La primera vez que oímos sobre la restauración de ríos, estábamos acampando en Futaleufú, tras un refrescante día remando las grandes aguas de este formidable río. Entre mates y fogatas, el rugir del río se vuelve protagonista de las conversaciones con personas de distintos rincones del planeta. En medio de diversos relatos, un kayakista canadiense comentó: “Soy ingeniero y trabajo desmantelando represas, para restaurar ecológicamente los ríos”. Esto nos dejó boquiabiertos. En un país donde las centrales hidroeléctricas se han naturalizado como “una necesidad” y las comunidades humanas no tienen garantías del tipo de desarrollo al que aspiran, la idea de desmantelar represas parecía provenir de otro universo.

A tan sólo tres años de aquella noche, tal idea comienza a cobrar cada vez más fuerza entre los movimientos por los ríos libres en Chile. Así, Weston Boyles, director internacional de la ONG Ríos to Rivers, nos dio la oportunidad de hablar con la institución que está liderando este proceso en Estados Unidos.

Conversamos con Serena McClain, miembro de la ONG American Rivers. Esta organización ambiental estadounidense se dedica a proteger y restaurar ríos para la sociedad y ecosistemas. Serena es la directora del programa de restauración de ríos, lo que significa que dirige el plan nacional de remoción de represas. Su trabajo en los últimos 13 años ha consistido en demostrar cómo la restauración de los ríos puede asegurar la calidad de vida y desarrollo económico del país.

¿Cuáles son las principales razones para el desmantelamiento de represas en Estados Unidos?

Nuestra principal motivación es la restauración ecológica, para beneficio humano y ecosistémico. A través de estudios y trabajos en terreno, descubrimos que la eliminación de represas es la forma más rápida y efectiva de restaurar las funciones ambientales de un río. Esto permite recuperar el rol de corredor biológico que los ríos representan, especialmente para los peces nativos. De esta manera, se restablece el sistema de transporte de sedimentos naturales y mejora la calidad del agua, lo que también es mejorar la seguridad de los habitantes de la cuenca.

Además, una represa es una infraestructura finita, que requiere una costosa mantención y tiene una vida útil de funcionamiento, tras lo cual suele convertirse en una estructura obsoleta. Lo que descubrimos en Estados Unidos, es que un gran número de represas que se construyeron hace 50 a 100 años, habían empezado a envejecer repentinamente y presentar reiterados problemas técnicos. Por lo que cuando se remueve una represa, se elimina no solo un obstáculo para los peces, sino que un potencial peligro para los seres humanos.

Central Angostura ©Paulo Urrutia
Central Angostura ©Paulo Urrutia

Entiendo, pero ¿hay alguna razón cultural, como el valor espiritual de los ríos para los pueblos originarios?

Sí, claro. Especialmente en la costa oeste, tenemos muchas más tribus nativas que están activas en el oeste que tienen derechos sobre el salmón en ciertos sistemas fluviales. Debido a estos derechos, por la importancia cultural y espiritual del salmón para estos pueblos, la importancia de restaurar esta especie y permitir que florezca es de una importancia aún mayor.

En los Estados Unidos, a principios del siglo XX, hubo un boom en la construcción de represas. ¿Qué lecciones aprendieron de esto? Es asombroso ver ahora un frenesí en el desmantelamiento de todas estas represas…

Algo que aprendimos con el tiempo, es que los avances científicos nos han permitido comprender mejor los impactos que tienen este tipo de infraestructuras en los ecosistemas fluviales y marinos. Recientes investigaciones indican la especificidad que presentan ciertas especies de peces en la búsqueda de las condiciones ideales de hábitat y alimentación, por lo que la uniformidad de las condiciones que produce una represa, genera un ecosistema homogéneo de gran vulnerabilidad.

La ciencia ha demostrado que la causa de la disminución de varias especies de peces se debe en gran medida a las represas, que además de obstaculizar su paso, no permiten un flujo continuo de nutrientes, así como microorganismos, de los cuales se alimentan estos vertebrados acuáticos. Los peces se han convertido en los bioindicadores de la salud de nuestras cuencas. De esta manera, la tendencia para revertir esta situación es remover estas represas, para permitir el correcto funcionamiento natural de los ecosistemas fluviales. En Estados Unidos existen cerca de 100.000 represas, y en este corto período de tiempo hemos podido remover 1.492, aún así tenemos mucho trabajo por delante.

Represa en proceso de demolición ©American Rivers
Represa en proceso de demolición ©American Rivers

Por supuesto, pero el número que ya ha desmantelado es mucho más grande que cualquier otro país del mundo.

Es cierto, pero también hay una organización en Europa (Dam Removal) que desde hace algunos años propone el desmantelamiento de represas en aquel continente, y lleva un registro del gran número de represas que allí se han eliminado.

¿Hay algún proyecto emblemático de desmantelamiento de represas en el que hayas trabajado? Y, ¿qué tipo de cambios han observado en los ríos después de eliminar con éxito una represa?

Uno de los ejemplos a los que siempre apuntamos es el desmantelamiento de la central hidroeléctrica Edwards, en el río Connecticut, en Maine. Esta fue retirada hace casi 20 años y es uno de los proyectos que consideramos el inicio del gran movimiento de remoción de represas en los Estados Unidos. Una de las razones por las que aún hablamos sobre ese proyecto -aparte de su carácter pionero en aquel entonces- es porque la represa lleva removida el tiempo suficiente, y ha habido suficientes desmantelamientos de otros diques en esa cuenca, que ha sido posible observar la recuperación de las poblaciones de arenque de río (Alosa sp.). Es una locura, pero a tan solo diez años después del desmantelamiento de la central Edward, este pez pasó de estar casi extinto en el río a poblaciones de uno a dos millones de individuos. Por ello, todavía hablo sobre ese proyecto, porque realmente demuestra el tipo de éxito que podemos tener. A pesar de que hay varios proyectos emblemáticos de remoción de represas en todo el país que han ocurrido en los últimos años, los cuales aún están en curso y estamos monitoreando, Edwards es sin duda un caso ejemplar.

Hay un gran proyecto de desmantelamiento en el río Klamath, donde en 2021 se eliminarán tres mega centrales y la ONG Ríos to Rivers realizará un gran intercambio de estudiantes de América y otros continentes del mundo, para permitir que los estudiantes observen y aprendan de este proceso. ¿Qué participación tendrá American Rivers en aquel proyecto?

Sí, formamos parte de la colisión de agrupaciones que trabajan en la remoción de las represas en el río Klamath. Sin embargo, siempre prefiero hablar sobre proyectos de remoción a mediana o pequeña escala. Sin duda, las remociones de mega represas son muy importantes, y son increíblemente atractivas para el público general, sin embargo, si observas los problemas de las represas en los Estados Unidos, y no sé si es lo mismo en Chile, pero a lo largo de nuestros país son las centrales hidroeléctricas más pequeñas las que están teniendo mayor impacto y que ofrecen una gran oportunidad de remoción. De hecho, la mayor cantidad de represas que han sido removidas en los Estados Unidos, yo diría que la altura y la escala promedio de esas represas está entre 12 a 20 pies de altura (4 a 10 metros).

No es tan alta, en comparación con las mega represas icónicas de Estados Unidos, como la presa del Cañón de Glen (220 m) en el río Colorado, por ejemplo.

Correcto. Sin embargo, el impacto ecológico que las represas tienen en una población de peces u otra especie acuática, no importa si se trata de una represa de 200 o 5 metros, la mayoría de estos organismos no podrán superar tal obstáculo.

Represa del Cañon de Glen ©Adbar
Represa del Cañon de Glen ©Adbar

Es muy interesante lo que dices Serena, porque ahora en Chile se está produciendo un cambio desde la construcción de grandes represas, que todos sabemos que son muy perjudiciales para las personas y los ecosistemas, hacia la idea de que construir muchas mini hidroeléctricas va a ser mejor, pero por lo que dices aquella idea es incorrecta.

Desde una perspectiva ecológica, el impacto que grandes y pequeñas centrales hidroeléctricas tienen, incluidas las mal llamadas “centrales de paso”, son similares. Especialmente si estás pensando en construir múltiples represas en una cuenca hidrográfica, vas a fragmentar y segmentar continuamente el hábitat de ese río. Así, la capacidad del río para funcionar correctamente en un punto de su recorrido depende del estado completo de la cuenca: el movimiento del agua y los sedimentos, la temperatura, la concentración de oxígeno, los hábitats disponibles, etc. Ya sean insectos, que alimentan a los peces, o invertebrados acuáticos, que filtran el agua, está todo entrelazado, y cuando pones una represa en el sistema, tan solo una, detienes el flujo de estas relaciones. Así, imagínate si construyes 20 pequeñas represas en el mismo río, eso es simplemente aniquilar ese sistema.

Desmalentamiento de represas en el río Elwha, Washington DC, USA © John Gussman
Desmalentamiento de represas en el río Elwha, Washington DC, USA © John Gussman

Como cierre nos gustaría saber, ¿qué recomendaciones tienes para los países que aún están invirtiendo en la construcción de represas, grandes o pequeñas, como en Chile u otros países de América Latina?

Nunca diría que todas las represas son malas, pero creo que hay que hacer un análisis realmente minucioso de las alternativas para satisfacer las necesidades energéticas y agrícolas de un país. Les digo a ustedes lo mismo que a los empresarios que planean nuevas represas en los Estados Unidos: si están planeando construir una central hidroeléctrica, consideren también los otros tipos de energía renovables más ecológicas que se pueden establecer. Una vez que comprendes el impacto social y ecológico que la energía hidroeléctrica hoy en día tiene, comparada con la energía solar o eólica, el futuro está claro: las centrales hidroeléctricas están destinadas a desaparecer.

 

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