural, la posibilidad de transmisión de enfermedades, entre otras cosas.

Un sendero inclusivo

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Desde el mismo camping, tomamos un sendero interior alternativo por un bosque de espinos, que nos llevó hasta el mirador del sendero Los Tricahues, con vista al paredón donde anidan estos coloridos –y ruidosos– loros.

Si bien los nidos están bastante lejos, se pueden ver los agujeros en las paredes y las bandadas de tricahues sobrevolando el río, y con suerte, habrá uno que otro tricahue cerca del mirador para fotografiarlo.

©Lalo Pangue
©Lalo Pangue

Estas pequeñas cavidades en el cerro, pueden tener hasta 3 metros de profundidad y son la razón por la que también se les llama «loro barranquero». Esta lorera es una de las más numerosas en Chile, donde la especie está considerada en Peligro de Extinción, debido a la caza de la que fueron víctimas durante años o el hecho de que las personas robaban sus polluelos para venderlos luego como mascotas en el mercado negro. Hoy se cree que no quedan más de 12 loreras en el país, distribuidas la zona centro-sur del país principalmente en las regiones de O’Higgins y del Maule,  donde se concentra el 85% de su población total.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Este sendero de 250 m de largo, cuyo inicio está a un costado del camino de autos, está diseñado para facilitar el acceso a personas con capacidades diferentes. Está completamente pavimentado y tiene poco desnivel para facilitar el traslado en silla de ruedas, e incluye carteles con descripciones en braille además de barandas a ambos costados del camino.

Vista panorámica al valle

Cerca de 1 kilómetro más allá del sendero Los Tricahues, se encuentra el sendero Los Peumos. Este desvío de 1.700 metros, tiene una pequeña pendiente que lleva al final del camino hasta una pequeña cascada de tres saltos, donde uno se puede refrescar sobre todo en los meses de verano.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Continuando el camino unos cuantos metros más allá de la cascada, está el mirador La Guardia, donde se tiene una vista privilegiada al valle, el río los Cipreses y el cordón montañoso Sierra Nevada.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Para nosotros este fue el final del recorrido, ya que se acercaba la hora del cierre de la reserva, sin embargo para continuar hasta el sector de los Maitenes simplemente hay que regresar al camino de autos y seguir caminando otros 5 kilómetros desde el sendero Los Peumos –aquí se cierra el paso a los vehículos–.

¿Cómo llegar?

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

La reserva se encuentra a aproximadamente 2 horas de Santiago y a 45 minutos de Rancagua. Desde Santiago, hay que tomar la ruta 5 sur hasta el desvío hacia Rancagua y luego la Carretera del Cobre hasta el poblado de Coya. Aquí, en la Plaza de Armas del pueblo, encontrarás un cartel que indica el camino hacia la reserva.

Para tomar en cuenta: La reserva abre de 8:30 am a 17:30 pm y el valor de la entrada está a $2.500 pp (adultos). Si vas en pleno invierno, hay que tener cuidado con la nieve que es frecuente en esta zona precordillerana.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...