¡Tremenda! Joven de 20 años aspira a ser la primera astronauta chilena
Tiene 20 años, pero ha recorrido un largo camino para estar cada vez más cerca del espacio. A los 14 años, inspirada por Alyssa Carson, asistió a su primer campamento de la NASA. A los 17 años participó de la creación de Octa Aerospace, una empresa que crea nano-satélites con el fin de democratizar la exploración espacial. Hoy es la primera mujer chilena seleccionada en el programa de entrenamiento para astronautas de la International Academy of Astronautics. En Ladera Sur entrevistamos a Matilde y esto es lo que nos contó sobre sus sueños, sus logros y sus metas.
«Desde que tengo memoria he querido ir al espacio», dice Matilde Gaete. Es su sueño, pero también su motor para promover la exploración espacial para las futuras generaciones. Para esto explica el fenómeno del «efecto perspectiva» que experimentan los astronautas cuando ven la tierra desde la distancia: «El límite no es el cielo. Esto es algo súper potente que te invita a hacer cosas y a darte cuenta de que sí, es posible. El efecto perspectiva es un cambio cognitivo para los astronautas y se dan cuenta de que no hay límites entre países, que el planeta es súper frágil… Llegan con una misión de hacer cambios».
Actualmente, con tan solo 20 años, se transformó en la primera chilena seleccionada para el entrenamiento para astronautas de la International Academy of Astronautics. En otras palabras, aspira a ser la primera astronauta chilena.
El inicio del interés por el espacio exterior
Matilde cuenta que siempre le gustó todo lo relacionado con las áreas STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Sin embargo, su interés particular por el espacio exterior nació desde la preocupación que sentía por la tierra y el futuro.
A una temprana edad comenta que empezó a sentir «ecoansiedad», un concepto que la American Psychology Association (APA) define como un temor crónico de un colapso ambiental por escuchar las noticias catastrofistas sobre los impactos del cambio climático. «Me acuerdo de que me angustié muchísimo, me costaba dormir. En todos lados leía que si de aquí a cinco años no hacemos algo, el mundo se iba a acabar. Y me intenté distraer», indica Matilde.
Así llegó a leer artículos y ver documentales sobre la terraformación de Marte, un proceso hipotético en el que se pretende transformar este planeta hostil en un planeta que pueda albergar de manera sostenible a los seres vivos de la tierra. Una especie de Plan B por si todo en la tierra falla. «Lo presentaban como una opción, pero no me hacía lógica. Los esfuerzos para llegar a marte son brutales, con esos esfuerzos podemos revertir la situación acá», dice la joven, «ahí me empezó a interesar el desarrollo espacial y no he parado hasta hoy».
Cuando vino Alyssa Carson a Chile, en el marco del Festival Internacional de Innovación Social (fiiS) del 2018, Matilde debía hablar con ella. Alyssa actualmente tiene 23 años y es la primera joven en completar todos los campamentos de entrenamiento de la NASA. Es decir, es la persona más joven que aspira a ser astronauta. También es reconocida mundialmente por ser influencer de ciencias del espacio. En 2030 será parte de la primera tripulación que llegará a Marte.
«Para mí es un role-model. Entonces yo debía hablar con ella para preguntarle cómo lo puedo hacer, cómo lo hizo ella». Muy inspirada por su charla en el festival, Matilde postuló a su primer campamento de la NASA, que se realizaba en Alabama.
«El campamento fue maravilloso. Si bien la exigencia es más para estudiantes de secundaria, yo lo valoro mucho. Tuvimos muchas actividades prácticas y lo que más destaco fueron las conexiones con otros estudiantes alrededor del mundo», comenta la joven. En esta instancia también pudo conversar con un astronauta que estuvo en la luna por primera vez. Lo describe como un primer acercamiento a la industria y a cómo funciona el mundo de los viajes al espacio exterior.
Estos campamentos organizados por la NASA tienen el objetivo de fomentar la fascinación por el futuro de la exploración del espacio de niñas y niños. Cuentan con clases teóricas, pero también tienen simuladores de vuelo y materiales para realizar ejercicios de ingeniería y tecnología, como la creación de modelos de cohetes. Como explica Matilde, tienen un enfoque más introductorio. De estos Space Camps, por su nombre en inglés, han salido 10 niñeces que actualmente son astronautas.
Hoy es la primera chilena seleccionada para el entrenamiento para astronautas de la International Academy of Astronautics. Para esto tuvo que completar una postulación, y como tenía vasta experiencia en circuitos e ingeniería, no fue una tarea difícil.
Si bien exigían estos requisitos más técnicos, junto con sus calificaciones, la joven explica que gran parte del formulario tenía que ver con las intenciones: ¿Por qué te interesa ir al espacio? ¿Qué harías si te ganaras un proyecto en la organización? ¿De qué trataría tu proyecto? A lo que Matilde respondió que en su trayecto para volverse astronauta busca no sólo mejorar sus habilidades en ingeniería o ciencia, sino que siempre tiene el enfoque de abrir las puertas para las generaciones que vengan después de ella.
Un mes después de enviar su postulación recibió la respuesta. Cuando recibió la carta de aceptación del programa no lo podía creer.
El programa empieza en abril por lo que deberá viajar hasta Florida, pero previo al entrenamiento intensivo debe cursar seminarios teóricos. Además, necesita un certificado de vuelo médico que debe presentar antes de someterse de lleno a un completo programa que incluye vuelo acrobático, simuladores de gravedad cero y «5G», una tecnología tipo centrífuga que permite entrenar a los astronautas para soportar la gran aceleración que hay en los despegues.
Esta versión es más exigente que su campamento anterior, y al finalizarlo estará un paso más cerca de convertirse en astronauta. «Esto está recién partiendo. Estoy súper orgullosa de este logro, pero sé que no es el objetivo final. Yo quiero ir al espacio» dice con determinación la joven.
Durante muchos años se habló del espacio exterior como un lugar desconocido y aterrador, pero Matilde asegura que no hay nada que temer. «No me da miedo. Siento que cuando uno conoce a lo que va y lo entiende, esas incógnitas dejan de ser incógnitas, porque lo comprendes. No me da miedo, sino todo lo contrario. Estoy súper emocionada. Me preguntan si me asusta el vuelo acrobático, 5G, ¿No te da miedo? ¡No! Es un experimento, voy a ponerme en mis límites, me emociona muchísimo».
Democratizar la exploración espacial
Durante sus años de educación media, Matilde participó en la creación de Octa Aerospace, que nació con el objetivo de ser la primera empresa aeroespacial privada en Chile dedicada a fabricar componentes para CubeSats, un tipo de nano-satélite.
Los nano-satélites son satélites, pero más pequeños con el fin de abaratar costos. «Nosotros desarrollamos un Cansat, que viene de la palabra en inglés «Can», lata de bebida, entonces la idea es que todos los sistemas electrónicos y programables quepan en las dimensiones de una lata de bebida», explica.
Octa Aerospace también surgió con la idea de democratizar el conocimiento, por lo que ahora se encuentran desarrollando kits educativos para llevar la educación STEM a las escuelas de Chile. Además de los materiales, entregan las herramientas y capacitación introductoria para los estudiantes.
«La gracia de los nano-satélites es que son súper interdisciplinarios. No sólo tiene que ver con ingeniería mecánica o eléctrica, también tiene que ver con derecho espacial, por ejemplo. Al final, son disciplinas súper distintas, pero que lo puedes juntar en torno al espacio, que es súper llamativo sobre todo para los niños», reflexiona Matilde.
STEMinista desde pequeña
Matilde se define a sí misma como STEMinista, palabra que deriva desde STEM y feminista y que se enfoca particularmente en el acceso pleno y equitativo de niñas y mujeres en estas áreas de la ciencia.
En el 2018, cuando tenía 14 años, se unió a la «primera generación» de Tremendas, la organización que se creó «por la iniciativa de Julieta Martínez, que tan sólo a sus 15 años de edad notó que jóvenes y adolescentes no eran escuchadas ni involucradas en los espacios de participación y supo que si quería lograr algún cambio no podría hacerlo sola», como indican en su web.
Aunque está enfocada en su camino a ser astronauta y en su carrera como ingeniera, nunca ha dejado su lado activista. Como Alyssa Carson hizo con ella, Matilde espera que este logro también motive a generaciones más jóvenes a no abandonar sus sueños.
Así, reflexiona «si tú llegas y te enfrentas a un espacio en donde no hay mujeres, o no te ves representada o representade, tú asumes una responsabilidad y ahora tú tienes la responsabilidad de abrir esos espacios para futuras generaciones. Y si a veces se frustran, es por lo mismo, pero la diferencia está en cómo uno transforma esas emociones negativas para lograr algo. Aplica no necesariamente con las cosas espaciales, sino con cualquier cosa que quieras hacer en la vida».