Desde 1997, cuando la sustentabilidad y el medioambiente eran temas aparentemente reservados para el futuro, Fundación Terram se ha mantenido a la vanguardia de las luchas por la protección de los ecosistemas y las comunidades en Chile. Y lo ha hecho en su propio estilo, a través de un equipo multidisciplinario, cuya especialidad es el levantamiento de información irrefutable, tanto para alertar a la opinión pública como para librar batallas judiciales. Con esas armas, la ONG se ha enfrentado a termoeléctricas, mineras, salmoneras, ministerios y organismos de Estado, impulsando leyes y frenando proyectos de alto impacto socioambiental. Así, se ha ido posicionando a través de los años como referente y representante de la sociedad civil, adquiriendo un protagonismo cada vez más necesario.

El balance ambiental que Terram publica cada fin de año, en su versión 2021, se titula “No hay tiempo para el negacionismo”. Y Flavia Liberona, desde hace 15 años directora ejecutiva de esta organización, es quien mejor lo sabe: no hay tiempo. Tampoco para la burocracia ni las malas decisiones. Por eso Terram se hace cargo: “Yo podría quedarme en mi casa cultivando plantas, que me encanta, pero estaría angustiada. A quienes nos interesan los temas medioambientales, preferimos estar empujando la máquina todo lo que sea necesario, aunque no sepamos si se va a mover”, afirma la bióloga.

Balance Ambiental 2021 Fundación Terram. ©Fundación Terram
Balance Ambiental 2021 Fundación Terram. ©Fundación Terram

-¿Qué inspiró tu vocación?

-Crecí, en parte, en el Cajón del Maipo, donde mis papás tenían una casa, en contacto con la naturaleza. Debe haber sido eso, porque vengo de una familia más ligada a la política y lo intelectual, nada científico. Cuando entré a mi primer año de carrera en la Universidad Católica, teníamos un curso que se llamaba Introducción a la Biología Poblacional, y en cuanto escuché hablar al profesor, lo supe: “¡Esto es!”

En aquella clase, Flavia encontró la combinación perfecta entre ciencias y políticas públicas, y desde entonces, jamás desvió sus pasos de ese camino. Amante de la ecología y la botánica, creció bajo las ramas de grandes maestras de la tribu. Comenzó apoyando a su profesora Alicia Hoffmann en  campañas como “Defensores del Bosque Chileno”, y así se fue “trasladando desde el mundo de la academia al de las organizaciones”. También, encontró inspiración en Adriana Hoffmann -prima hermana de Alicia-, con quien colaboró de manera muy cercana en distintos proyectos: “Era una mujer de terreno, muy ágil, y era muy entretenido pasar el tiempo con ella”, recuerda Liberona, quien además trabajó con Sara Larraín en los inicios del programa Chile Sustentable.

Adriana Hoffmann junto a Flavia Liberona. ©Fundación Terram
Adriana Hoffmann junto a Flavia Liberona. ©Fundación Terram

Terram a la vista

Las aguas de Flavia Liberona siguieron su curso fluido. Continuó liderando campañas y armó junto a Juan Pablo Orrego la ONG Ecosistemas, que justo tomaba forma cuando la reclutaron desde Fundación Terram: “Acepté porque quería trabajar en políticas públicas, no en activismo.  Me interesaban los datos, números, cosas sólidas. Y Terram estaba haciendo eso”.

-De todas maneras, es una forma de hacer activismo…

-Sí, pero lo que hacemos aquí es análisis crítico y propuestas de políticas públicas en temas ambientales. El requisito es que la información que visibilizamos sea irrefutable.

Terram se creó en 1997, primero bajo el nombre de “Fundación para la Promoción del Desarrollo Sustentable”. Flavia se incorporó exactamente una década después. La organización fue creada por profesionales de distintas áreas, como el ingeniero Pedro Serrano, el filósofo Pablo Salvat, el abogado Fernando Escobar, el ingeniero forestal Antonio Lara, el economista Marcel Claude y la arquitecta Myriam Urzúa. Actualmente, el equipo está conformado por 14 personas, entre los que se cuentan biólogos, geógrafos, abogados, periodistas e ingenieros comerciales. Su objetivo es “reflexionar sobre políticas públicas adecuadas a los nuevos desafíos, inspiradas fuertemente en la afirmación y la promoción de la democracia y la justicia, el posicionamiento de la perspectiva ecológica, la sustentabilidad y la eficiencia como criterio central de los asuntos económicos, aportando desde una instancia profesional y técnica, capaz de construir nuevas bases y de confrontar el discurso tradicional, asumiendo plenamente la complejidad de nuestra época”. Terram se financia postulando proyectos fuera de Chile y de esa forma ha sido apoyada por organizaciones como el Banco Mundial o la Unión Europea, que desde marzo impulsa un programa de la fundación para las comunidades de la región de Valparaíso, enfocado en justicia ambiental, derechos humanos y cambio climático.

Equipo Fundación Terram ©Fundación Terram
Equipo Fundación Terram ©Fundación Terram

Zona de promesas

El pasado 29 de marzo, la Corte de Apelaciones falló a favor de un amparo impuesto por Terram, exigiendo a la Tesorería General de la República entregar las cifras sobre el aporte fiscal anual generado por la producción y comercialización del litio en Chile. Flavia vincula el caso a un antecedente histórico de hace más de dos décadas, cuando la fundación perdió en todas las instancias a nivel nacional, tras solicitar información acerca del financiamiento de un proyecto de tala de bosques de lenga en Magallanes. Terram, por medio de Marcel Claude y con el apoyo del entonces diputado Arturo Longton, llevó aquel caso hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que dictaminó no sólo que los datos en cuestión debían ser liberados, sino que Chile debía tener una ley de acceso a la información pública, lo que impulsó la creación de la N° 20.285, más conocida como “Ley de Transparencia”.

A pesar del reciente fallo a favor de Terram, la TGR aún se resiste a entregar la información. Y es que en asuntos medioambientales muchas leyes no se acatan y grandilocuentes promesas y declaraciones se quedan sólo en palabras: “un poco de aire movido por los labios”, como escribiera Jorge Tellier…

-¿Te frustra tanto compromiso incumplido?

-Cuando una autoridad declara algo, tú tienes algo que cobrar. Y nuestro rol es cobrarlo. Cuando Sebastián Piñera se negó a firmar el Acuerdo de Escazú, se comprometió ante la Asamblea de la ONU a terminar con las zonas de sacrificio. Entonces, todo el resto del tiempo nos dedicamos a recordárselo. Sabíamos que no iba a hacerlo y que no es fácil, pero tanto las zonas de sacrificio como Escazú se convirtieron en temas nacionales. Gabriel Boric, que ya avanzó con Escazú, también ha dicho que va a terminar con las zonas de sacrificio. Y si bien no hay un plan de acción acabado, al menos hay una intención, muy distinta a gobiernos anteriores, de al menos iniciar un proceso hacia allá. En ese sentido, los temas ambientales son súper largos. Para que saliera el citado fallo de la Corte Interamericana, pasaron ocho años; la campaña Patagonia Sin Represas duró 10. No nos frustra tanto que las cosas no se den con inmediatez, porque sabemos de antemano que no va a ser así. El tema del medioambiente se usa mucho para vestirse de verde, pero los cambios reales implican hacer ajustes en el modelo y eso significa que se traben súper rápido o que se quedan en promesas y declaraciones de buenas intenciones.

©Fundación Terram
©Fundación Terram

-Pero esa resignación choca con el último informe de Terram, que se titula “No hay tiempo…”

-El sentido de urgencia se ha ido acelerando y vamos atrasados. Estamos entrando a un espiral de catástrofes naturales que van a tener consecuencias para muchas especies y por supuesto para los seres humanos. Todos los informes apuntan a que las sequías o las olas de calor van a ser cada vez más intensas y se van a perder muchas vidas. Eso, como telón de fondo. Sobre lo mismo podemos decir “tenemos la oportunidad de hacer cosas para que esto no sea tan dramático”, y ahí vienen los acuerdos internacionales y demás, que existen pero que en realidad han operado súper lento, porque a veces van de punta, pero retroceden porque otros temas se toman la agenda, como la guerra o la pandemia. Y en el escenario nacional eso se replica un poco: temas que se visibilizan, pero no alcanzan a entrar en una agenda de políticas públicas, o gobiernos y políticos que no se dan el tiempo para entender materias ambientales. Yo creo que varias de las autoridades actuales -porque para qué vamos a decir las anteriores- no entienden aún bien la profundidad de estos temas, pero llevan poco tiempo en los cargos y sí tienen mucha más sensibilidad que cualquier gobierno anterior. Tenemos un rezago de autoridades anteriores que no han querido actuar o lo han hecho a favor de las empresas.

-¿Por ejemplo?

-Hay muchísimos. En el primer gobierno de Michelle Bachelet, las comunidades de Puchuncaví y Quintero habían ganado en la Corte de Apelaciones para que no se construyera una termoeléctrica, pero los ministerios de Vivienda y del Interior se reunieron con el embajador de Estados Unidos, cambiaron el plano regulador y así la central se pudo construir por la vía administrativa.  Entonces, retomando tu pregunta inicial, en el ámbito de la frustración sólo cabe hacer lo que uno cree que tiene que hacer.

Año 2014. ©Fundación Terram
Año 2014. ©Fundación Terram

Juegos de poder

“Creo que el actual gobierno, por la mayor sensibilidad que te marcaba, puede jugar un rol relevante. No va a lograr solucionar el rezago ambiental que tiene Chile, porque es demasiado, pero podemos avanzar”, reflexiona la directora ejecutiva de Terram.

-¿Puedes graficar las dimensiones de este rezago?

-Tendríamos que ir casi por área temática, pero, por ejemplo, Chile no tiene un servicio nacional forestal público; ni ley de protección de suelos; ni de prevención y combate de incendios, que es muy importante en un escenario de cambio climático; tiene pocas normas de calidad de aire y éstas no siguen las directrices de la Organización Mundial de la Salud. Con mejores normas podríamos solucionar el tema de las zonas de sacrificio y también mejorar la calidad del aire de todas las ciudades del país. Pero todo esto tiene un correlato en el presupuesto. El Ministerio del Medio Ambiente tiene apenas 70 mil millones de pesos, ¡no es nada! Dentro de ese presupuesto hay una glosa que se llama Programa de Recuperación Ambiental y Social, supuestamente destinado a trabajar con las zonas de sacrificio, que considera mil millones de pesos al año. ¡Cómo vamos a terminar con las zonas de sacrificio con esa plata! Los presupuestos denotan si hay intenciones políticas o no.

-¿Cuáles son los principales desafíos medioambientales que crees que tiene el gobierno de Gabriel Boric?

-Lo primero, abordar la crisis hídrica; segundo, definir qué hacer con la Ley de Riego, que no tiene ningún criterio ambiental ni de cambio climático, porque es una ley que tiene ¡36 años! También, tiene que definir si se va a crear o no el Servicio Nacional Forestal durante esta administración; está el desafío del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas; implementar la Ley marco de Cambio Climático y; el tema de las zonas de sacrificio, que necesitan urgente un plan de acción.

Estudio de la Fundación Terram ©Fundación Terram
Estudio de la Fundación Terram ©Fundación Terram

-Hace dos años dijiste en una entrevista que “Chile tiene que aceptar que se está secando”, y la situación solo ha empeorado…

-Necesitamos una agenda ahora, me llama la atención que no exista, o si existe, no se sepa. Hace unas semanas, el gobernador de la Región Metropolitana anunció un plan que era como un semáforo: “verde, te vamos a enseñar a que cierres un poquito la llave; rojo, a que la cierres un poquito más; amarillo, no sé qué”. Se pueden hacer muchas acciones de bajo costo, que regulen el riego de las plazas; hacer seguimiento a las plantas de tratamiento de aguas para saber si reciclan esa agua para riego; implantar sistemas de eficiencias de agua domiciliarios; quizá idear un sistema tarifario para las tres comunas que gastan más agua respecto a las otras. Un plan de muchas acciones que involucre responsabilidades no sólo de los ciudadanos comunes y corrientes, sino también a los municipios, los gobiernos regionales, las empresas. Urge un plan concreto para que un día no abramos la llave y no salga agua, también educar para preferir cultivos y productos que consumen menos agua. En 13 años de sequía ninguna autoridad ha hecho más que mirar al cielo y esperar que llueva.

-Describes los problemas del valle, pero ¿qué pasa con los glaciares?

-La minería afecta los glaciares, y en ese tema falta Estado. Estamos hablando del primer sector exportador del país, no puede ser regulado por un organismo chiquitito como es el Ministerio de Minería.

Balance Ambiental 2018 Fundación Terram. ©Fundación Terram
Balance Ambiental 2018 Fundación Terram. ©Fundación Terram

-Terram le asignó el “Premio a la Insustentabilidad 2021” al anterior Ministerio de Agricultura. ¿Cómo marcha la relación con los actuales ministros?

-Nosotros nos relacionamos con todas las instituciones públicas que quieran relacionarse con nosotros. Vamos a reuniones, a mesas de trabajo, y también saben que les pateamos la mesa cuando las cosas se hacen mal. Tenemos un trato relativamente cercano con las autoridades. De este gobierno, ya nos reunimos con el subsecretario de Pesca, Julio Salas; con el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela y; con la ministra y el subsecretario del Medioambiente, Maisa Rojas y Maximiliano Proaño. A los últimos tres ya los conocíamos, porque el mundo medioambiental es muy reducido, la gente se conoce.

-¿Terram se siente considerada como un órgano de consulta?

-Sí, las reuniones surgen de ambos lados. Carolina Schmidt (ministra del Medio Ambiente del segundo gobierno de Sebastián Piñera) me llamó el mismo día o al día siguiente que asumió, para que le explicara algunos temas.

Constitución verde

-El artículo 1 de la Constitución que se votará el 4 de septiembre sostiene que Chile es un Estado ecológico y también que reconoce como valor intrínseco e irrenunciable la relación indisoluble de los seres humanos con la naturaleza. ¿Cómo interpretas estas afirmaciones?

-Como intenciones. Pero a veces lo que falla son los conceptos. No es lo mismo ecológico que naturaleza o que ecosistema natural. Yo podría entender que la naturaleza es el Parque Bustamante, y para mí no es lo mismo proteger el Parque Bustamante que un bosque de araucarias, claramente. Ese desafío conceptual le va a corresponder primero a la Comisión de Armonización, y luego cuando se redacten las leyes sectoriales, para que se cumpla el efecto que uno entiende que está en el espíritu de esto, que es cuidar el patrimonio cultural del país y proteger los ecosistemas naturales terrestres y marinos. Pero lo más importante es que esta Constitución sea democrática, porque si es democrática va a ser ecológica y va a ser verde, que es algo que cabe dentro de lo democrático. En la Constitución de 1980 estos temas no están bien reflejados y por eso cuesta hacer cambios.

“En Chile nadie pesca”, campaña de Fundación Terram. ©Fundación Terram
“En Chile nadie pesca”, campaña de Fundación Terram. ©Fundación Terram

-¿Terram ha realizado acciones para apoyar a la Convención Constituyente en materias medioambientales?

-Nos involucramos cuando nos lo piden, pero no estamos realizando un trabajo sistemático. Elaboramos un documento que se llamó “Directrices para una nueva Constitución” con un glosario eterno y varios temas, que les hicimos llegar a los constituyentes. También, tuvimos relación bastante cercana con Gaspar Domínguez, cuando todavía no era vicepresidente, y hemos apoyado redacciones de artículos.

-¿Te han ofrecido cargos políticos?

-No. Creo que no me gustaría y siempre lo digo, por eso creo que no me lo han ofrecido. Me gusta mi trabajo de empujar políticas públicas con un equipo interdisciplinario. Aunque por primera vez en la vida ahora, con este gobierno, pienso “a lo mejor en unos años podría irme al sector público, como para cerrar mi carrera profesional”.

-Pero es más fácil empujar desde adentro, ¿o no?

-Sí. Infinitamente.

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