Nueva Zelanda es, en parte importante, sus paisajes. Este país, dominado por una geografía impresionante y única se transforma en cada paso en una postal perfecta. Montañas, lagos, acantilados, bosques y volcanes se desprenden por lo largo y ancho de sus dos principales islas y transforman a cada lugar en el escenario perfecto para sorprenderse con la inagotable magia de la naturaleza.

Uno de los lugares más especiales que tiene particularmente la isla norte de Nueva Zelanda es el Parque Nacional Tongariro. Además de ser la tierra de Mordor –si nos trasladáramos a la mitología de Tolkien- es una de las zonas volcánicas más activas de todo el país y al mismo tiempo, una de las caminatas favoritas de los turistas y locales.

©Eduardo Martin
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Ubicado en la región de Waikato, a aproximadamente una hora y media de la ciudad de Taupo (que es también hogar del lago más grande de toda NZ), el Tongariro recibe alrededor de 200.000 visitas anuales, haciéndolo el parque nacional más visitado de todo el país.

El territorio, que en su extensión abarca 797 km2 de superficie, fue denominado el primer parque nacional de Nueva Zelanda en el año 1887 (¡y cuarto en el mundo entero!), por su importancia tanto geográfica como espiritual y cultural para la comunidad Maorí, la cual, de la mano de Ngati Tuwharetoa, presentó el proyecto a la corona inglesa para su futura conservación y preservación en conjunto.

Vistas al Lago Taupo y el Parque Nacional Tongariro ©Eduardo Martin
Vistas al Lago Taupo y el Parque Nacional Tongariro ©Eduardo Martin

La importancia principal del parque radica en sus tres volcanes: Ruapehu, Ngauruhoe y Tongariro, todos totalmente activos y es gracias a ellos que la zona de Taupo y Rotorua se caracteriza como una de las regiones más geotérmicas del país, concediéndole además de increíbles paisajes –y algunos olores no tan agradables–, los beneficios de las más cálidas y coloridas aguas termales.

©Eduardo Martin
©Eduardo Martin

Nuestra visita al Tongariro se instaló como la primera Great Walk que realizaríamos en Nueva Zelanda. Dentro de todo el territorio existen nueve “grandes caminatas”, que son principalmente una selección de los mejores y más diversos trekking del país (la décima está pronta a inaugurarse en 2019). Tongariro Northen Circuit, como se denomina, es en su totalidad una caminata de cuatro días que abarca una parte importante de toda la extensión del parque.

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Sin embargo, a partir de la gran popularidad del parque, existe también una opción corta de un día: el famoso Tongario Alpine Crossing, uno de los trekking cortos más codiciados a nivel mundial con más de 10.000 valientes que se atreven a realizarlo al año, y que consiste en el cruce principal cuesta arriba del volcán Tongariro y Ngauruhoe desde un extremo del parque al otro.

El Tongariro Alpine Crossing

Volcán Ngauruhoe ©Eduardo Martin
Volcán Ngauruhoe ©Eduardo Martin

Es una circuito de 19.4 kilómetros de principio a fin que, a un ritmo constante, toma alrededor de 6 horas en realizarse. Es un camino intenso y como todo arriba de la montaña, debe ser tratado con respeto. Los designios del clima lo pueden hacer imposible de transitar. Vientos que sobrepasan los 100 km/h, lluvias e incluso tormentas de nieve sin previo aviso, pueden dejarte con las ganas y obligarte a esperar uno o más días para no correr peligros. Es importante ir y estar preparado y entender que estás caminando hacia la cima de un volcán, por lo que la ruta será cuesta arriba gran parte del tiempo. Sin embargo, todo esfuerzo es recompensado, y si te detienes un segundo a mirar a tu alrededor, sentirás que estás en otro planeta.

Vista a las piscinas desde la parte más alta del trekking ©Eduardo Martin
Vista a las piscinas desde la parte más alta del trekking ©Eduardo Martin

El sendero está muy definido y hay pocas posibilidades de perderse. Existen algunas opciones más cortas para quienes no quieren realizar todo el cruce completo y se conforman con ver las mayores atracciones: el cráter rojo, las piscinas termales y las cimas de los dos volcanes de cerca son espectáculos imposibles de ignorar. Para quienes se atreven a un poco más, existe la posibilidad de subir a la cima del volcán Ngauruhoe, que con sus 2.287 metros de altura y donde una pendiente que desafía el vértigo, asegura ser el mejor mirador de toda la región. Esta hazaña te tomará al menos tres horas más de subida y arriesgas también a recibir algunas miradas no tan amigables dado que la escalada hasta la cima de estos volcanes no está muy bien vista por la comunidad Maorí, la que considera estos lugares altamente sagrados e intenta protegerlos de la invasión masiva de turistas.

Piscinas de colores ©Eduardo Martin
Piscinas de colores ©Eduardo Martin

De cualquier forma y sea cual sea la opción que escojas, la visita al Parque Nacional Tongariro es una experiencia inigualable y absolutamente recomendable. No hay otro mejor lugar para sentir, apreciar y dejarse envolver con la magnificencia y el hervir de la tierra viva que yace bajo y sobre nuestros pies.

El calor de la tierra saliendo por las paredes de la montaña ©Eduardo Martin
El calor de la tierra saliendo por las paredes de la montaña ©Eduardo Martin
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