Para Winifrede Walbaum (36) el día parte temprano. La rutina es despertar y alimentar a Tony, Chica Choriza, Cogote, Areta y Fernando, entre las muchas gallinas y pollos que tiene su casa. Ellos esperan su revisión de agua y que sus ponederos estén limpios. Luego, es hora de desayunar con la familia y durante la mañana mirar cómo está todo: lo hay que tachar de la lista de pendientes, qué almácigos hacer y dónde poner mulch, si es necesario. Es que para ella, su huerto -que también es su jardín- es su trabajo. Desde ahí hace sus clases, talleres, los conocidos videos para su canal de Youtube y lleva a cabo su proyecto de casa-huerto, que desarrolla desde 2018.

© Winifrede Walbaum
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Desde ahí también, responde a nuestras preguntas. Son las tres de la tarde y bajo un pleno sol de otoño, Wini no suelta su tazón de té. Por atrás se ven pasar sus perros y se vislumbran los bancales del huerto que con tanto orgullo muestra y da a conocer a través de sus redes sociales. En ellos están sus verduras, las que quizás ya pasaron por lo que ella llama “el show del almuerzo”, en el que todos en la familia -su esposo “Pupi” y dos hijos- dicen qué quieren comer y, cuando deciden, lo van a cosechar. De su huerto sale la mayoría de su alimento y lo que conlleva esto, es, justamente, lo que a ella la llena y busca transmitir.

“Wini” con sus dos hijos. © Winifrede Walbaum
Wini con sus dos hijos. © Winifrede Walbaum

¿Cuándo fueron tus acercamientos al huerto?

Fue cuando Olivia, mi primera hija, nació y empezó a comer. Ella tenía alergia alimentaria y a mí siempre me habían gustado los huertos. Yo siempre había tenido una plantita, por ejemplo, de pimentón, de tomate, en macetas. Eran cosas así, pero nunca para poder comer, era un adorno comestible más que producir para la casa. Cuando la Oli tenía alergia alimentaria empezamos a cuidar mucho más nuestra alimentación, a comer mejor. En ese tiempo (2014), comer orgánico era caro y me llamó la atención que cosas tan simples de cultivar, como la acelga que crece de la nada, eran difíciles de encontrar orgánicas. En ese momento me di cuenta que había que cultivar las cosas que la Oli iba a comer y me fui encariñando de lo que cultivaba. Después de un tiempo me dije: ‘¡Qué heavy que en mucho tiempo no he comprado muchas verduras que tengo en mi huerto!’ Me di cuenta que sí se podía. En ese tiempo nuestra casa no tenía tierra, era todo concreto y cultivaba en maceta.

© Winifrede Walbaum
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De la música al huerto

Si uno retrocede 10 años en la historia, el nombre de Wini no era relacionado a los huertos, si no a la música. Aprovechando su talento vocal, Wini se adentró en el punk junto a sus amigas Catherine Cordomi, Paula Sepúveda y Romina Vaccaro, en el grupo Niña con Frenillos. Luego, pasó a su propio estilo, apuntando a su propia banda, lanzando sus propias canciones, en un imaginario que ella consideraba de película antigua, piano bar o de «música más antigua».

En una entrevista de hace un par de años, dijiste que eras sobre todo, una persona musical y que uno de tus sueños era cantar toda tu vida y poder explotarlo. ¿Sigue siendo esto así? ¿Cómo has ido incorporando o cambiando en este sueño al huerto?

No, es que no sigue siendo así. Cuando quedé embarazada de la Oli, era para mí muy difícil mezclar las dos cosas, el ser mamá, estar preocupada de mi embarazo e ir a lugares donde, por ejemplo, me fumaban encima. Y después cuando ya tuve a la Oli y me dije que quizás podía volver a cantar, igual cuando uno se dedica a la música hay que ensayar mínimo tres veces por semana y la verdad se me hacía muy difícil. Así, de a poquito se fue diluyendo esa pasión por la música e hice hartas cosas. Tuve un emprendimiento de ropa de niños, hacía juguetes de madera, una granola sin gluten que también vendía. Puras cosas en paralelo con el huerto, en el fondo era algo que estaba ahí pero que yo tampoco le había mostrado a nadie.

Cosechas © Winifrede Walbaum
Cosechas © Winifrede Walbaum

Me dices que hacías todas estas cosas como paralelo a tu huerto. ¿Cuándo fue que decidiste dedicarte 100% al huerto y potenciar este proyecto casa-huerto?

Al principio era muy difícil porque yo hacía un taller cada tres meses y además me costaba llenarlo, entonces no era que yo tuviera algún plan de dedicarme al huerto más que cultivar comida para nosotros. La cuenta de Instagram era un pasatiempo hasta que los talleres se empezaron a llenar y tuve que empezar a hacer dos talleres a la semana y como me dije: ‘Bueno, esto va enserio”. Justo estábamos pensando en la idea de irnos a vivir al sur, pero no sabíamos cómo empezar o en qué íbamos a trabajar. Estaba como todo medio complicado y mis papas nos dijeron que ellos tenían un pedazo de terreno en la parcela en que vivían y nos ofrecieron construir acá en Colina. En ese momento fue cuando dijimos ya vamos a cultivar todo lo que vamos a comer. Solo compro cosas que no tengo espacio para cultivar, como champiñones, coliflor o brócoli, que son plantas muy grandes. Entonces el tema casa-huerto empezó cuando nos construimos la casa, por el 2018.

© Winifrede Walbaum
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Los aprendizajes que entrega el huerto

Antes de mudarse, Wini vivía en una casa de cemento con un huerto de macetas y pequeños bancales. En un barrio residencial, entrar a su casa era encontrarse con lo que ella llama una “selva de cosas para comer”. Antes de abrir la puerta, ya era posible toparse con melones y pepinos. Ahí era donde iban muchos  a aprender sobre huertos presencialmente.

Pero cuando se mudó a un lugar más lejano, con menos conectividad, las visitas presenciales se transformaron en videos de Youtube. Wini potenció su Instagram y subió más videos a su canal, que fueron ganando popularidad entre huerteros, demostrando que era posible su proyecto de transformar su jardín en un huerto y alimentarse de él. Es el centro de lo que ella llama casa-huerto.

Pero no siempre ha sido un camino agradable.

¿Hubo algún minuto en que no quisiste seguir? 

Sí, yo te diría que igual me pasa cada cierto rato. No es como que esté arriba todo el tiempo. De repente te llegan comentarios muy pesados. En Youtube pasa mucho que suben videos como “el tutorial de”, donde te muestran el paso a paso de cómo cultivar algo y en menos de cinco minutos te muestran el resultado y esos videos tienen miles de millones de visitas. Es como un Tasty de jardinería. Muchas veces las personas se meten a mi canal buscando eso, y como yo no lo hago, me dejan unos comentarios insólitos, como de que hablo mucho o me va a ir pésimo. Entonces ahí me replanteo todo porque estoy al alcance de esa gente. Hay altos y bajos y mi contenido está pensado para no ser un tutorial. Eso me cuesta.

© Winifrede Walbaum
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También de cierta forma se va armando una comunidad dentro de tu canal ¿Cuál crees tú que es el mensaje que entregas a tu público?

Espero que sea aprender a encontrar las cosas bonitas en lo simple. Hasta ahora uno de los videos más populares del canal se llama Mi casa me hizo millonaria. Fue una casualidad porque yo lo hice y explotó la pandemia después. La gente empezó a planificar qué hacer desde sus casas, por lo que buscaron videos de Youtube para ver de cómo pueden ganar plata desde ahí y les salió mi video, pero fue una casualidad. Este se trata de que nosotros acá producimos nuestro propio alimento, estamos cerca como familia, todos participamos del proyecto. Todos estamos dentro de la misma sintonía de que no necesitamos grandes lujos ni mucho para ser felices. Solo necesitamos estar juntos y vivir una vida simple (…) En ese video yo digo que salgo a mi patio y encuentro mi comida, que puedo cortar flores y que tengo aromáticos. En verdad es una vida tan soñada que siento que soy millonaria porque no necesito nada más. Y es el video que más ha prendido dentro del canal porque yo siento que es un sentimiento que nos identifica a muchos.

La importancia de cultivar en casa

Para Wini la huerta es libertad y es soberanía alimentaria. Un concepto que ella considera que se ha perdido por completo, que tiene que ver con la capacidad de cada pueblo para definir sus políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la seguridad alimentaria. En este sentido, dice creer que “ya no tenemos mucho control de lo que estamos comiendo no solo desde el punto de vista de lo que se puede cultivar en la casa, sino que nos hemos desconectado del tema de la agricultura”.

© Winifrede Walbaum
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“Estamos recién volviendo a decirle a los niños que la comida viene de la tierra, pero en términos de soberanía alimentaria incluso hoy día cuando compramos un pan de molde en el supermercado, es difícil saber qué tiene. No solo es importante la soberanía alimentaria desde el punto de vista de que todos deberían tener un huerto y que todos deberíamos saber cultivar nuestra comida, sino que además tenemos que hacernos cargo de qué es lo que estamos comiendo (…) Creo que es importante que aprendamos a cultivar, pero también que aprendamos a exigirle a la gente que está haciendo nuestros alimentos que empiecen a cambiar a ingredientes orgánicos, que se empiece a preferir eso. Nosotros consumidores podemos hacer la diferencia», dice.

Con la pandemia, se empezaron a desarrollar varias iniciativas de huertos urbanos comunitarios ¿Qué opinas de ellas? ¿Por qué crees que puede haber mayor interés en su desarrollo?

Yo creo que el sentimiento de las personas cuando empiezan a cultivar sus primeros alimentos, cuando tienen su primera cosecha, es de poder, de empoderamiento. Hoy en día, con la pandemia gente ha perdido su trabajo y en realidad hay cosas que podemos producir en nuestras casas y que alivianan mucho el costo de la economía del hogar. Puedes ahorrar teniendo un huerto y eso hoy día me parece demasiado importante, no solo por lo sana que es la comida que uno puede cultivar en casa, como con un huerto orgánico. Además, la gente está super estresada, la salud mental es un asunto, entonces el huerto trae todo, trae alimento, salud mental. Creo que la gente está volviendo a esto porque tiene muchos beneficios que ahora en la pandemia sirven mucho.

Cosecha © Winifrede Walbaum
Cosecha © Winifrede Walbaum

Cuéntanos algunos tips, por ejemplo, para este periodo otoño-invierno, para quienes quieren entrar en este tema. ¿Qué plantamos? ¿Cómo preparamos el suelo? ¿Cuándo conviene empezar a preparar almácigos?

Yo creo que para los que van a empezar ahora que jamás han tenido un huerto, que empiecen con almácigos comprados -a alguien que sepan que sean orgánicas- y al mismo tiempo que empiecen a hacer semillas porque pasa mucho que uno quiere empezar el huerto y tiene la tierra, los bancales, todo listo, y recién ahí empiezas con la semillita en un vasito de yogurt. Los almácigos se demoran como 8 semanas en estar listos, entonces se pueden hacer cosas en paralelo porque así también empiezas a agarrar práctica de cómo crecen las cosas al mismo tiempo que agarras práctica del cómo sembrar las cosas, también ayuda a los impacientes porque la gente se desespera porque al principio uno llega al huerto pensando que las cosas son más rápidas de lo que son. Es cultivar la paciencia, hay cosas que uno tiene que ir entendiendo de a poco e ir observando.

© Winifrede Walbaum
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El tip más grande que le doy a todo el mundo siempre es que hagan que su huerto sea tan lindo como cualquier otra habitación de su casa, que lo hagan hermoso, que le pongan una mesa, silllas que lo hagan disfrutable porque si uno se sienta al huerto a disfrutarlo con una taza de té, como yo ahora mientras hablamos, probablemente me voy a dar cuenta si hay una oruga comiendo mis repollos. Lo voy a ver, entonces que el huerto te invite a estar y así es como probablemente se va a mantener más bonito y cuidado.

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