Ubicada en el extremo sur de Chile, la Región de Aysén es un lugar único que destaca por su impresionante diversidad de ecosistemas. Su geografía, que abarca desde la cordillera de los Andes hasta los fiordos y campos de hielo, es hogar de una flora y fauna de gran riqueza.

Este territorio alberga desde bosques lluviosos, como el valdiviano, hasta formaciones de estepa, turberas y bosques caducifolios. Además, su red de fiordos y canales forma uno de los cuatro sistemas de fiordos del mundo, siendo una zona clave para la biodiversidad marina. Este entorno es vital para especies como la ballena azul, el mamífero más grande del planeta.

Por lo mismo, la región de Aysén es famosa por su belleza natural y por ser la zona con mayor porcentaje de bosques en Chile, con 4.431.845 hectáreas, lo que representa el 24,6% del total nacional. Estos bosques, que cubren una gran parte de su territorio, son fundamentales para el equilibrio ecológico y desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.

Sin embargo, Aysén presenta una marcada contradicción en su uso territorial: mientras que el 50% de su superficie está protegida, el otro 50% enfrenta crecientes presiones antrópicas que amenazan la biodiversidad y los ecosistemas locales. Este desequilibrio genera riesgos para la sostenibilidad ambiental de la región, afectando los recursos naturales y los servicios ecosistémicos esenciales para el desarrollo local.

En respuesta a esta problemática, se han impulsado diversos proyectos socioecológicos en la región, alineados con la Estrategia Regional de Desarrollo Aysén 2010-2030. Esta estrategia promueve la valorización y protección del patrimonio biocultural de la zona, mediante mecanismos que faciliten su uso sustentable. Por lo mismo, se han creado áreas verdes participativas, jardines biodiversos en recintos escolares e infantiles y transformaciones de patios de centros de salud, buscando sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la flora nativa.

En este escenario, se creó el primer Vivero Triple Impacto de la Patagonia, una iniciativa que surgió con el propósito de ofrecer un espacio para la reproducción y domesticación de plantas nativas, pero que ha evolucionado hacia un semillero de proyectos comunitarios y una incubadora de soluciones basadas en la naturaleza.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Josefina Vilches.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Dani Casado.

«El vivero partió desde algo muy abstracto, como es un plan maestro de áreas verdes para Ibáñez, que es otra localidad. Enfrentamos ese desafío de hacer un proyecto de planificación urbana, que prometía un cinturón verde con un humedal protegido, y la municipalidad empezó a instaurarlo. Nos dimos cuenta en ese proceso, de llevar una idea abstracta a la realidad, que no habían plantas nativas en la región, y más que invitar a una municipalidad a que se pusiera al hombro con un desafío tan grande, como lo es un vivero, cuando no hay conocimiento de muchas de estas especies, de cómo propagarlas, decidimos hacerlo nosotras. Impulsadas en gran parte por Lysette Mersey, que es nuestra amiga, y el Huerto Cuatro Estaciones, que nos dijeron que por qué simplemente no partíamos nosotras el vivero», explica María Jesús May, cofundadora de Naturaleza Pública.

«Comenzamos con un caterpillar pequeñito, con toritos, que son estas bandejas plásticas, y la verdad es que, replicando mucho lo que aprendimos del huerto, nos dimos cuenta de que las plantas nativas requieren condiciones muy distintas. Ha sido un proceso de ir postulando a fondos y creciendo poquito a poco. Hasta hoy en día tener ya mesas, un sombreadero, pero yo diría que fue un proceso bastante a pulso y muy experimental, entendiendo de que no hay tanto conocimiento sobre gran parte de estas especies», agrega.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Marcelo Mascareño.

El primer Vivero Triple Impacto de la Patagonia

El vivero de Naturaleza Pública opera bajo un modelo de trabajo que abarca tres ejes fundamentales: explorar, recolectar y propagar. Este enfoque integral es esencial para su funcionamiento y se apoya en diversas disciplinas como la planificación, la arquitectura, la ecología y el paisajismo. Su metodología le permite articular diferentes espacios y actores en una red interconectada, funcionando no solo como un vivero, sino como una infraestructura socioecológica capaz de operar tanto a escala humana como territorial.

«Nosotras, desde Naturaleza Pública, hemos ido encontrando por lo menos tres líneas importantes, desde la educación ambiental de seguro, que ahí es donde estamos metiendo bosque Miyawaki en la educación pública, ya con convenios con la Junta Nacional de Jardines Infantiles, que están con ganas de cambiar la forma en que están educando a los infantes. Desde ahí para arriba, familias, tías y comunidad completa. Yo creo que hay otra línea importante, que es desde el activismo, que eso es desde: «vamos a plantar, vamos a recolectar semillas, vamos a intercambiar patilla«, que ahí es realmente importante lo que tiene que ver con el activismo desde el actuar, desde el ahora. La última línea grande que estamos trabajando es la de patrimonio, que es la que yo creo que genera un impacto que unifica generaciones, que tiene que ver con los saberes», señala María Jesús.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Marcelo Mascareño.

«Nosotras teníamos muchas ganas de ser un aporte real para la región, para las personas, para los ecosistemas, y nos aproximamos a ello tratando de hacer proyectos que estuvieran en los espacios públicos, que tuvieran que ver con plantas. Cuando los queríamos llevar a cabo, cuando los queríamos ejecutar, en verdad nos dimos cuenta de que nadie tenía plantas nativas en esta región. Además de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que tiene algunos árboles y algunos arbustos, en realidad hay una masa de especies nativas increíbles que nadie estaba produciendo, y también con mucho valor cultural, que las personas ocupaban acá de distintas maneras, y nos dieron ganas de hacer ese rescate, no solamente por lo ecológico, sino que también por lo social. Por eso también nos empezamos a dar cuenta de que este vivero podía tener un triple impacto, o sea, social, ecológico, pero también económico, porque queríamos demostrar que este vivero puede ser un modelo replicable incluso en otras partes de la región», agrega por su parte Vania Brstilo, cofundadora de Naturaleza Pública.

De esta forma, el vivero produce plantas nativas, pero su rol se extiende mucho más allá. Se dedica también a la sensibilización y empoderamiento de las comunidades locales, invitándolas a participar activamente en la conservación y restauración de su patrimonio biocultural, el cual es extremadamente diverso e invaluable.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.

«Queríamos no solamente ser un vivero, en realidad, nuestra pasión no eran las plantas por las plantas, no era que queríamos producir plantas solamente, sino lo que esas plantas podían generar en el territorio, en las personas, y por eso pensamos que lo más importante era tener un vivero que generara impacto social, ecológico, pero también que fuera un impacto económico, en el sentido de que el territorio es muy grande, nosotras no queremos hacer esto solas. Sería ideal que esto pudiera ser un modelo replicable en otras partes de la región también. Entonces, necesitamos que para eso también tenga un impacto económico importante, al igual que este impacto social y ecológico», profundiza Vania.

«Lo más importante yo diría, en la manera en que nosotras hemos ido conectando a la comunidad con la naturaleza, ha sido literal haciéndolos plantar. Para nosotras es muy importante este acto de plantar, de volver a la tierra, de decirle a las personas que vuelvan a ocupar sus manos. Más que llevando a las personas a la naturaleza, creo que es muy importante poder demostrarles a ellos lo que pueden hacer con sus propias manos. También en lo colectivo, no solamente en el yo voy y pongo una plantita en el suelo, sino que, si somos varios, si somos hartas personas que estamos en un espacio, en un par de horas se puede transformar ese espacio completamente. Entonces, al final, esa sensación de lo colectivo, de todos aportamos poniendo una plantita en un lugar, el impacto se triplica, cuadruplica, es impresionante también como ese sentimiento mejora, porque no es solamente ir y que cada uno ponga su plantita, sino que lo hacemos de forma colaborativa, comunitaria y creamos un espacio mejor para todos», agrega.

Este enfoque práctico y participativo es clave para que las comunidades se conecten con la naturaleza, contribuyendo a la regeneración de sus propios espacios y fomentando la apropiación del cuidado del medio ambiente como parte de un proceso colectivo, por y para sus habitantes.

Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Daniel Corvillon.

Un catalizador de cambio social y ambiental

El Vivero Triple Impacto no solo se dedica a la producción de plantas nativas, sino que también se involucra profundamente en la investigación y la innovación para encontrar soluciones a los problemas socioambientales de la región. Mediante la recolección de semillas de especies nativas, muchas de las cuales tienen altos valores culturales, ornamentales y ecológicos, el vivero ha logrado posicionarse como un referente en la región. Este tipo de especies son cruciales para la biodiversidad, ya que pueden contribuir a la restauración de ecosistemas degradados, desempeñando un papel importante en la regeneración ecológica de la región.

«Las especies nativas que estamos actualmente propagando, son muchas más de las que debiéramos. Estamos propagando alrededor de 80 especies distintas. Nosotras soñamos con llegar a una paleta mucho más reducida, una vez que logremos entender bien cuáles son esas especies más funcionales y más óptimas para distintos espacios públicos. Dicho eso, la verdad es que las especies las hemos ido seleccionando con la idea de poder generar comunidades vegetales. Entonces, uno puede encontrarse con especies que corresponden más a bosques, especies que corresponden más a zonas húmedas, y especies que corresponderían, por ejemplo, a estepa o a rehabilitación de laderas cuando está el suelo expuesto, es decir, especies pioneras», relata María Jesús.

Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Actividades impartidas por Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Vania Brstilo.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Marcelo Mascareño.

«Entonces, la verdad, hemos ido seleccionando distintas especies, pero siempre con la idea de poder generar familias, familias vegetales que funcionen juntas como una unidad autónoma. En realidad estamos actualmente con una paleta mucho más amplia, de lo que yo creo que debiéramos. Ojalá que hubieran más viveros, que cada uno se dedicara a distintas gamas. Por ejemplo, en Puerto Aysén, que es más húmedo, especies más húmedas y así, pero por ahora, en general la forma en que trabajamos son especies ornamentales, que sean bellas, especies funcionales, es decir, que estén cumpliendo algún rol en tal lugar. Por ejemplo, ya sea limpiar el agua, el aire, o retener el suelo, y que puedan tener esta capacidad de resistencia», agrega.

En este sentido, la recolección de estas semillas, de plantas que forman parte de los ecosistemas patagónicos, ha permitido que el vivero desarrolle proyectos experimentales, tales como jardines medicinales, bosques pedagógicos y prototipos de restauración ecológica. De este modo, el vivero se convierte en un centro de investigación y desarrollo, propiciando el intercambio de saberes y la creación de soluciones prácticas y sostenibles para la región. Sin embargo, aunque ahora su camino se encuentra mucho más cimentado, la verdad es que para llegar a eso debieron enfrentar una serie de desafíos y problemáticas.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.

«Yo creo que la problemática más grande que nosotras identificamos fue, nosotras le dimos este nombre, esta cultura de subsistencia, en donde claramente las personas que llegaron a habitar este territorio necesitaban sobrevivir, por ende, muchas de sus prácticas culturales tenían que ver con cosas que iban en contra de la naturaleza, como talar árboles, sobrepastoreo, que uno no puede decir que es reprochable en este minuto, porque claramente tiene su razón de ser, pero nosotras queremos tratar de ir cambiando esa cultura hacia una cultura del cuidado, del jardín. De que estos jardines también son productores, no solamente de alimentos, sino que también de saberes, de cuidado, de salud. Otra problemática súper importante es que estas plantas nativas sirvieron como medicina durante mucho tiempo. Acá la conectividad en la región es súper reciente. Entonces, igual era un problema que estos saberes, de estas mujeres que se tenían que sanar con plantas nativas, que tenían que aprender a sanar a otros con plantas nativas, se estaban perdiendo totalmente», cuenta Vania.

«Definitivamente tuvimos que sortear otros dos grandes desafíos, el primero es el espacio de infraestructura, de todas maneras. Nosotras nacimos muy de a poquito, aprendiendo a propagar, lo que no nos permitió quizás proyectarnos debidamente. La demanda también ha sido un poco compleja, porque las personas todavía no saben muy bien qué son las plantas nativas, cómo ocuparlas. Entonces, de a poquitito hemos ido creciendo, de la mano de cómo han ido saliendo esos proyectos, y de cómo las personas también aprenden a querer estas plantitas, a pedirlas, a querer integrarlas también en sus espacios comunitarios. Entonces, definitivamente un primer problema es infraestructura y el segundo es el conocimiento. Nosotras hemos tenido que ir generando ese conocimiento, de cómo domesticar cada planta, porque partimos propagando, pero en realidad no sabíamos nada, nadie sabe cómo domesticar las plantas de la región de Aysén, ni siquiera hay un libro que recopile la vegetación nativa de esta zona», agrega.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Victoria Vargas.

Objetivos por cumplir

Ubicado en una región con una geografía accidentada y una gran diversidad de microclimas y ecotonos, el vivero tiene como uno de sus principales objetivos explorar estos ecosistemas para comprender su composición y el papel crucial de las especies nativas en su preservación. Esta perspectiva le permite al vivero adaptarse a las particularidades de la región, reconociendo la necesidad de un enfoque personalizado para cada ecosistema.

«Nos motiva tremendamente que existan más viveros como el nuestro, y cuando digo como el nuestro, me refiero a viveros que quieran generar transformación social, que quieran inspirar a jóvenes, que quieran motivar a otras personas a realmente trabajar con la naturaleza, como una forma de sanar nuestra relación, y de volver a embellecer, a sanar a través de la medicina natural. Yo creo que ojalá un modelo similar al nuestro pueda ocurrir en otros lados, en que suceda que un grupo de personas motivadas digan: «¿Saben qué? Queremos llevar especies nativas, ¿por qué no las propagamos?». Un poco lo que está pasando en el Municipio de Valdivia. No nosotras liderando el proceso, pero sí tal vez acompañando, o ayudando, que otras personas se atrevan a tirarse a la piscina, igual como nosotras cuando partimos», comenta María Jesús.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Martín del Río.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Amelia Ortúzar.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Marcelo Mascareño.

«Igual si otras personas, dentro de la región, quisieran tener sus propios viveros, también sería increíble, porque finalmente el desafío es gigante, el desafío es muy grande, necesitamos muchas plantas nativas, y también la cantidad de ecosistemas que existen en esta región son tantos y tan diversos, que nosotras tampoco damos abasto para poder tener una buena colección de cada uno de esos mundos, por así decirlo. Entonces, creo que necesitamos mucho apoyo, creo que Naturaleza Pública se debiera extender, pero también hacia otras organizaciones», añade Vania.

Por lo mismo, este enfoque integral, que busca entender las interacciones de las plantas con su entorno, permite que las comunidades comprendan cómo interactuar con el paisaje y fomentar su protección activa. Este aspecto subraya no solo el potencial del vivero como una infraestructura de restauración ecológica, sino que también como un modelo económico y social que puede ser replicado para fomentar la sostenibilidad en otras partes del país.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Vania Brstilo.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Dani Casado.

«Yo creo que nuestro desafío acá en la Región de Aysén es muy grande, por lo que yo no me veo, como Naturaleza Pública, extendiendo este modelo a otras regiones, porque ya la Región de Aysén es un desafío gigantesco, pero sí me imagino, que si hay otras organizaciones que quieren replicar lo que hace Naturaleza Pública en otras partes de Chile, sería increíble poder acompañarlos, poder aconsejarlos. De la experiencia que nosotras tenemos, me encantaría compartirlo, abrirlo, porque en realidad hace falta más naturaleza pública, ojalá en todas partes, pero no sé si necesariamente nosotras liderando ese proceso, porque nosotras tenemos en el corazón restablecer como un equilibrio aquí entre comunidades y naturaleza muy fuerte, súper importante, y para eso hacerlo bien requiere de mucho tiempo. Entonces, yo definitivamente creo que Naturaleza Pública, su labor, está concentrada aquí», señala Vania.

Por todo lo anterior, el Vivero Triple Impacto se configura como una herramienta de innovación social, utilizando la flora nativa no solo para la restauración ecológica, sino que también para la creación de espacios verdes que contribuyan al bienestar comunitario. De esta manera, Naturaleza Pública se establece como una red que, más allá de producir plantas, busca generar conocimientos y colaboración que beneficie tanto al medio ambiente como a la comunidad.

Vivero Triple Impacto. Créditos: Naturaleza Pública.
Vivero Triple Impacto. Créditos: Marcelo Mascareño.
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