Visita al Parque Nacional Yaguas, el laboratorio natural del Perú
El Parque Nacional Yaguas es la última área protegida de naturaleza intangible creada en el Perú. Se estableció como tal en 2018. Por sus 337 especies de peces registradas en el río del mismo nombre, se considera la zona con mayor diversidad ictiológica del país y quizás la más diversa de toda Sudamérica. Una reciente expedición realizada por Conservación Internacional (CI) y la Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS) muestra la riqueza natural de esta área. Lee la siguiente nota de Mongabay Latam para averiguar más detalles de este increíble lugar.
Hasta antes del año 2018, el territorio que hoy se conoce como Parque Nacional Yaguas se encontraba invadido por actividades ilícitas. La extracción ilegal de madera y las dragas para la minería dominaban los alrededores del río del mismo nombre, en la zona fronteriza del Perú con Colombia.
“Había más o menos diez grupos de madereros que venían extrayendo el cedro, así como aproximadamente 12 dragas que operaban desde hace mucho tiempo; estas actividades ilícitas fueron erradicadas a partir del año 2017, desde que se empezó a establecer el puesto de control gracias al apoyo de muchos actores”, explica Teófilo Torres, jefe del Parque Nacional Yaguas y originario del pueblo indígena huitoto, con más de 30 años de su vida dedicados a la conservación.
Ahora el Parque Nacional Yaguas, declarado como tal en 2018, es la última área natural protegida de naturaleza intangible creada en el Perú. Tiene una extensión de 868 927.84 hectáreas y está ubicado en el nororiente del departamento de Loreto, entre los ríos Putumayo y Amazonas.
Su objetivo, a partir de su fundación oficial en 2018, es proteger y conservar la diversidad biológica, procesos ecológicos y formaciones geológicas de la cuenca del río Yaguas.
Desde su establecimiento, tanto la gestión del área como las actividades con las comunidades en su zona de amortiguamiento —que incluyen a los pueblos indígenas bora, huitoto, kichwa, murui, ocaina y tikuna— han sido apoyadas por la Sociedad Zoológica de Fráncfort, el Instituto del Bien Común, Conservación Internacional y Andes Amazon Fund, entre otros actores cooperantes.
“El parque cumple la función de tipo laboratorio natural, porque es donde ocurren los procesos naturales y genera una zona de centros de reproducción que suministran de peces a todas las áreas colindantes”, agrega Torres.
Las imágenes que se muestran a continuación fueron capturadas en septiembre de 2022 por Diego Pérez, de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), en una reciente expedición realizada por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), Conservación Internacional (CI) y la Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS). Las fotografías son testigo de la maravillosa biodiversidad de la zona.
Primera parada: el río Yaguas
La Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS) describe al Yaguas como un río de bajo gradiente y con poco sedimento, a diferencia de otros grandes ríos amazónicos protegidos por parques nacionales. La morfología de su lecho se caracteriza por su forma en “V” y una cuenca que, desde su nacimiento, se encuentra protegida por el área natural en alrededor de un 70 %.
La protección del parque cobra relevancia precisamente porque conserva casi en su integridad a este río que nace en la selva baja, sin conexión con Los Andes. Esto, de acuerdo con la organización Conservación Internacional, la vuelve particular a nivel de procesos biológicos y evolutivos, debido a su aislamiento hidrológico. Así que es una zona vital para la reproducción de peces continentales que supera a otras áreas naturales protegidas del país.
“Por su extensión y por la especial fragilidad que alberga, conservar al parque es una oportunidad de contribución como país hacia los objetivos globales que tenemos en garantizar la conservación; nuestras reservas de carbono irremplazable se concentran en este espacio”, afirma Yadira Díaz, gerente de Paisajes Sostenibles de Conservación Internacional en Loreto.
Díaz se refiere también a la presencia de turberas —un tipo de humedal ácido— que contribuyen a la captura y retención de grandes cantidades de carbono por su acumulación de materia orgánica en descomposición y que son estratégicas para la mitigación del cambio climático.
Segunda parada: la biodiversidad
Según el último inventario del Field Museum of Natural History, existen más de 948 especies de plantas. Sin embargo, las estimaciones apuntan a que podrían ser entre 3000 y 3500, por lo que se considera que el área alberga entre el 38 y 44 % de la diversidad florística de la región Loreto.
Las especies que destacan son las de la familia Arecaceae o palmeras. También las poblaciones de especies maderables de alto valor comercial, como tornillo (Cedrelinga cateniformis), lupuna (Ceiba pentandra), charapillo (Hymenaea oblongifolia), machimango (Eschweilera spp), marupá (Simarouba amara) y pashaco (Parkia nitida). Además, sobreviven aún cedros (Cedrela odorata) en la cuenca del río Yaguas, pese a que muchos de estos árboles fueron talados ilegalmente.
En cuanto a la diversidad faunística, el Parque Nacional Yaguas posee una de las más altas de la cuenca amazónica para todos los grupos taxonómicos. Los inventarios del área apuntan la presencia de cerca del 65 % de las especies de peces continentales y el 32 % de especies de mamíferos para la región Loreto.
Además, por sus 337 especies de peces, se considera la zona con mayor diversidad ictiológica del Perú y quizás la más diversa de toda Sudamérica.
“Conservar el parque es una de las acciones que deben tomar el Estado peruano y toda la comunidad internacional, porque es un sitio en donde se encuentran las especies en estado natural e intactas”, agrega Teófilo Torres.
Yaguas también cuenta con especies de fauna silvestre con un valor especialmente alto para la conservación. De estas, 21 especies están incluidas en alguna lista de amenazas a nivel nacional o internacional, así como más de 100 especies —entre peces, reptiles, aves y mamíferos— con alto valor comercial y decenas de especies restringidas en el Perú.
El parque nacional cuenta con 75 especies de anfibios, 53 de reptiles, 393 de aves y 71 de mamíferos.
“El parque es un mundo totalmente íntegro, bien conservado y donde pueden encontrarse muchas especies todavía nuevas para la ciencia”, afirma Torres. “Su estado de conservación hace que las especies hoy puedan ser vistas fácilmente dentro de un espacio pequeño, sobre todo, en la cuenca del río Yaguas. Así como se puede avistar al jaguar (Panthera onca) y a especies emblemáticas como el lobo de río (Pteronura brasiliensis), también encontramos otras especies como el águila arpía (Harpia harpyja)”.
Tercera parada: la vida en el río
“La protección del parque es una de las acciones que pueden permitir el mejor aprovechamiento de los recursos naturales en las comunidades nativas de su entorno, ya que es un sitio en donde las especies se reproducen, desde allí migran y son aprovechadas”, dice Teófilo Torres.
En la cuenca baja del río Putumayo se han identificado y priorizado actividades económicas sostenibles como el manejo de alevinos de arahuana (Osteoglossum bicirrhosum) —crías recién nacidas de estos peces— y el repoblamiento de tortugas taricaya (Podocnemis unifilis). También se cuenta con un Programa de Manejo Pesquero (Promape) para el aprovechamiento de paiche (Arapaima gigas) y otros peces de consumo.
Además, se han identificado recursos maderables para la extracción de aceites naturales de importancia para la medicina y la industria cosmética. Mientras que, en la cuenca del río Ampiyacu, se desarrollan actividades productivas como el aprovechamiento de fibras de vegetales para la confección de artesanías y fortalecimiento en la producción de cultivos de panllevar —productos agrícolas de primera necesidad— como el maíz y el frijol.
“Conservar Yaguas, es conservar —a la fecha— el último Parque Nacional creado y uno de los que representa el mayor esfuerzo del Perú por conservar grandes espacios; no creo que eso se repita en lo sucesivo”, dice Walter Oscanoa, coordinador de Paisajes Sostenibles de Conservación Internacional en Loreto. “Desde el punto de vista técnico, si bien han existido comunidades en la zona, estas han sido bastante focalizadas, y Yaguas —particularmente por su estructura a nivel del bosque, a nivel de toda la biodiversidad— se podría considerar como uno de los pocos bosques casi prístinos que existen a nivel del país; ahí no vas a encontrar casi ningún registro de actividades antrópicas”.
Para Teófilo Torres, los retos que el parque tiene de frente para mantener su estado de conservación son varios, pero tienen mucho que ver con la sostenibilidad financiera para desarrollar las actividades de control, vigilancia y monitoreo, a la par que también se debe continuar con el soporte o cooperación de otros actores o socios cooperantes para desarrollar actividades en las comunidades que están en el entorno, fuera del área natural protegida.
“Si garantizamos con estas comunidades el desarrollo de actividades sostenibles que permitan que sean beneficiadas y mejoren sus actividades económicas, estamos seguros de que se mantendrá esa alianza de cooperación, para garantizar así a perpetuidad la conservación del Parque Nacional Yaguas”, concluye el jefe. “Conservar el parque es una tarea para conservar la vida de todos, pero también del planeta”.