En febrero de este año decidí partir hacia el Parque Nacional Torres del Paine, rincón de Chile del que había recibido muchas recomendaciones acerca de sus paisajes, pero también algunas advertencias, principalmente sobre el arribo masivo de turistas durante la temporada alta. Esta situación llegó a su límite durante el mes de enero con 47 mil visitas en un mes. Para regularizar los ingresos, CONAF decidió poner un límite de 80 entradas diarias durante la temporada alta a partir de febrero del 2016.
Torres del Paine © Alfonso Abé

Por un lado, me habían comentado sobre la ruta «W», que es actualmente el circuito más concurrido y donde el 75 % de los visitantes son extranjeros. Esta ruta posee una mayor infraestructura e incluso puedes encontrar hoteles en algunos puntos y es parte de la ruta más larga conocida como “O”, que da la vuelta completa al Macizo Paine.

Torres del Paine © Alfonso Abé

La ruta «O» tiene 93,5 km que comienzan y terminan en la Hostería las Torres. Durante el trayecto se pasa por alrededor de diez zonas de camping habilitados con áreas para carpas, baños, tienda con elementos básicos para comprar como pan, arroz, tallarines o vino, y refugio para cocinar bajo la lluvia. Además, la mayoría cuenta con domos para dormir si se quiere pagar un poco más.

La vuelta “O” cumplió este 2016 cuarenta años desde que fue abierta por  el guardaparque Oscar Guineo y el montañista inglés John Garner, quién le dio el nombre al paso más alto (1.200 msnm) y temido de la ruta.

Torres del Paine © Alfonso Abé

En aquella oportunidad realizar el circuito completo demoró tres meses, en los que se abrieron caminos por quebradas, glaciares, bosques y ríos torrentosos.

Torres del Paine © Alfonso Abé

Hoy la duración depende del estado físico, de la tranquilidad o apuro con que se visite el parque y lógicamente del clima, que en la Patagonia es particularmente impredecible.

Torres del Paine © Alfonso Abé

Se recomienda una semana en condiciones ideales de buen clima y con un buen estado físico. Yo recomendaría tomarse entre ocho y diez días para hacerlo con más calma.

Actualmente los senderos están bien marcados, permitiendo un recorrido fácil y seguro. Se han construido puentes y plataformas de madera para las zonas más pantanosas, y se han mejorado las zonas de camping  y miradores.

Torres del Paine © Alfonso Abé

Sin embargo, es importante mencionar que la señalética es errática indicando las alturas y distancias. El mapa oficial que es entregado en la portería del parque también cuenta con errores en los tiempos estimados de los trayectos.

Torres del Paine © Alfonso Abé

Mucho más allá de estas sutiles fallas humanas, todo lo que se observa es increíble y recomendable. La variedad de paisajes que van apareciendo mientras se avanza transforma la ruta en un espectáculo lleno de sorpresas naturales, y cuando surge el cansancio y se hace necesario dormir o descansar, van apareciendo los refugios con todo lo necesario para reponerse y continuar. ¿Qué más se puede pedir?

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