Llevaba unas 20 horas viajando cuando me percaté realmente que iba en camino a la meca de las especies endémicas, que iba de camino a uno de los lugares más sorprendentes del mundo: la isla africana de Madagascar.

Esta isla es una de las más grandes del mundo, la cuarta más grande de hecho. Aquí el nivel de especies endémicas es impresionante; recordemos que endémico significa que solamente existe u ocurre naturalmente en una parte específica del mundo y no podemos encontrarla en ninguna otra.

Lemur de cola anillada y su bebé ©Álvaro Cubero
Lémur de cola anillada y su bebé ©Álvaro Cubero

Luego de 48 horas de viaje y 5 escalas llegué en la madrugada a la capital de Madagascar: Antananarivo. Desde ese momento me di cuenta de la precaria situación económica de este país, uno de los más pobres del mundo.

Madagascar ha perdido su biodiversidad a pasos alarmantes. Hoy en día casi el 80% de su vida silvestre y hábitats se ha perdido para siempre. El ave más pesada del mundo (de media tonelada), un hipopótamo pigmeo y un lemur del tamaño de un gorila, son algunas de las especies que habitaban esta isla y lastimosamente nunca más volveremos a ver, debido a que se extinguieron.

Avenida Baobab ©Álvaro Cubero
Avenida Baobab ©Álvaro Cubero

Madagascar es vida, es muerte, es endemismo, es pobreza, es riqueza natural, es maravilla del mundo y necesitamos de urgencia conservarla. La gente asocia hoy en día a este país megadiverso por las películas para niños donde presentan muchos animales africanos que, en realidad, no están presentes en la isla como leones, jirafas, hipopótamos, entre otros. Por el contrario Madagascar debe ser reconocida mundialmente por los lémur, infraorden de los primates y endémicos de la isla; sus cientos de especies de camaleones y sus enormes baobabs.

Sifaka ©Álvaro Cubero
Sifaka ©Álvaro Cubero

Los lémures son animales impresionantes, que se adaptaron a vivir en los árboles. Hacen algunas piruetas casi imposibles y son increíblemente ágiles gracias a sus manos y patas modificadas. El lémur más grande del mundo es el indri indri y se puede encontrar en el Parque Nacional Andasibe. Es el único lémur con una canción impresionante y un sistema complejo de comunicación por medio de sonidos, mientras que su contraparte, el lémur ratón, es el lemúr más pequeño del mundo.

Lemur ratón ©Álvaro Cubero
Lémur ratón ©Álvaro Cubero

No podemos dejar de lado tampoco a los carismáticos camaleones, con sus asombrosos cambios de color, su elegancia y gran capacidad de sobrevivir en los bosques de Madagascar. A pesar de existir camaleones en otros países, acá podemos encontrar al más grande y al más pequeño del mundo, siendo el camaleón de parson con sus 80 cm el más grande y el brookesia micra el más pequeño con apenas 16 milímetros de longitud. Tan diminuto que aún con mi lente macro me costó muchísimo fotografiarlo.

Brookesia micra ©Álvaro Cubero
Brookesia micra ©Álvaro Cubero

Por supuesto Madagascar es además tierra de baobabs, donde existen 5 especies endémicas. Este árbol robusto, sin ramas hasta la copa, muy grueso, imposible de quemar y muy difícil de cortar, es considerado sagrado para los Malagasy.

Debo decir que la avenida de los Baobab es tan impresionante como lo ves en las fotografías, es tan increíble como lo imaginas y además te sumerge en el diario vivir de los habitantes de estas maravillas al oeste del país. Baobab significa Madre o Reina de los bosques, y aún permanecen de pie cuidando a lo lejos las miles de hectáreas que conforman sus dominios.

Pobladores de Baobab Avenue ©Álvaro Cubero
Pobladores de Baobab Avenue ©Álvaro Cubero

Madagascar me dejó no sólo fotografías, me dejó enseñanzas, me dio herramientas para una mejor vida, me enseñó a agradecer por las bendiciones que tengo y a luchar por lo que queda de la naturaleza en el mundo.

Gecko ©Álvaro Cubero
Gecko ©Álvaro Cubero

La pérdida del hábitat en este país es alarmante y si no hacemos algo ya, podremos perder para siempre esta joya endémica. Es fácil desanimarse al saber sobre esto, pero podemos hacer dos cosas: lamentarnos y llorar o bien secarnos las lágrimas y luchar por lo que aún queda. Yo quiero con este artículo y mi trabajo aportar un poco e intentar llevar este mensaje y estas fotografías a las personas que no saben nada acerca de estas maravillas en peligro y si alguno, gracias a mi trabajo, le entran ganas de conservar y ayudar, habré dado mi misión por cumplida. Es por esto que creo firmemente en la fotografía como herramienta de conservación.

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