Viajar a dedo, en carpa, con una cocinilla y sólo llevando lo estrictamente necesario. Viajar por largos periodos de tiempo, visitando sólo comunidades locales y sumergiéndose en la cultura del destino, siempre saltándose las capitales. Viajar sin miedo, explorando, descubriendo y aprendiendo. Así es la vida de Teresa Abumohor (31), una viajera empedernida que ha hecho de su vida una eterna expedición y la cuarta entrevistada de una sección que destaca a personas que están en busca del equilibrio presentada por Agua Mineral Puyehue.

©tere abumohor
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Entrar al departamento de la Tere es como entrar a un pequeño museo de la vida salvaje. Plantas de todos los tamaños, máscaras talladas, pequeños instrumentos de música, texturas de leopardo, cuadros de chita y libros del mundo animal, son algunas de las cosas que más resaltan a simple vista. “Mis lugares favoritos en el mundo son el Amazonas y África, cuando decoré mi casa traté de mezclar esos lugares porque no quería sentirme en mi casa, quería sentirme viajando. Hay un poco de todo lo que me gusta, animales, plantas, maderas recicladas y diseños a mi medida”, cuenta la aventurera mientras se acomoda junto a su perro, Lucas.

A muy temprana edad, la Tere decidió que quería ser una exploradora igualita a los que veía en los programas del Animal Planet. Y contra viento y marea lo logró. Partió juntando plata para viajar cada verano y hoy, con una larga lista de recorridos en el cuerpo, la joven se dedica a generar contenidos de viajes y a organizar expediciones grupales cada año.

©tere abumohor
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Con un nuevo proyecto televisivo en marcha, estará en Santiago por lo menos tres meses parada. “Hace mucho que no tenía que estar tanto tiempo aquí”, cuenta la aventurera, asegurando que el tiempo que pasa en la capital no es en vano, pues aprovecha cada momento libre que tiene para escaparse con su carpa al cerro o a la playa, acompañada siempre de su perro y de su mejor amiga. Con esta última está preparando un gran viaje que la tendrá fuera todo el próximo año. “Nos vamos a recorrer África en auto por un año. Queremos proponérselo a auspiciadores y trabajar en ruta para hoteles, restaurantes y agencias de turismo, generándoles contenido. Yo tengo mi productora audiovisual y mi amiga, la Anita, es ingeniero comercial y va a hacer un curso sobre marketing digital. Entonces, la idea es ofrecer el paquete completo”.

¿Cómo partió este gusto tan absoluto por los viajes?

Desde chica, siempre fui así. Me acuerdo que mi mamá cuando me dejaba ver tele, en vez de ponerme canales de monitos animados, me ponía el Animal Planet. Así fue como me empecé a fascinar con ese mundo. Veía a los exploradores en la tele y me preguntaba, ¿por qué yo no puedo ser ellos? Y así fue como me lo puse de objetivo, desde chica siempre tuve el panorama muy claro. Me costó mucho y nadie creía que lo iba a lograr. Pero luché por llegar aquí.

©tere abumohor
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¿Qué es para ti lo más difícil de esta vida de viajera?

Es muy demandante. La mayoría es bueno, es mi sueño. Pero es mucha pega. Hay veces que me pregunto por qué no tengo una pega estable, de 9 a 6 en una oficina. Como soy autodidacta y yo manejo mis tiempo, hay semanas en que no duermo, trabajo de sol a sol. Un nivel muy alto de intensidad, sin días libres. Después de nuevo me toca una semana que tengo menos cosas, y después de nuevo no paro. Y tengo que complementar eso con mi vida, con el deporte, con estar despierta, con estar creando cosas.

Hoy estás exactamente en ese lugar al que, cuando eras pequeña y veías el Animal Planet, decidiste que querías llegar, ¿cómo construiste este camino?

Antes de cumplir 18 años, me iba siempre a viajar por Chile. Me iba a mochilear o subía cerros los fines de semana. Lo mío era harta montaña, cerros, deporte. Más tarde me puse a trabajar los viernes y sábados para ahorrar. Con esa plata viajé dos veranos seguidos. Al tercer verano me fui a hacer un voluntariado al Amazonas, donde me quedé cuatro meses con gente con la que sigo teniendo relación hoy en día. Ahí aprendí a hacer artesanías y con eso me fui de viaje más largo, haciendo trueques. Fue muy gracioso. Cada año buscaba formas diferentes para financiarme los viajes. Más tarde empecé a competir en bicicleta, entonces, le proponía el proyecto a los auspiciadores, y en vez de ir sólo para la carrera, me quedaba meses viajando. También empecé a escribir para revistas como Travel Time y Outdoor, y así juntaba plata para quedarme viajando después de las carreras, porque yo no gastaba nada, tenía mi carpa y mi cocinilla. Era otro tipo de viaje.

©tere abumohor
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¿Y cómo llegaste a juntar tus viajes con el mundo audiovisual?

Yo estudié Administración en Ecoturismo, nada que ver. Pero en el año 2013, cuando hice uno de mis grandes viajes por África durante 4 meses después de un mundial, decidí empezar mi blog. Quería que la gente viera lo que yo estaba haciendo. Me empezó a ir súper bien con eso, tenía muy buena recepción. Y así fui poniéndole más cosas, hasta que llegué al palito selfie. Me sacaba fotos en los destinos y así descubrí que también podía empezar a grabar. Entonces partió mi pasión por comunicar, por la cámara, por lo audiovisual. Viajaba con un computador que tenía que era del porte de dos celulares juntos, se llamaba Sony Vaio Pocket y era enano. Ahí editaba mis videos y los compartía, y de pronto me empezaron a llamar para proyectos.

Y ¿cuándo es que surge Gen Nómade?

Así fue cómo fui hilando las cosas. El mundo audiovisual me quedó gustando y me dio la idea de hacer Gen Nómade. Viajar documentando lo que veía. TVN enganchó con la idea e hicimos 14 capítulos que hoy están repitiendo. Hoy tengo nuevos proyectos televisivos que también me tienen muy contenta.

©tere abumohor
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Pero ese ha sido tu gran proyecto…

Gen Nómade es como mi hijo porque fue el momento cúlmine de muchas cosas que venía desarrollando hace años. Lograrlo no fue fácil. Yo partí mandando un mail al canal, nunca tuve un contacto con periodistas, ni una guía. Fue todo gracias a un gran trabajo que hubo por detrás. Yo aprendí todo sola, a editar, dirigir, grabar. Partí sabiendo cero, fui bien autodidacta. Tuve pequeños mentores y gente con la que trabajé que me ayudaron bastante. Pero el proceso fue sentido común y mucho esfuerzo.

Y la bici, ¿cuál es su espacio dentro de esta historia?

Hace tiempo que no ando. Fueron 5 años que estuve full compitiendo. Todo partió cuando estaba en la universidad y me quería preparar para hacer una carrera de aventura. Entonces, mi parte más débil era la bicicleta, no andaba ni para atrás. Así que me puse a entrenar como loca. Me armé una bicicleta piola y empecé a andar. Al final me quedé con eso. En ese tiempo pololeaba con Víctor que competía en elite y nos fuimos juntos a un mundial maratón en Francia el 2012. Los años siguientes seguimos viajando a carreras por Asia, por Australia y después fuimos a África donde luego de competir, yo me quedé viajando sola con mi bicicleta. Fueron dos meses en los que me di cuenta que lo mío no era tanto competir, que siempre me gustaba más la parte de después, quedarme recorriendo, metiéndome a lugares aventureros, con animales y con gente. Y siempre grabando. Después de ese viaje dejé un poco la bici de lado y me fui por seis meses a viajar a dedo por todo Sudamérica. Partí por Chile, crucé Argentina, luego Brasil, Bolivia, Perú y desde ahí llegué en barco hasta a Guyana.

©tere abumohor
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¿Todo ese tiempo viajando sola?

En ese viaje conocí a la Nathy (Pinheiro), que fue con quien construí Gen Nómade. Con ella viajé tres meses y cuando volví a Chile ya tenía full las ganas de hacer un programa. También me dio la idea de organizar viajes grupales por el Amazonas. Son viajes de aventura donde acampamos en la selva, nos quedamos con comunidades locales y vamos a los mercados. Es muy experiencial. Y ahora estoy sumando nuevos destinos por Nepal y por Kenia.

Es, en el fondo, sumar a las personas a tu forma de viajar que dista completamente de la idea del viaje convencional. Es un viaje con carpa, a dedo, con tiempos largos…

Exacto. Lo mío no son los típicos viajes de llegar a sacarme la foto postal. Yo me meto a lugares remotos, casi nunca voy a ciudades y las capitales las trato de evitar. Me gustan los pueblos, me gusta quedarme en las casas de la gente, muy poco en hostales, menos en hoteles. Me gusta la experiencia de vivir con la gente local.

©tere abumohor
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Y, ¿cómo llegas a armar ese lazo?

Muchas veces solo tocando puertas. Pregunto, ‘señora sabe dónde me puedo quedar con mi carpa’. Generalmente te invitan, la gente de los pueblos es gente muy abierta, te comparten lo que tienen. Uno también llega aportando, la idea es compartir. Yo traigo esto, ustedes traen esto otro. Ese es el viaje que me gusta. Sí, es rico irse una semana a un resort. Pero un viaje para mí es recorrer. El viaje que quiero hacer por África es así, recorriendo por un año, quedándome con las comunidades locales.

¿Has tenido alguna mala experiencia?

Sí, varias veces. Siempre se tienen malas experiencias, pero se aprende. Nunca han sido cosas extremas. Por ejemplo, una vez haciendo dedo un tipo intentó tocarme la pierna, pero le dije que parara el auto y me bajé ahí mismo. Otras veces me han robado, pero también porque he sido descuidada. Me he quedado 30 horas tirada porque un bote se echó a perder en plena selva o me he pasado de mi parada de bus porque me quedé dormida. Pero, nunca me ha pasado algo tan malo, y eso que he viajado mucho.

Tu blog se llama Viajando Conmigo, ¿qué significa para ti el hecho de viajar sola y por qué lo recomiendas tanto?

Las veces que viajé sola fue cuando más aprendí, es cuando realmente te cambia la vida. Es cuando tienes que valerte por ti misma, administrar tu tiempo, cuidarte. Al final aprendes con quién relacionarte y hacerte amigo. Viajar sola para mÍ es realmente estar sola o estar con la gente local. Recomiendo darse el tiempo de esa introspección, preguntarse por qué quieres hacer ese viaje sola, qué estás buscando, entender qué quieres dejar atrás o qué quieres enfrentar. Eso el viaje te lo va contestando, es como una terapia. De repente cuando no estoy tan bien, viajo sola y se me abre la cabeza. Y puede ser un fin de semana al cerro o una caminata de tarde, pero sola. Todo es un viaje.

©tere abumohor
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Cuéntame de un viaje que te haya marcado mucho personalmente

Uf. África. En ese viaje luego del mundial recorrí sola Kenia, Zimbahue, Zambia, Malahui, Namibia y Sudáfrica. Fue increíble porque viajé en un camión lleno de turistas. Son unos overlanders que proponen viajes de bajo presupuesto donde tú pagas un fijo por tu cupo y viajas con tu carpa. Ellos te llevan por los parques nacionales y te dan comida, pero tú estás todo el día sola. Entonces, yo pescaba mi bici en la mañana y me iba a recorrer. Llegaba en la noche. Así conocí un montón. Iba por las calles de los pueblos con mi bicicleta y las personas me llamaban desde sus casas o desde los colegios. Me invitaban, me daban agua, me hacían tomar a sus niños. Fue un viaje increíble que me marcó mucho.

¿Cómo es tu rutina para prepararte para un gran viaje?

Primero veo los lugares a los que quiero ir. Veo cuánto puedo gastar. Si es un viaje largo, por ejemplo, intento hacer dedo para no gastar plata en locomoción. Me gusta acampar, estar en la naturaleza, y siempre voy cocinando, así que finalmente no es tanto lo que gasto. Pero sí es importante para mí fijar a qué lugares quiero ir, qué culturas quiero conocer, qué quiero aprender, la ruta que quiero seguir. Y bueno, en mi maleta llevo lo mínimo, para mí la maleta más chica es la que mejor me acompaña porque no tienes que llevar tanto peso. Siempre llevo mi computador y mis equipos para generar contenido. Sobre la rutina misma dentro del viaje, si es por pega me despierto en la mañana, como desayunito y parto a recorrer. En la noche llego y traspaso todo el material, genero contenido y me termino acostando tarde siempre. Es harta pega.

©tere abumohor
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Y, ¿cómo logras complementar estos mundos?¿dónde encuentras tu equilibrio?

En la naturaleza, en los animales, en las culturas nuevas, ahí es donde encuentro todo lo que me mueve. Muchos de mis últimos viajes han sido por pega, y aunque cueste creerlo, son viajes muy diferentes. Ves otras cosas, estás pendiente de otras cosas. Mi equilibrio está cuando logro juntar estos dos mundos. Para mí en la vida salvaje es donde encuentro mi balance y poder juntar mi fuente de trabajo con lo que más me gusta, es lograr el perfecto equilibrio.

Agua Mineral Puyehue te invita a buscar tu equilibrio este verano y a compartir qué es lo que más te hace feliz. Usa el hashtag #buscaelequilibrio en tus fotos y revisa las historias de los buscadores, aquí.

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