Tuve la suerte de salir de vacaciones a principios del verano y el destino elegido fue Colombia, maravilloso país que no conocía. Fueron unas cortas, pero intensas vacaciones en el norte caribeño colombiano. Dentro de nuestra ruta estaba conocer el Parque Nacional Tayrona, uno de los parques más importantes de ese país con una extensión de 12.000 hectáreas y localizado cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Salimos de Cartagena de Indias en un mini bus a las 6:00 am en dirección a nuestro destino, al cual llegamos después de 5 horas de viaje. (¡Oh, cómo manejan los colombianos! Pero ese es un cuento aparte, puedo decir que no estábamos muy tranquilos, sobre todo a la vuelta). No sabíamos mucho a dónde íbamos, solo que se trataba de un lugar maravilloso, selvático y relativamente cerca de Aracataca, cuna de Gabriel García Márquez.

©Sofía Ortúzar
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Al llegar notamos que todas nuestras expectativas se habían cumplido. Estábamos en la selva y nuestro alojamiento era una cabaña que solo tenía por protección techo y mosquitero.

En el caribe amanece a las 5:30 am y oscurece como a las 6:00 pm, por lo tanto, cambiamos nuestra rutina y nos dedicamos a explorar y recorrer el parque durante 3 días. Estuvimos en unas playas maravillosas, recorrimos en mula y a pie la selva, vimos monos aulladores, aves y reptiles, todo enmarcado por una exótica y exuberante vegetación. La humedad y el calor eran parte del día a día, por lo que los mosquitos también nos acompañaron.

©Sofía Ortúzar
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Dentro de la fauna local del parque se reportan aproximadamente 59 especies de mamíferos, 396 especies de aves, además de reptiles y anfibios. En cuanto a los ecosistemas presentes, existen manglares, pastos marinos, arrecife coralino, bosque seco, bosque húmedo tropical y bosque nublado.

©Sofía Ortúzar
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Durante la noche escuchábamos los ruidos de la selva. Las ranas sonaban tan fuerte que parecían juegos de Atari, los pájaros y otras aves nocturnas, además de los ruidos de muchos animales que ni puedo imaginar, no cesaban.

©Sofía Ortúzar
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Una noche llovió torrencialmente, con rayos que iluminaban completamente el cielo y con truenos que daban miedo. En ese momento, recordé a García Márquez y la selva, y de todos los relatos que se inundan de este paisaje como si fuera un personaje más. ¿Cómo no acordarse de Macondo y las historias fantásticas que vivieron los Buendía? ¿Cómo no soñar despierta con realidades mágicas estando inmersa en ese lugar? Es que el bosque tropical no es solo fantástico, sino que también asfixiante y este paraíso puede llegar a convertirse en una pesadilla.

Al otro día Andrés, el dueño del hostal, nos contó que no llovía así hace 9 meses y que era una bendición.

©Sofía Ortúzar
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La información sobre el parque se encuentra en: Parques Nacionales Naturales de Colombia. (2014). Parque Nacional Natural Tayrona. Recuperado el 24 de diciembre de 2014.

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