Todo comienza en la casa de Verónica Valdivia y su marido José Miguel Castro en Codegua, región de O’Higgins. Ese es el punto de partida de las cabalgatas a la precordillera, un emprendimiento familiar mejor conocido como Ecocabalgatas Codegua. Pero antes de montar el caballo y partir el sendero, a uno lo invitan al living de la casa a tomar desayuno.

Ese es el gran valor agregado de Ecocabalgatas Codegua, una propuesta distinta donde todos los miembros de la familia juegan un rol fundamental para dar un servicio acogedor y cercano, que parte con una paila de huevos, pan amasado, jugo natural y kuchen de frambuesa para el desayuno. Sentados en el comedor de una casa, no en un restaurante, y atendidos por los dueños de casa.

Afuera, los caballos ya fueron ensillados y alimentados por José Miguel, quien junto a Verónica y sus hijos, está preparado para comenzar una nueva jornada. Así, con una rica merienda y una buena conversación a cuestas, parten las cabalgatas hacia la cordillera que, siempre guiadas por el padre de familia, se internan a paso suave por estrechos senderos que hacen de vitrina a la majestuosa flora de la zona; avanzando en silencio y paso lento entre valles y ríos, únicamente bajo el ruido de las aves, recorriendo el costado del Estero Codegua hasta llegar al sector de La Leonera y disfrutar de un completo asado campestre.

“Nosotros invitamos a las personas  a que quieran cuidar a la naturaleza, descansar en ella, y  compartir en familia o con amigos. Los invitamos a tener un espacio con la flora y fauna de nuestra región, donde la desconexión es nuestra garantía”, dice Verónica Valdivia.

Las alternativas son muchas. Desde cabalgatas de una hora para familias con niños y paseos de medio día con almuerzo o el mencionado asado campestre, hasta rutas de tres días que incluyen camping, cabalgatas nocturnas y toda una travesía a caballo que concluye en el refugio de los arrieros en el sector de La Buitrera, en plena precordillera.

Otra opción es simplemente volver esa misma tarde a la casa de los Castro Valdivia y disfrutar de una buena once, sentarse a compartir junto a su familia y disfrutar de una buena conversación antes de partir. Al final del día, padres e hijos se despiden de sus visitantes y se alistan para recibir a nuevos compañeros de ruta, convencidos de que lo hecho en casa, siempre será mejor.

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