Relaves mineros al mar: la última idea que tuvieron las mineras
La minería siempre ha tenido que lidiar con un gran inconveniente: la cantidad de desechos que se producen como subproducto de los minerales extraídos. “Relaves” es el término que se le da a área ocupada por dichos desechos, que incluyen metales pesados y químicos como cianuro, arsénico, plomo, cadmio, zinc y mercurio, entre otros. Según Bnamericas, la industria minera produce 1,4 megatoneladas diarias de relave en sus depósitos cupríferos, y la cifra va en aumento.
En Chile hace rato que escasean los lugares “adecuados” para dejar esos relaves, razón por la cual las mineras ahora han propuesto una nueva y escalofriante idea.
En Chile, los desastres causados por la mala disposición de relaves mineros han sido cuantiosos. Nadie los quiere cerca ni lejos de su hogar o comunidad. Depositarlos en zonas alejadas o áridas con poca biodiversidad no es garantía, porque fenómenos naturales como la lluvia o los aluviones arrastran los contaminantes hasta las comunidades, tal como sucedió con las lluvias de principio de año, que pusieron en riesgo a las comunidades del norte del país. Y es que con el cambio climático ni el árido norte se salva de los eventos inesperados e improbables del clima… ya no es posible fiarse del comportamiento climático del pasado, para prevenir el futuro.
En ese contexto, a las empresas mineras en Chile se les ocurrió una idea “brillante”: depositar los relaves mineros en el mar, a través de un ducto que llevaría toneladas de residuos a una especie de valle en el fondo marino.
El océano: Misteriosa y delicada cuna de vida
El océano es uno de los grandes misterios del planeta. De hecho, 95% del fondo marino no ha sido mapeado, lo que significa que conocemos apenas un 5% de él. Podemos decir que hoy se conoce más sobre la superficie de la luna que de las profundidades oceánicas. Más aún, los océanos son los ecosistemas más complejos del planeta. Las variables involucradas en su salud y dinámica son infinitas. Por todo lo anterior, es imposible predecir el comportamiento que tendrían los desechos mineros una vez depositados en el fondo del mar.
Esta incertidumbre es razón suficiente para aplicar el tan importante Principio Precautorio, clave para prevenir la degradación de la naturaleza por actividades económicas humanas. No sabemos cómo podrían los desechos afectar al tan complejo ecosistema marino, sus especies y a nosotros, los humanos que nos nutrimos de la pesca. Los efectos del daño ambiental podrían serían amplios e incontrolables, pues una vez que los desechos son dejados en el fondo marino, es difícil que pueda volverse atrás. Si aún desconocemos la mayoría del fondo marino, no sabemos qué seres lo habitan y cómo se relacionan con su misterioso hábitat, ¿cómo podríamos dormir tranquilos mientras un ducto deja caer toneladas de residuos contaminantes y ciertamente peligrosos?
Un taller internacional para discutir la idea
Para saber más de esta preocupante iniciativa, dos renombrados ambientalistas chilenos —Juan Pablo Orrego, presidente de Ecosistemas, y Flavia Liberona, directora ejecutiva de la Fundación Terram— asistieron en junio a un taller internacional realizado en Lima, en el cual se discutió la viabilidad de depositar relaves mineros en el mar. El taller fue organizado por el Grupo Conjunto de Expertos Sobre los Aspectos Científicos de la Protección Ambiental Marina y la Organización Marítima Internacional. Consulta aquí el artículo que Orrego escribió sobre el tema.
En el taller se conoció que la idea de llevar desperdicios mineros al mar no es nueva. Es algo que ya ocurre en Canadá, Turquía, Papúa Nueva Guinea y en algunos países africanos como Togo. Increíblemente, el Gobierno noruego autorizó hace poco el uso de un fiordo (estrecha entrada de mar) prístino como depósito para los relaves de una mina de rutilo. En el taller, un funcionario del Gobierno de Noruega argumentó la decisión señalando que “el beneficio social de la mina es superior a la destrucción del fiordo”. ¿Según quién? Nos preguntamos algunos…
Los partidarios de la propuesta consideran que tirar relaves al mar no conlleva necesariamente un peligro. Afirman que los riesgos son mínimos, pues al no haber oxígeno en el fondo del mar, no se produce el efecto químico que hace que los relaves contaminen. En este sentido argumentó Leonel Sierralta J., ex funcionario del Ministerio de Medio Ambiente en Chile y actual Director Científico de Iniciativas Sustentables para la Minería, en una carta abierta que escribió en respuesta al artículo de Orrego. En ella expresa que aunque ha habido casos desastrosos de depósitos mineros al mar, también existen casos en los que la iniciativa se ha llevado a cabo en países desarrollados siguiendo criterios ambientales exigentes y basados en la ciencia.
Esos argumentos no convencen a quienes se oponen a la propuesta. Es el caso de los cinco senadores chilenos que presentaron un proyecto de ley para prohibir la descarga de relaves en el mar.
Una alternativa: Neutralizar el peligro
Orrego propone regular la minería de forma más severa, exigiendo que antes de depositar los relaves, las empresas mineras extraigan de ellos todos los metales pesados y neutralicen sus químicos. De ese modo sería factible depositar relaves prácticamente inertes en lugares apropiados, tales como antiguos piques mineros (perforaciones verticales profundas). Las empresas tendrían incluso una oportunidad de negocio al extraer y reciclar los elementos peligrosos.
La propuesta es sensata. Es razonable que las actividades económicas riesgosas para el ambiente continúen sólo en la medida en que puedan neutralizar sus impactos. Si generamos más desechos de los que podemos tratar es porque no estamos actuando sosteniblemente, lo que significa, que no estamos asegurando la conservación de un planeta sano para nuestra descendencia. ¿Hay alguien que considere que aquello es justo y aceptable?
Fuente: Organización Relaves ( www.relaves.org)