ACTUALIZACIÓN: El acceso al sector de Quebrada los Cóndores se encuentra cerrado al público. Esta medida fue tomada por los dueños de este predio privado y comunidades aledañas, para proteger el sector y su flora y fauna, luego de que muchas personas dejaran a su paso basura y realizaran fogatas destrozando la vegetación y aumentando el riesgo de incendios. 

Pocas partes quedan en la Cordillera de la Costa central en los que el recurso agua esté tan presente como en este lugar. Simplemente una manifestación impresionante en una zona que, aislada, está siendo alcanzada por el cada vez más austral desierto de atacama.

Conocida por los locales como la Quebrada de los Cóndores, esta excursión es una joya para disfrutar del agua en su estado más natural y es  gracias a la influencia de la costa, que se aferra en sus quebradas, que es posible su existencia. No por nada forma parte de la Reserva Mundial de la Biósfera (UNESCO) La Campana/Peñuelas. Aquí no solo abundan especies emblemáticas del estrujado bosque esclerófilo de la zona central, sino que la habitan también especies mucho más comunes en regiones más lejanas al sur.

©Jaime Gajardo
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Paso esporádico de cóndores hoy en día, su nombre se debe a la abundancia de esta especie desde tiempos en que los antiguos nómadas frecuentaban estos bosques recolectando frutos silvestres y más tarde con Pedro Valdivia, en la búsqueda del puerto desde el valle del Mapocho.

Si bien en el pasado abundaba la presencia de estas aves en el lugar,  la cada vez mayor presión del humano sobre su hábitat y las creencias populares de cóndores cazando ganado (mito que afortunadamente se desmintió), terminaron por extinguir su reproducción en este lugar.

©Jaime Gajardo
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La excursión comienza en el poblado de Quebrada Alvarado donde, a un costado de la ruta F10G (Cuesta La Dormida), se debe tomar un camino de tierra al sector de “el Maqui”, el  que hacia el sur remonta la quebrada que se abre al costado de una botillería y locales comerciales. Es evidente en toda esta zona y sus alrededores el carácter colonial de su arquitectura y parte del modo de vida, donde aún abundan los caballos, el adobe y las pircas de piedras dándole al ambiente un aire bastante similar al Valle del Elqui. En el trayecto poco a poco la quebrada se manifiesta en su plenitud mostrando su frondoso verde. Casi al final del camino, tras unos 10 minutos en auto o unos 45 caminando, a mano derecha se puede ver una gran piscina en un pequeño complejo, sitio que marca el comienzo de la caminata. Si se llega a un gran portón metálico con el mensaje “Propiedad Privada, Prohibido el paso”, significa que se debe retroceder unos metros para encontrar el acceso. Es muy importante acá estacionarse bien y respetar el camino para no tener problemas con los locales.

©Jaime Gajardo
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Justo arriba y a la derecha de este complejo, aparece un pequeño camino que rápidamente se convierte en sendero y donde el río ya se deja escuchar a mano derecha. Hay que seguir sendero arriba y cruzar por el costado de una plantación de eucaliptus, último espacio altamente intervenido antes de meterse de lleno en el espeso bosque que aquí subsiste hidratado por la presencia del agua. Una vez cruzado el río por un puente natural de piedras, el sendero comienza a subir alternando tramos de bosque con laderas solanas donde predominan los quiscos y chaguales.

Si bien el sendero principal, que lleva finalmente a un paso arriero hacia el sector de Colliguay, se mantiene todo el tiempo a la derecha, a partir de unos 20 minutos de caminata ya es posible ver bifurcaciones a la izquierda que conducen a los diferentes pozones donde el agua se acumula de forma natural formando piscinas que parecen ser maquetas del famoso Radal 7 tazas.

©Jaime Gajardo
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A medida que se avanza, los pozones son cada vez más espectaculares y de mayores dimensiones y profundidades, siempre inmersos en el generoso bosque esclerófilo e hidrófilo ocupado por Peumos, Maitenes, Boldos, Laureles, Quillayes, Litres e incluso algunos Robles y Canelos. Un espectáculo refrescante sobretodo para capear los calores de la cada vez más cálidas primaveras y veranos.

Hasta aquí todo bien, pero antes de aventurarse hay algo muy importante que considerar. Este lugar es fundamental para el desarrollo de las comunidades aledañas a la quebrada, siendo esta agua clave para su consumo y sus actividades ganaderas y agrícolas. De hecho, en el río es posible apreciar algunas tomas de agua arroyo arriba. Si bien existe cierto recelo de los locales a las visitas de “extraños”, no hay nada que no se pueda solucionar con empatía y diálogo en el caso de encontrarse con alguno de ellos. Es más, si se les acerca con respeto y se les explica quienes son y qué es lo que quieren hacer, no debiera haber problema alguno en los accesos. Existe un evidente y lógico sentido de propiedad de los locales hacia este lugar, quienes se aburrieron de las malas experiencias del pasado y quieren proteger este paraíso de las malas prácticas de afuerinos. Es por ello que es fundamental tener máximo respeto por el medio ambiente y tratar de pasar lo más desapercibido posible.

Si bien este lugar es un pequeño paraíso oculto, su vulnerabilidad nos da señales de que aún hay mucho que hacer en materia de conservación y uso sostenible de los recursos naturales del país. Que interesante sería ver a este lugar alguna vez protegido y con un buen manejo de recursos para que todos se vean beneficiados de su uso respetuoso y sostenible, sin quitarle a los habitantes su uso pero entendiendo que es importante mantener este lugar abierto para el resto pueda visitarlo y disfrutarlo sin causar impacto alguno al entorno ¿Aprenderá alguna vez Chile a cuidar su agua?

©Jaime Gajardo
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1 Comentario

1 Comentario

  1. GABRIELA MARTINEZ QUIÑONES

    Hola! Quisiera saber si está abierto.o sigue cerrado.
    Gracias

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